Del sitio ACIPrensa:
En septiembre de 1948 la Virgen María se apareció varias veces a una
postulante carmelita llamada Teresita Castillo y se dio a conocer como
"la Mediadora de Todas las Gracias". Desde entonces, fue creciendo la
devoción popular en Filipinas, el país con más católicos de Asia.
El Arzobispo de Lipa explica que el título de "Mediadora de Todas las
Gracias” se justifica porque hubo antiguos Padres de la Iglesia que lo
proponían, que el Cardenal Desiderio José Mercier en Bélgica lo propuso
para que se apruebe como dogma de fe y que China ya fue consagrada a
María como “Mediadora de todas las Gracias” en 1942.
Para el Prelado, los sufrimientos y humillaciones padecidas por la
vidente dan credibilidad firme a sus visiones y declaraciones. Solo tras
su muerte se reconoció su sumisión sincera a la voluntad de Dios y la
santidad en su vida cotidiana.
La Virgen le dijo a Teresita: “tú vas a sufrir, serás ridiculizada, pero no temas, porque tu fe te llevará al Cielo".
En las apariciones se vio una “lluvia de pétalos de rosa” de todos
colores, una variedad que solo se da en Rusia. Hubo varias locuciones de
la Virgen esos días y diversos hechos extraordinarios.
Teresita y la superiora hablaron con Mons. Alfredo Obviar, Obispo
Auxiliar de Lipa y capellán del Carmelo de Lipa, que fue testigo de la
lluvia de pétalos y de otros sucesos que reconoció como auténticos.
Mons. Cabrera afirma también que el decreto anterior del año 1951 que
negaba el carácter sobrenatural de los hechos y que consideraba todo
como un fraude tuvo "desde el temprano inicio" "una sombra de duda",
puesto que los obispos firmantes acabaron señalando que sí creían en la
veracidad de las apariciones.
Pese a todo, la devoción popular a la Virgen de Lipa se extendió y ahora ha sido confirmada con este decreto.
En el decreto firmado hace unos días, el Arzobispo de Lipa le da a "la
Santísima Virgen Madre bajo el título de Mediadora de Todas las
Gracias", el liderazgo de la "Filipinas católica y mariana en su lucha
decidida en defensa de la vida, la sacralidad de la institución del
matrimonio, la integridad de la familia y la importancia de la unión
natural y sobrenatural entre marido y mujer".
La ayuda de la Virgen, prosigue, es "esencialísima, en la medida que
Filipinas, Pueblo Amante de María", tiene una gran relevancia en la
defensa de la creación, la renovación de sí mismo desde su fe en Dios,
"el rechazo de la prevalencia del materialismo, el secularismo y el
ateísmo" y la promoción de una "cultura de bondad, amor, generosidad,
desinterés, el compartir, y la solidaridad entre los individuos y
naciones".
El Papa Francisco en persona, durante su viaje a Filipinas, rezó
brevemente ante la imagen de la Virgen de Lipa “Mediadora de todas las
gracias” el 17 de enero de 2015 en el Palacio Arzobispal de Tacloban.
24 de julio de 2020
23 de julio de 2020
Nuestra Señora de la Ciudad Vieja de Praga
Del sitio de la Agencia de Información Católica (AICA):
Una imagen de la Virgen María del siglo XVII emplazada en la cúspide de una monumental columna era el símbolo central de la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga, capital de la República Checa. El 3 de noviembre de 1918, la imagen mariana coronada con estrellas y la columna de 16 metros de altura sobre la que estaba fueron derribadas y demolidas por una multitud de hombres violentos anticatólicos.
La caída de la imagen fue notablemente simbólica, porque representó la caída del catolicismo y la monarquía. En ese año comenzó la disolución del católico Imperio Austrohúngaro.
El monumento original fue erigido como acción de gracias a Nuestra Señora por proteger a Praga de las tropas suecas al final de la Guerra de los Treinta Años en 1648. Fue obra del emperador Maximiliano III, de la dinastía Habsburgo.
