24 de mayo de 2020
Nuestra Señora de Puertollano
La historia ha demostrado la constante presencia maternal de María Santísima en los momentos de dificultad, muy similares a los que atraviesa hoy la humanidad con la pandemia del Covid-19.
Uno de estos hechos ocurrió en España durante la Peste Negra que asoló a Europa en el siglo XIV; más exactamente a la localidad de Puertollano, situada en la Provincia de Ciudad Real.
Sucedió en el año 1348 cuando la gran peste llegó a este municipio desde el sur del país. Los cronistas de la época describen que la enfermedad arribó “como si de una nueva invasión árabe se tratara (…) asolando las aldeas, villas y ciudades el Campo de Calatrava”.
Señalan las crónicas que fue tal la mortalidad de la peste que la población de Puertollano quedó reducida a 75 habitantes, únicamente 13 familias.
Las narraciones de entonces describen aquel momento así: “Estando en tan gran aprieto, e agotados todos los remedios que alquimistas e curanderos podrían proporcionar, todos los que pudieron acudieron al templo para invocar la protección de la Madre de Dios, e pasaron toda la noche en la oración, e por la especial mediación de la Virgen hallaron remedio y consolación”.
Cuentan que en acción de gracias a Nuestra Señora -La Virgen de Gracia-, la población de Puertollano realizó el Santo Voto, que se conmemoraría a perpetuidad en las cercanías de la solemnidad de la Ascensión del Señor. Las crónicas indican: “Ansí en reconocimiento e gratitud por el celestial amparo facieron Santo Voto en honor de los desposorios de la Virgen con el Señor San José. Acuesta fiesta del Santo Voto es a perpetuidad, a celebrar todos los años el día de la octava de la Ascensión del Señor”.
Desde entonces, hasta hoy, los pobladores de la localidad española ofrendan a la Virgen María 13 vacas en recuerdo de las familias que sobrevivieron a la Peste Negra, mientras que los que acuden a los homenajes marianos, son agasajados con pan y garbanzos.
Pero ésta no fue la única gracia que María Santísima concedió al pueblo de Puertollano, en otra ocasión la conservó de otra peste. Así ocurrió durante el reinado de los Reyes Católicos, en 1486, año en que llegó una epidemia.
Muchas personas estaban muriendo, y como en el pasado, los que aún estaban sanos, acudieron al amparo de la Virgen pidiendo su auxilio.
Le prometieron a Nuestra Señora de Gracia que construirían una ermita en su honor si la epidemia cesaba. Lo fieles acudieron en procesión para señalar el lugar, y una vez en el sitio, el contagio cesó.
La ermita se sitúa a la entrada del valle llano que da nombre a esta ciudad.
23 de mayo de 2020
Nuestra Señora Salus Infirmorum
La milagrosa imagen de la Virgen Salus Infirmorum se encuentra actualmente en la iglesia de Santa María Magdalena.
Las hermanas camilianas en Roma están dando un gran testimonio ayudando a todos los enfermos del Covid19 que se encuentran en los hospitales en los que desempeñan su labor.
Las Hijas de San Camilo asisten con gran humanidad a los pacientes, no sólo porque en su cuarto voto prometen la asistencia a los enfermos incluso a costa de su propia vida, sino también porque se ponen en manos de la Virgen, especialmente a la imagen de la “Salus Infirmorum”, tan venerada por todos los religiosos camilianos y que es patrona de todos los agentes sanitarios.
La milagrosa imagen de la “Salus Infirmorum” o “Virgen de la Salud”, se encuentra actualmente en la iglesia de Santa María Magdalena de Roma.
Antiguamente, la imagen estaba custodiada por una noble dama romana, Settimia De Nobili. Un día Settimia cae gravemente enferma, y pide a un camiliano amigo, el padre Simonio que le hiciera el favor de llevar la imagen de la Virgen y colocarla sobre el altar. Él así lo hizo y la noble mujer, de forma inesperada, quedó totalmente curada del mal que la afligía.
La imagen de la Virgen volvió a su dueña hasta el día de su muerte, cuando la dio en herencia a la iglesia de Santa María Magdalena. Conociendo muchos la historia, fueron con fe a venerar la imagen pidiendo para sí mismos o por algún enfermo, y la imagen se llenó de flores y exvotos por los favores recibidos. Nicholas Gemini-CC BY-SA 4.0
La imagen de la Virgen Salus Infirmorum, también es llamada Virgen de la Salud, o Virgen de la Sanidad, porque ella es la protectora de los enfermeros y de todos los agentes sanitarios.
