27 de mayo de 2019
Nuestra Señora de la Mayor de Sigüenza
Es la Virgen que mira al pueblo. Es la Virgen que sonríe y bendice a sus fieles, que la veneran con amor filial desde el siglo XII. Es la Virgen elegante y señorial que porta al Niño Jesús y que muestra, en catequesis de talla, la verdad y la hermosura de su humanidad y divinidad. Es la Virgen florecida, en claveles, gladiolos y nardos, que exhala el inconfundible buen olor de Cristo. Es la Virgen que enseña la grandeza del misterio y de la misión de María Santísima, la Intercesora y la Modelo. Es la Virgen compañera de camino y de afanes, transmisora de fe, de esperanza y de caridad. Es la Virgen Eucarística, que guarda en su regazo materno a Jesús Sacramentado y nos lleva siempre a El. Es la Virgen solidaria, que con su mejilla herida y abierta, se une al dolor de toda la humanidad, al grito y al llanto de los que sufren. Es la Virgen del perdón y de la misericordia, que nos llama siempre a reconciliarnos con Dios a través del sacramento de la confesión y a reconciliarnos con los hermanos. Es la Virgen que se enraíza con la historia de nuestra fe y guía e interpela a todos sus devotos para que sean fieles a esta misma historia de fe.
Es la Virgen de la Palabra, que, dichosa Ella, que escuchó la Palabra de Dios y al puso por obra, que tanto se adhirió a la Palabra que la Palabra se hizo Carne en sus entrañas de Virgen y de Madre y habitó entre nosotros. Es la Virgen coronada que nos indica que la mejor corona es la vida cristiana coherente, apostólica y comprometida de los hijos de la Iglesia. Es la Virgen procesionada con faroles y antorchas, con cirios y velas, que nos llama a correr bien la carrera y a dar el relevo para que todas las generaciones sigan proclamándola Bienaventurada en el Nombre del Señor y para Gloria suya.
Es la Virgen de la catedral, la Virgen de la iglesia principal de nuestra ciudad y de nuestra diócesis, “caput et mater ecclesiarum” ("la cabeza y madre de la Iglesia"). Es la Virgen de la Iglesia, la Virgen de nuestra Iglesia que peregrina, con su pastor al frente, en las tierras de Sigüenza-Guadalajara. Es, sí, la Virgen de la Mayor de Sigüenza, su Patrona, su Señora, su Madre, su Abogada, su Orgullo, su Corona, clave inequívoca y fecunda de su identidad más cierta.
La Virgen de la Mayor es una imagen originariamente románica, de madera de ciprés, traída a Sigüenza por el obispo Bernardo de Agén, reconquistador y restaurador de la diócesis, en el año 1124. Su emplazamiento primero fue la capilla mayor de la catedral, de donde procede su nombre popular: Virgen de la Mayor.
En las Actas de la catedral de Sigüenza del año 1197 consta que el entonces obispo Rodrigo mandó que ardieran día y noche ante la imagen de la Virgen de la Mayor siete lámparas, de plata grabada, llenas de aceite.
Artísticamente, es una imagen que representa el misterio de la Coronación de María. Es efigie «socia belli» («compañera de batalla»), ya que acompañaba al obispo Bernardo en sus intervenciones en pro de la reconquista del antiguo territorio diocesano. Es también imagen eucarística: tiene una concavidad con portezuelas al dorso, en donde se guardaban reliquias y el viático o Santísimo Sacramento.
En el año 1313, hallándose muy deteriorada la imagen, el obispo Simón Girón de Cisneros mandó revestirla de plata. Por ello, durante un tiempo fue llamada «La Blanca», título que no prevaleció ya que el pueblo seguía llamándola la Virgen de la Mayor. Durante la citada restauración de la talla, se procede también a otras acciones, que le dotan de una presencia más gótica -ágil, risueña, señorial, benedicente-, como actualmente puede contemplarse.
En 1493, según relatan las Actas de la Catedral de Sigüenza, comienzan la procesión anual de la imagen de la Virgen de la Mayor, cuya fiesta venía ya celebrándose en el domingo siguiente a la Asunción de María (entre los días 17 y 24 de agosto). Era obispo de Sigüenza Pedro González de Mendoza, el guadalajareño cardenal Mendoza.
El año 1522 el obispo de Sigüenza Fadrique de Portugal funda la Cofradía de la Virgen de la Mayor, cuyos primeros estatutos datan de 1598, siendo obispo de Sigüenza Lorenzo Suárez de Figueroa y Fernández de Córdoba
En 1609 se construye un nuevo retablo para la capilla mayor de la catedral. Es obra de Giraldo de Merlo. Era obispo de Sigüenza fray Mateo de Burgos. La imagen de la Virgen de la Mayor experimenta entonces distintos emplazamientos: en 1610 en la Iglesia de Santa María de Medina o Santa María de los Huertos -actual Iglesia de las Hermanas Clarisas y perteneciente al patrimonio catedralicio- y en 1617 y hasta 1673, en la capilla de la Anunciación de la catedral de Sigüenza, a cuyo efecto el artista Juan de Orihuela labra altar y retablo, que desde 1904 es ocupado por una imagen de la Inmaculada.