Después del colapso del Imperio Austrohúngaro la estatua de la Virgen María “se presentó como un símbolo político, un símbolo de la esclavitud de la nación”. Después del establecimiento de Checoslovaquia como república independiente en 1918, la Iglesia Católica fue asociada con la monarquía caída y fue difamada.
A ello le siguió la Segunda Guerra Mundial y 40 años de régimen comunista, por ello, desde entonces, los católicos y demás creyentes cristianos han sido una minoría en la República Checa, que es un país que tiene una mayoría atea.
El proyecto de reconstrucción, intentado sin éxito en décadas anteriores, tuvo finalmente forma desde 1990. Aprovechando la caída del comunismo de la Unión Soviética, se constituyó la Sociedad para la Restauración de la Columna Mariana. La iniciativa fue objetada por una población mayoritariamente atea y de algunas comunidades protestantes. Además, tuvo que obtener los permisos necesarios y luego realizar la notable tarea de elaborar nuevamente el monumento.
El proyecto, que incluía la reconstrucción de la columna con una réplica exacta de la imagen de la Santísima Virgen, se demoró 23 años en llevarse a la práctica hasta el 4 de junio pasado en que la imagen mariana retornó a su lugar de honor y vuelve a dominar la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga.
La réplica ya estaba instalada en la puerta trasera de un templo en Tyn. De allí fue llevada hasta la plaza, donde se elevó hacia su pedestal con ayuda de una grúa de gran tamaño. El trabajo fue supervisado directamente por el escultor Petr Váni, quien dedicó 23 años de esfuerzo no remunerado a la restauración del monumento.
La Columna Mariana consta de 220 piezas de piedra que pesan 118 toneladas. En la parte baja, 16 bloques de piedra representan varias ciudades checas. La imagen de la Santísima Virgen está elaborada en piedra arenisca y representa a la Madre de Dios con las manos en oración, con una corona de doce estrellas y pisando al dragón infernal.
La reposición de la "columna mariana", como se lo llama al monumento, estuvo acompañada por canciones marianas, el tañido de las campanas de la torre de la Madre de Dios ubicada al frente y el aplauso de las personas presentes.
Los católicos checos expresaron su alegría por la colocación de la estatua, pero también muchos protestantes y no creyentes, que apoyaron el proyecto por su importancia histórica y artística y por considerar que la reconstrucción de la columna mariana representa un símbolo de reconciliación y una oportunidad para la paz con la esperanza de un futuro mejor.
Una imagen de la Virgen María del siglo XVII emplazada en la cúspide de una monumental columna era el símbolo central de la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga, capital de la República Checa. El 3 de noviembre de 1918, la imagen mariana coronada con estrellas y la columna de 16 metros de altura sobre la que estaba fueron derribadas y demolidas por una multitud de hombres violentos anticatólicos.
La caída de la imagen fue notablemente simbólica, porque representó la caída del catolicismo y la monarquía. En ese año comenzó la disolución del católico Imperio Austrohúngaro.
El monumento original fue erigido como acción de gracias a Nuestra Señora por proteger a Praga de las tropas suecas al final de la Guerra de los Treinta Años en 1648. Fue obra del emperador Maximiliano III, de la dinastía Habsburgo.
Después del colapso del Imperio Austrohúngaro la estatua de la Virgen María “se presentó como un símbolo político, un símbolo de la esclavitud de la nación”. Después del establecimiento de Checoslovaquia como república independiente en 1918, la Iglesia Católica fue asociada con la monarquía caída y fue difamada.
A ello le siguió la Segunda Guerra Mundial y 40 años de régimen comunista, por ello, desde entonces, los católicos y demás creyentes cristianos han sido una minoría en la República Checa, que es un país que tiene una mayoría atea.