19 de mayo de 2020
Nuestra Señora de San Sixto
Del sitio Luz y artes:
Este cuadro titulado “La madonna Sixtina” o la “Madonna de San Sixto” es un gran cuadro atribuido a Rafael Sanzio, de 196 x 265 cm. que curiosamente todo el mundo conoce mucho más por sus ángeles del suelo, apoyados sobre una tarima, que por el cuadro total que en la actualidad está en la ciudad alemana de Dresden.
Encargado por el Papa Julio II en el año 1512 para la iglesia de San Sisto en Piacenza (Plasencia), Italia, fue llevado a Dresden (Alemania) en el año 1754 al ser comprado por el Príncipe de Sajonia Augusto III, estuvo tras la II Guerra Mundial en Moscú y se volvió a entregar a la ciudad alemana donde es la pieza más especial del Palacio Zwinger. Es un cuadro extraño para la época, pues a modo de un teatro vemos a las figuras religiosas entre las nubes del cielo pero emanando desde la tierra, enmarcada por el telón verde del fondo.
Santa Bárbara, San Sixto, la Virgen y el Niño Jesús forman los elementos principales del cuadro, donde en las últimas décadas los ángeles de la zona inferior se han apoderado de todo protagonismo de la obra. Este cuadro se cree que fue encargado para decorar la capilla en donde se iba a enterrar el Papa Julio II, para indicar a los presentes que todas estas figuras estaban en el sepelio del Papa, asistiendo al momento y ayudando al Papa al tránsito al Cielo. Se cree que el rostro de San Sixto en realidad es el retrato de Julio II. Como se dice que la amante del pintor Rafael, La Fornarina, sería la que dio rostro a la Virgen y una sobrina del Papa Julio II quien cedió su rostro para Santa Bárbara. El nombre de Sixto viene de “seis, sexto” y en el cuadro aparecen seis personajes, que parecen mirar hacia los espectadores en abstracto, a nadie en concreto, excepto San Sixto que mira directamente a los ojos de la Virgen.
Goethe, impresionado por el cuadro, escribió sobre Rafael lo siguiente: “Él creaba siempre lo que otros soñaban crear”. Sabido es que León Tolstoi y Fiódor Dostoievski tenían reproducciones del cuadro en sus despachos. El pintor y arquitecto italiano Carlo Maratti (Maratta) dijo: “Si me mostraran el cuadro de Rafael y nada supiera de él mismo, y me dijeran que es la creación de un ángel, lo hubiese creído”.
18 de mayo de 2020
Nuestra Señora de Capolonna
Del sitio Sud Senza Etá:
En un momento en que el mundo aparece sin rumbo, sin certeza, con la Verdad destrozada en muchas pequeñas verdades, en contraste unas con otras, la nostalgia de una verdadera luz que se enciende en el cielo de la vida renace cada vez, como una flor en primavera. Es María la que inventó el amor en la tierra... ( Mons Vincenzo Bertolone).
Frente a un cuadro bizantino que representa a la Virgen María con el niño Jesús en sus brazos, cada crotonés alimenta su sentido de pertenencia a esta gloriosa ciudad y alimenta su esperanza, y le cuenta a la Virgen de Capocolonna la historia de su vida.
Es la noche del tercer domingo de mayo y la gente de Crototres espigasne se mueve hacia "la luz", el "punto de vida", hacia la estrella de la mañana. Es el peregrinaje de la fe que rompe con la vida desenfrenada, con la soledad de la vida cotidiana, con la dispersión de las relaciones humanas.
Al menos por una noche, sienten la urgente necesidad de estar cerca de su Madre, Nuestra Señora de Capocolonna.
La devoción a Nuestra Señora se remonta, según los documentos recibidos, alrededor de 1500, enmarcándose en el contexto de las incursiones sarracenas que en ese momento azotaron la costa de Crotona.
El 1 de junio de 1519, una incursión sarracena casi destruye el promontorio de Capocolonna. Esta era una zona mágica donde se encontraban grandes templos como Hera Lacinia durante el período griego y donde el cristianismo había tomado el relevo del mundo pagano, sustituyendo el culto a la Diosa Madre por el de la Virgen Madre, gracias a la construcción de un pequeño santuario donde se encontraba esta imagen de María.
