Del sitio Camino Católico:
¡Madre mía, socorre a mis hijos! Que esta palabra sea el
grito de
mi corazón desde la aurora.
¡Oh María!, que
tu bendición los acompañe, guarde, defienda
anime y sostenga en todas partes y en
todas las cosas.
Cuando postrados ante la presencia del Señor le ofrezcan
sus tributos de alabanzas y oración; cuando le pregunten
sus necesidades, o imploren sus divinas misericordias,
¡Madre mía, socorre a mis hijos!
Cuando se dirijan al trabajo donde el deber los llama;
cuando pasen de una ocupación a otra, a cada movimiento
que ejecuten, a cada paso que den y a cada nueva acción.
¡Madre mía, socorre a mis hijos!
Cuando la prueba venga a ejercitar su debilísima virtud y el
cáliz del sufrimiento se muestre ante sus ojos; cuando la
Divina
Misericordia quiera instruirlos y purificarlos por el sufrimiento,
¡Madre mía, socorre a mis hijos!
Cuando el infierno, desencadenado contra ellos, se
esfuerce en seducirlos con los atractivos del placer, las
violencias
de las tentaciones y los malos ejemplos,
¡Madre mía, socorre y cuida de
todo mal a mis hijos!
Cuando se acerquen a la sagrada mesa para alimentarse
con el pan de los ángeles, con el verbo hecho carne por
nosotros
en vuestras purísimas entrañas,
¡Madre mía socorre a mis
hijos!
Cuando en la noche se dispongan al descanso a fin de
encontrar con nuevo fervor al día siguiente su camino
hacia
la eterna Patria.
¡Madre
mía socorre a mis hijos!
Que tu bendición, Madre mía, descienda sobre ellos, en el
día, en la noche, en el consuelo, en la tristeza, en el trabajo
en el descanso, en la salud y en la enfermedad, en la vida y
en la muerte, y que esta no sea repentina, y por toda una
eternidad.
Así sea.
Se rezan tres Ave María
Feliz día de la Madre
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