El proyecto de reconstrucción, intentado sin éxito en décadas anteriores, tuvo finalmente forma desde 1990. Aprovechando la caída del comunismo de la Unión Soviética, se constituyó la Sociedad para la Restauración de la Columna Mariana. La iniciativa fue objetada por una población mayoritariamente atea y de algunas comunidades protestantes. Además, tuvo que obtener los permisos necesarios y luego realizar la notable tarea de elaborar nuevamente el monumento.
El proyecto, que incluía la reconstrucción de la columna con una réplica exacta de la imagen de la Santísima Virgen, se demoró 23 años en llevarse a la práctica hasta el 4 de junio pasado en que la imagen mariana retornó a su lugar de honor y vuelve a dominar la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga.
La réplica ya estaba instalada en la puerta trasera de un templo en Tyn. De allí fue llevada hasta la plaza, donde se elevó hacia su pedestal con ayuda de una grúa de gran tamaño. El trabajo fue supervisado directamente por el escultor Petr Váni, quien dedicó 23 años de esfuerzo no remunerado a la restauración del monumento.
La Columna Mariana consta de 220 piezas de piedra que pesan 118 toneladas. En la parte baja, 16 bloques de piedra representan varias ciudades checas. La imagen de la Santísima Virgen está elaborada en piedra arenisca y representa a la Madre de Dios con las manos en oración, con una corona de doce estrellas y pisando al dragón infernal.
La reposición de la "columna mariana", como se lo llama al monumento, estuvo acompañada por canciones marianas, el tañido de las campanas de la torre de la Madre de Dios ubicada al frente y el aplauso de las personas presentes.
Los católicos checos expresaron su alegría por la colocación de la estatua, pero también muchos protestantes y no creyentes, que apoyaron el proyecto por su importancia histórica y artística y por considerar que la reconstrucción de la columna mariana representa un símbolo de reconciliación y una oportunidad para la paz con la esperanza de un futuro mejor.
15 de julio de 2020
Nuestra Señora de la Santa Cruz (Argelia)
Del sitio Un Minuto con María:
Veinte años después del desembarco francés en las playas de Sidi Ferruch, al oeste de Argel, en 1830, un mal muy real golpeó a Orán en el siglo XIX. Se produjo una terrible epidemia de cólera en septiembre de 1849. En poco más de un mes, se cobró casi 2000 víctimas de una población estimada en menos de 30,000 y nada parecía poder detenerla. "El cólera se ha extendido sobre nuestra pobre ciudad como un buitre que la cubre con sus alas negras. Es casi imposible salir de casa o abrir la ventana sin escuchar el estertor de la última hora", escribió Pauline de Noirefontaine, una mujer francesa testigo del drama. Los hospitales están superados, se envían médicos y enfermeras militares desde París, la población local huye y propaga la enfermedad a las localidades vecinas. Nada parece poder contener al bacilo.
El general Pélissier, quien dirige el estado mayor local, reconoce la insuficiencia de los medios con que cuenta y decide recurrir a Dios y a la Santísima Virgen. El hombre no es un neófito católico, como lo demuestra la forma en que pretende que el padre Suchet, vicario general, organice las cosas: "No soy párroco y sin embargo soy yo, Pélissier, quien te dice: ¡Haz procesiones! ¡Coloca una virgen allá arriba en la montaña! Ella se encargará de expulsar el cólera”. La orden apenas se discute.
Cantando himnos, los fieles se reúnen en el barrio de la Marina que bordea el mar y se disponen a escalar las laderas de Aidid, un contrafuerte del monte Murdjajo en el que los españoles, presentes desde hacía mucho tiempo en la región, habían construido el fuerte de Santa Cruz en el siglo XVI. Una estatua de la Virgen los acompaña.
Esta oleada de devoción y oración tiene un efecto inmediato. Una cortina de lluvia cae sobre Orán, lavando el piso, los techos y las paredes. El cuerpo de agua se precipita por las alcantarillas pútridas y expulsa el líquido asqueroso que se había acumulado allí. La ciudad se salva.