En la redada los turcos arrasaron con todo en señal de desprecio, incluida la pequeña iglesia, tanto que incluso se quemó el cuadro de Nuestra Señora. Sin embargo, según una vieja historia del canónigo Basoino, aunque los sarracenos habían encendido el fuego durante más de tres horas, la imagen no se quemó sino que irradió destellos milagrosos.
En ese momento la lona fue llevada al barco que iba a regresar a Turquía, pero en ese caso no podía ni siquiera moverse. Luego fue arrojado por la borda como un signo despectivo de liberación.
El lienzo caminó sobre las aguas hasta una zona de granjas y jardines, donde un granjero lo encontró y lo guardó durante años en un cofre. Este granjero, un tal Agazian, que estaba gravemente enfermo, se quedó sordo y ciego. En el momento de la muerte, llegó a su casa un fraile de San Francisco de Paula, a quien el campesino confesó poseer un cuadro de la Virgen que había encontrado en el mar.
Después de este episodio el hombre se curó completamente y desde entonces clamó por un milagro.
El fraile Mínimo llevó el lienzo a su monasterio en las afueras de la ciudad para guardarlo. Sólo más tarde el obispo de la época, Mons. Antonio Lucifero, después de una peregrinación devocional, decidió llevarla a la Catedral.
Con el siguiente obispo, Mons. Miturno, un humanista, se estableció el culto a Nuestra Señora de Capocolonna. Es del mismo mons. Miturno el primer documento que nos llegó, donde se decreta el culto a la Virgen de Capocolonna en la Capilla de la Catedral.
Unos años más tarde, entonces, el Papa Gregorio XII declaró el altar de la Virgen como privilegiado.
En resumen, la Virgen de Capocolonna vino a Crotone por mar y por esta razón comenzó la práctica de llevar el Icono al promontorio cada vez que la Ciudad necesitaba obtener gracias.
Así que en noviembre de 1519, después de una grave sequía, el obispo Antonio Lucifero quiso llevar la Virgen a su sede original. "La noche misma tuvo la gracia de la lluvia... durante tres noches... de modo que la devoción fue siempre mayor para todos, y así también crecieron los milagros de la misma".
Lo mismo ocurrió en diciembre de 1583 con el obispo Giuseppe Faraone y muchas veces en los años siguientes, y no se sabe, sin embargo, cuándo terminó esta costumbre.
Y de nuevo, en el año del terrible terremoto que asoló Calabria, el 8 de marzo de 1832, Crotone se postró delante de su Madre en la Catedral y la condujo al retorcido camino que lleva a la meseta de Capo Nao.
La fiesta en honor de la Virgen representada por el cuadro tiene lugar en mayo.
El 30 de abril se deposita el cuadro desde el altar particular de la catedral de Crotone y se coloca junto al altar cerca de la nave; el jueves de la segunda semana del mes los fieles se reúnen para el rito del "beso", en el que, después de la misa, se besa la imagen; el sábado de la segunda semana del mes el cuadro es llevado en procesión por las calles de la ciudad hasta llegar al hospital civil "San Giovanni di Dio", donde el arzobispo de Crotone suele hacer una breve oración de agradecimiento, y luego el cuadro es llevado de nuevo a la catedral, que para la ocasión permanece abierta hasta tarde.
El miércoles de la tercera semana del mes se abre la feria a lo largo de Viale Margherita, en el castillo de Carlo Castello di Caro V, a lo largo del puerto comercial, y en el estadio Ezio Scida.
El tercer sábado del mes se realiza la gran peregrinación a Capo Colonna, un promontorio a unos 15 km de la ciudad, que tiene lugar durante toda la noche, después de que el cuadro sale de la basílica alrededor de la una de la mañana, saludado por los fieles.
El "viaje" de María serpentea por las calles de la ciudad hasta el Cementerio, mientras la emoción y el llanto de los creyentes sinceros se muestran sin vacilación ante "nuestra" Madre.
En el cementerio se recita una homilía del obispo de la diócesis; luego la procesión reanuda su camino y llega a Capo Colonna a primera hora del amanecer donde reside durante todo el día del domingo. Por la noche, el icono es embarcado y llevado por mar hasta el puerto turístico de Crotone, donde es recibido a su regreso por fuegos artificiales.
El festival se cierra el 31 del mes, con el reposicionamiento de la pintura en el privilegiado altar de la basílica.