A partir de este momento, los franceses de Argelia tienen un afecto especial por Nuestra Señora de la Santa Cruz, en cuyo honor se construyó una capilla dos años después, la cual llegaría a convertirse en un magnífico santuario con vista a la bahía. En 1965, tres años después de la independencia de Argelia, el obispo de Orán, Mons. Bertrand Lacaste, donó la estatua de la Virgen a los "pies negros", que se habían establecido en la región de Nimes y que querían dar continuidad a un culto que ya tenía más de un siglo.
Veinte años después del desembarco francés en las playas de Sidi Ferruch, al oeste de Argel, en 1830, un mal muy real golpeó a Orán en el siglo XIX. Se produjo una terrible epidemia de cólera en septiembre de 1849. En poco más de un mes, se cobró casi 2000 víctimas de una población estimada en menos de 30,000 y nada parecía poder detenerla. "El cólera se ha extendido sobre nuestra pobre ciudad como un buitre que la cubre con sus alas negras. Es casi imposible salir de casa o abrir la ventana sin escuchar el estertor de la última hora", escribió Pauline de Noirefontaine, una mujer francesa testigo del drama. Los hospitales están superados, se envían médicos y enfermeras militares desde París, la población local huye y propaga la enfermedad a las localidades vecinas. Nada parece poder contener al bacilo.
El general Pélissier, quien dirige el estado mayor local, reconoce la insuficiencia de los medios con que cuenta y decide recurrir a Dios y a la Santísima Virgen. El hombre no es un neófito católico, como lo demuestra la forma en que pretende que el padre Suchet, vicario general, organice las cosas: "No soy párroco y sin embargo soy yo, Pélissier, quien te dice: ¡Haz procesiones! ¡Coloca una virgen allá arriba en la montaña! Ella se encargará de expulsar el cólera”. La orden apenas se discute.
Cantando himnos, los fieles se reúnen en el barrio de la Marina que bordea el mar y se disponen a escalar las laderas de Aidid, un contrafuerte del monte Murdjajo en el que los españoles, presentes desde hacía mucho tiempo en la región, habían construido el fuerte de Santa Cruz en el siglo XVI. Una estatua de la Virgen los acompaña.
Esta oleada de devoción y oración tiene un efecto inmediato. Una cortina de lluvia cae sobre Orán, lavando el piso, los techos y las paredes. El cuerpo de agua se precipita por las alcantarillas pútridas y expulsa el líquido asqueroso que se había acumulado allí. La ciudad se salva.
A partir de este momento, los franceses de Argelia tienen un afecto especial por Nuestra Señora de la Santa Cruz, en cuyo honor se construyó una capilla dos años después, la cual llegaría a convertirse en un magnífico santuario con vista a la bahía. En 1965, tres años después de la independencia de Argelia, el obispo de Orán, Mons. Bertrand Lacaste, donó la estatua de la Virgen a los "pies negros", que se habían establecido en la región de Nimes y que querían dar continuidad a un culto que ya tenía más de un siglo.
14 de julio de 2020
Nuestra Señora Madre de Guayaquil
Del sitio Radio HuancaVilca:
Santa María Madre de Guayaquil es la
advocación propia de esta Arquidiócesis.
En el óleo de inspiración de
Mons. Antonio Arregui, arzobispo emérito de Guayaquil; y de la mano del
pintor Arturo Guerrero, en el 2010, se plasmó a la Virgen María con los
rasgos de la mujer guayaquileña, vestida de atuendo criollo y llevando a
su Niño Jesús en brazos, quien responde a su abrazo entregándole una
flor. La advocación fue presentada en el 2011 al tiempo que inició la
vida espiritual del Santuario en su honor.
“La Madre de Guayaquil inspira por su
mirada siempre tierna hacia Jesús y mirándolo nos enseña que Él es el
camino a quien todos debemos seguir; como “Madre del amor hermoso” nos
instruye en el amor profundo a los hijos, a la familia. Su expresión de
madre siempre tierna y solícita, refleja su entrega maternal,
permanentemente dispuesta a escuchar a quienes acuden a ella a
entregarle su oración”, explicó Padre Yair Rodríguez, responsable del
Santuario.
3 de julio de 2020
Nuestra Señora "La Madonnina"
Del sitio Aleteia:
Desde varias partes de Roma se ve brillar en lo alto de un monte una luz dorada, esa luz es la “Madonnina” que desde lo alto protege la ciudad eterna desde 1953.
En 1944 cuando las tropas de los EEUU desembarcaron en la ciudad de Anzio y comenzaron a avanzar por la ciudad de Roma, ocupada por las tropas alemanas, los romanos estaban realmente preocupados por un posible choque sanguinario entre las dos tropas, que podrían poner de rodillas a la entera ciudad.
Fue entonces que una vez más el papa Pio XII invitó a rezar a la Virgen, para pedir la urgente protección de la ciudad y no se perdieran más vidas y hogares.
La comunidad de don Orione, movidos por el llamamiento del papa comenzaron a recoger firmas entre los ciudadanos para hacer una promesa a la Virgen. Entre las primeras firmas estaba aquella de Giovanni Battista Montini, el futuro papa Pablo VI.
Se llegó a juntar más de un millón de firmas. El 4 de junio se pronuncia un voto formal a la Virgen Salus Populi Romani y la ciudad fue salvada de una inminente catástrofe.
El 11 de junio con un emotivo
discurso el papa delante de la Salus Populi Romani, agradecerá la
promesa cumplida y el pueblo romano decide de colocar una imagen en
honor a la Virgen.
El pueblo comenzó a juntar bronce, cobre, latón y el escultor hebreo, Arrigo Minerbi, que fue salvado de los nazis, escondido por los orionistas, se ofreció para realizar la escultura: “denme el cobre y les haré una hermosa estatua”.
Y así se construyó esta hermosa estatua de la Virgen de 9 metros apoyada en un pedestal de 18 metros, de varios materiales fundidos y cubierta de una capa de oro. Minerbi dudó en el rostro de la Madonnina, quería que sea realmente significativo, y basándose en el dicho popular “i primogeniti matrizzano” (se parece a su madre), la diseñó tomando de ejemplo de la Sábana Santa.
La Virgen desde lo alto en Monte Mario, uno de los puntos más panorámicos de la ciudad, continúa protegiendo toda la ciudad con una mano que indica al cielo y la otra que señala en bajo hacia Roma.
En el 2009 un fuerte tornado tiró del pedestal a la Madonnina, rompiéndose en varias partes. Con una cuidadosa restauración fue colocada de nuevo en su lugar el 24 de junio del 2010. Un acto que tuvo una solemne bendición concedida por papa Benedicto XVI: “María, Madre de Dios y nuestra, siempre en la cima a vuestros pensamientos y vuestros afectos, amable conforto de vuestras almas, guía segura y sostén de vuestros pasos, inspiradora persuasiva de la imitación de Jesucristo”.
Desde ese día continua bellísima y luminosa a vigilar la ciudad eterna y a toda su gente.
Desde varias partes de Roma se ve brillar en lo alto de un monte una luz dorada, esa luz es la “Madonnina” que desde lo alto protege la ciudad eterna desde 1953.
En 1944 cuando las tropas de los EEUU desembarcaron en la ciudad de Anzio y comenzaron a avanzar por la ciudad de Roma, ocupada por las tropas alemanas, los romanos estaban realmente preocupados por un posible choque sanguinario entre las dos tropas, que podrían poner de rodillas a la entera ciudad.
Fue entonces que una vez más el papa Pio XII invitó a rezar a la Virgen, para pedir la urgente protección de la ciudad y no se perdieran más vidas y hogares.
La comunidad de don Orione, movidos por el llamamiento del papa comenzaron a recoger firmas entre los ciudadanos para hacer una promesa a la Virgen. Entre las primeras firmas estaba aquella de Giovanni Battista Montini, el futuro papa Pablo VI.
Se llegó a juntar más de un millón de firmas. El 4 de junio se pronuncia un voto formal a la Virgen Salus Populi Romani y la ciudad fue salvada de una inminente catástrofe.
El pueblo comenzó a juntar bronce, cobre, latón y el escultor hebreo, Arrigo Minerbi, que fue salvado de los nazis, escondido por los orionistas, se ofreció para realizar la escultura: “denme el cobre y les haré una hermosa estatua”.
Y así se construyó esta hermosa estatua de la Virgen de 9 metros apoyada en un pedestal de 18 metros, de varios materiales fundidos y cubierta de una capa de oro. Minerbi dudó en el rostro de la Madonnina, quería que sea realmente significativo, y basándose en el dicho popular “i primogeniti matrizzano” (se parece a su madre), la diseñó tomando de ejemplo de la Sábana Santa.
La Virgen desde lo alto en Monte Mario, uno de los puntos más panorámicos de la ciudad, continúa protegiendo toda la ciudad con una mano que indica al cielo y la otra que señala en bajo hacia Roma.
En el 2009 un fuerte tornado tiró del pedestal a la Madonnina, rompiéndose en varias partes. Con una cuidadosa restauración fue colocada de nuevo en su lugar el 24 de junio del 2010. Un acto que tuvo una solemne bendición concedida por papa Benedicto XVI: “María, Madre de Dios y nuestra, siempre en la cima a vuestros pensamientos y vuestros afectos, amable conforto de vuestras almas, guía segura y sostén de vuestros pasos, inspiradora persuasiva de la imitación de Jesucristo”.
Desde ese día continua bellísima y luminosa a vigilar la ciudad eterna y a toda su gente.
2 de julio de 2020
Nuestra Señora de la Recuperación
Muchos favores espirituales o materiales han marcado el curso de su historia. La curación de Madeleine de Guénégaud -esposa de César Fébus d'Albrel, señor de Pons-, y la de una joven de Echebrune, a la que se le perforaron las piernas al nacer, son las más famosas.
En 1958, durante la peregrinación anual a Pons, un estallido de entusiasmo de varios sacerdotes diocesanos de la región, particularmente fieles a Notre-Dame de Recouvrance, pidió al entonces obispo -Monseñor Xavier Morilleau- la aprobación del favor de una coronación para marcar solemnemente la consagración del privilegio de Patrona de la Diócesis de La Rochelle et Saintes. Se presentó una petición de trece páginas al obispo de la diócesis, que la remitió voluntariamente a Roma, para obtener la coronación de la estatua en nombre del Soberano Pontífice. Y fue oficialmente uno de los primeros actos papales del Papa Juan XXIII, en un Breve Apostólico del 10 de abril de 1959, para prescribir, "en su nombre y por autoridad", la imposición de una corona a la estatua de Nuestra Señora de la Recuperación de Pons.Se trata de un privilegio convencional de la devoción mariana, que se une a la particularidad de las "Vírgenes coronadas", que ya tienen todas las diócesis de Francia con la excepción, hasta entonces, de la diócesis de La Rochelle et Saintes.
En 1252, los monjes de Cordeliers descubrieron la abertura de una gruta cortada en la roca cuando estaban limpiando el pedregal de una pendiente que limitaba su recinto, donde se había abandonado una estatua de una mujer sentada que sostenía a un niño sobre su rodilla izquierda. Vieron allí la imagen de la Santísima Virgen María. Construyeron una gran y hermosa capilla para exhibir la estatua.
Muy pronto la veneración pública rodeó a esta Notre-Dame de Recouvrance con un culto muy especial: se organizaron procesiones y se multiplicaron las peregrinaciones. Y muy pronto también abundan los milagros: se registran muchas conversiones y curaciones, que tienen un gran impacto, así como una protección especial en tiempos de peligro.
Durante 300 años, esta veneración, y los milagros que la acompañan, siguen creciendo. Se está organizando una hermandad. Los piadosos querían ser enterrados cerca del lugar donde la estatua fue descubierta, por lo que se creó un nuevo cementerio allí, independiente de los de las parroquias de Pons.
La fama de este centro mariano, y los milagros que allí se produjeron, se extendieron hasta Roma y, en 1513, el Papa León X escribió una bula concediendo preciosas indulgencias a todos aquellos que contribuyeran "a la ampliación del Convento de los Cordeliers de Pons, santuario de Nuestra Señora de la Recuperación".
En 1535, el obispo de Saintes, monseñor Julien Sodérini, concedió indulgencias a los miembros de la Cofradía de Nuestra Señora de la Recuperación.
1 de julio de 2020
Nuestra Señora Bet Mariam
Del sitio Minube:
El conjunto de las once iglesias excavadas en roca de Lalibela, Etiopía, fue declarado Patrimonio de la Humanidad en el año 1978. La ciudad de Lalibela sigue siendo, a día de hoy, un importante centro de peregrinación y culto.
La Iglesia de Santa María (Biet Mariam, Bêta Mâryâm) es, al igual que el resto, de culto ortodoxo. En su interior se conservan bonitos frescos y bajorrelieves pintados. Destacan las bonitas formas de sus ventanas.
La iglesia de los siglos XII-XIII de Bet Mariam («casa de María») se encuentra entre las iglesias (Bet Maskal, «casa de la cruz»), y Bet Danagel («casa de las vírgenes»).
No se trata de una iglesia demasiado grande sin embargo su tosca fachada (completamente monolítica), su decoración y sobre todo las pinturas de su interior hacen de este templo uno de los más brillantes del conjunto de Lalibela.
Dedicada a la Virgen, que es particularmente venerada en Etiopía, es la iglesia más popular entre los peregrinos. Hay quien cree que se puede tratar de la primera iglesia erigida por Lalibela.
Una de las curiosidades de esta iglesia la constituye una columna que se encuentra permanentemente cubierta por un paño bajo el cual, según nos explica un sacerdote se inscriben, en griego y Ge'ez, los 10 Mandamientos. Nadie ha visto ni leído tales inscripciones pero tampoco nadie duda de que se encuentren ahí, bajo ese “manto”, mas gris que blanco; para ahondar en el misterio, un diácono nos cuenta que en realidad las palabras inscritas en la columna hablan del presente y del futuro de la humanidad, sin embargo nuestro amigo “Sami” asegura que bajo el velo se hallan las calves que desvelarían el misterio de la construcción de todas las iglesias de Lalibela.
¡Quien sabe!, la realidad es que en este país el juego entre lo que se ve y no se ve, la realidad y la ficción, el mito y la leyenda es continuo y parece no importar a los cientos de peregrinos que acuden devotamente a estas iglesias. Los sacerdotes insisten que el pilar brillará durante siglos, y que el levantamiento del velo resultaría demasiado peligroso, lo cierto es que este tipo de “ocultismo” ayuda a mantener el halo de misterio que rodea Lalibela.
En la parte exterior existe una pequeña piscina en la cual se sumergen las mujeres infértiles durante la Navidad Etíope con la esperanza de recobrar la fertilidad que tanto anhelan.
La Iglesia de Santa María es parte de las iglesias excavadas de Lalibela. Este es sin duda el más venerado. Lleva un pequeño túnel y conduce a un pozo. Pequeño, totalmente tallada en piedra arenisca roja, la iglesia está en el centro, rodeado de los anexos "capillas". Tallas de sus pilares brillo, pulido por miles de peregrinos manos. Debe asistir a un servicio: los fieles, descalzo, agolpaban a las puertas. Los sacerdotes parecían muy amables: Debo decir que los extranjeros pagan un derecho de entrada.
El conjunto de las once iglesias excavadas en roca de Lalibela, Etiopía, fue declarado Patrimonio de la Humanidad en el año 1978. La ciudad de Lalibela sigue siendo, a día de hoy, un importante centro de peregrinación y culto.
La Iglesia de Santa María (Biet Mariam, Bêta Mâryâm) es, al igual que el resto, de culto ortodoxo. En su interior se conservan bonitos frescos y bajorrelieves pintados. Destacan las bonitas formas de sus ventanas.
La iglesia de los siglos XII-XIII de Bet Mariam («casa de María») se encuentra entre las iglesias (Bet Maskal, «casa de la cruz»), y Bet Danagel («casa de las vírgenes»).
No se trata de una iglesia demasiado grande sin embargo su tosca fachada (completamente monolítica), su decoración y sobre todo las pinturas de su interior hacen de este templo uno de los más brillantes del conjunto de Lalibela.
Dedicada a la Virgen, que es particularmente venerada en Etiopía, es la iglesia más popular entre los peregrinos. Hay quien cree que se puede tratar de la primera iglesia erigida por Lalibela.
En la cara este podemos contemplar dos hileras de tres ventanas. A tenor de lo que dicen los expertos, la hilera superior representaría la Santísima Trinidad, mientras que la inferior se cree representa la crucifixión de Jesús y los dos pecadores.
Sobre el pórtico occidental se encuentra un curioso bajorrelieve, maravillosamente tallado de San Jorge luchando contra el dragón.
En el interior se encuentra la verdadera joya de esta iglesia, se trata de los frescos que decoran los techos y paredes superiores cuya datación resulta imprecisa aunque sus similitudes con la pintura copta hagan pensar en que sus orígenes se puedan remontar al siglo IX. Continuamos en el interior y nos deleitamos con las columnas, capiteles y arcos cubiertos con detalles maravillosamente tallados como pájaros, animales y follaje, incluyendo un águila bicéfala y dos toros de lidia, uno blanco y uno negro (representando el bien y mal).
Una de las curiosidades de esta iglesia la constituye una columna que se encuentra permanentemente cubierta por un paño bajo el cual, según nos explica un sacerdote se inscriben, en griego y Ge'ez, los 10 Mandamientos. Nadie ha visto ni leído tales inscripciones pero tampoco nadie duda de que se encuentren ahí, bajo ese “manto”, mas gris que blanco; para ahondar en el misterio, un diácono nos cuenta que en realidad las palabras inscritas en la columna hablan del presente y del futuro de la humanidad, sin embargo nuestro amigo “Sami” asegura que bajo el velo se hallan las calves que desvelarían el misterio de la construcción de todas las iglesias de Lalibela.
¡Quien sabe!, la realidad es que en este país el juego entre lo que se ve y no se ve, la realidad y la ficción, el mito y la leyenda es continuo y parece no importar a los cientos de peregrinos que acuden devotamente a estas iglesias. Los sacerdotes insisten que el pilar brillará durante siglos, y que el levantamiento del velo resultaría demasiado peligroso, lo cierto es que este tipo de “ocultismo” ayuda a mantener el halo de misterio que rodea Lalibela.
En la parte exterior existe una pequeña piscina en la cual se sumergen las mujeres infértiles durante la Navidad Etíope con la esperanza de recobrar la fertilidad que tanto anhelan.
La Iglesia de Santa María es parte de las iglesias excavadas de Lalibela. Este es sin duda el más venerado. Lleva un pequeño túnel y conduce a un pozo. Pequeño, totalmente tallada en piedra arenisca roja, la iglesia está en el centro, rodeado de los anexos "capillas". Tallas de sus pilares brillo, pulido por miles de peregrinos manos. Debe asistir a un servicio: los fieles, descalzo, agolpaban a las puertas. Los sacerdotes parecían muy amables: Debo decir que los extranjeros pagan un derecho de entrada.
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