Entre 1666 y 1673, por mandato del obispo Andrés Bravo de Salamanca, el artista Juan de Lobera construye en el transcurro de la catedral un altar-retablo barroco destinado a la Virgen de la Mayor. Es desde entonces su sede.
En 1809, la imagen de la Virgen de la Mayor se libra milagrosamente de ser quemada por los franceses, en plena guerra de la Independencia. Con todo, un soldado francés deja huella de lo acontecido mediante un sablazo en la mejilla derecha de la imagen de la Virgen, que todavía permanece hoy.
En el año 1871, siendo obispo Francisco de Paula Benavides y Navarrete, se renuevan los Estatutos de la Cofradía de la Virgen de la Mayor, que han permanecido en vigor hasta 2005.
El 18 de marzo de 1906 es robada la corona de la Virgen de la Mayor y un anillo. Inmediatamente después, por suscripción popular y ayudas del Cabildo Catedralicio, se labra una nueva corona para la Virgen y las Religiosas Ursulinas bordan un manto de raso blanco para la fiesta de la coronación, que tiene lugar el 17 de agosto de 1906, presidida por el obispo de Sigüenza fray Toribio de Minguella y Arnedo.
Asimismo, en el anochecer de aquel día, se celebró una procesión especial por las calles Medina, Seminario, San Roque, Puerta de Guadalajara, Valencia, Fuerte, Mayor y Plaza. En los últimos treinta años no se había realizado esta procesión, cuyos orígenes datan de 1493.
En 1926 comienzan las gestiones para dotar de un rosario de faroles con los misterios del Rosario para esta procesión, que sale, por primera vez, a las calles seguntinas el 17 de agosto de 1928. Era obispo de Sigüenza Eustaquio Nieto Martín.
En octubre de 1936, en plena guerra civil española, el rosario de faroles es gravemente dañado. Tras el final de la guerra, se emprende su restauración y mejora y en la fiesta de la Virgen de la Mayor de 1943 sale el nuevo rosario de faroles. En sede vacante tras el martirio el 27 de julio de 1936 del obispo Nieto Martín, la diócesis era regida por el canónigo arcediano Hilario Yaben Yaben como vicario capitular.
Entre 1941 y 1946 -años de la restauración de la catedral, gravemente dañada durante la guerra civil- la imagen de la Virgen de la Mayor es ubicada en la capilla parroquial de San Pedro, dentro de la catedral.
En 1974, el obispo Laureano Castán Lacoma promueve una nueva restauración de la imagen, que además es despojada de los mantos que la revestían. Desde entonces la imagen ofrece la belleza cipresina de su original creación bajomedieval.
En 1998, la Cofradía de la Virgen de la Antigua de Guadalajara ofrece a la Cofradía de la Virgen de la Mayor de Sigüenza dos faroles de los misterios gozosos y dieciocho faroles de mano.
En 2000, la Cofradía hace entrega de un cuadro de la Virgen de la Mayor a la Casa de Guadalajara en Madrid y restaura el histórico trono barroco de la Virgen de la Mayor.
En 2005, con fecha 24 de junio, el obispo José Sánchez González aprueba los nuevos Estatutos de la Cofradía de la Virgen de la Mayor y, con fecha 15 de noviembre, la Dirección general de Turismo y Artesanía de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha declara fiesta de interés turístico regional a la procesión de los faroles. En el año 2006, se celebra el centenario de su coronación y en 2008 se inaugura una nueva iluminación de su hornacina.
En el día de la festividad de la Virgen de la Mayor, que es, desde finales del siglo XV, el domingo siguiente a la solemnidad de la Asunción de la Virgen María, los actos conmemorativos se desarrollan en tres grandes momentos. El primero de ellos comienza a las ocho de la mañana. Varios cientos de fieles participan en el tradicional Rosario de la Aurora, que recorre las travesañas y las murallas de la ciudad. A continuación, en el altar de la Virgen de la Mayor se oficia una Eucaristía.
A las 12 horas, el obispo diocesano preside la Eucaristía central y principal de la Jornada. Más de medio millar de fieles acuden a la misma. Cantará la Coral Santa Cecilia de Sigüenza.
El momento más esperado del día llega a partir de las nueve de la tarde. Comienza con el rezo del rosario ante el altar de la Virgen de la Mayor, mientras va saliendo la procesión en su honor, que media hora más tarde está ya en las calles de la ciudad.
Es la procesión de los faroles en honor de la Virgen de la Mayor, que recorre las principales vías de la ciudad, acompañada de varios miles de fieles.
El tañido de las campanas catedralicias, el desgranar del Santo Rosario y los sones de la banda de música aportan el sonido inconfundible de la más bella noche seguntina, iluminada por los cirios de los faroles procesionales y las luces artísticas y monumentales de la ciudad, mientras que los nardos, los gladiolos y las rosas en honor de María Santísima de la Mayor esparcen sus mejores olores y fragancias al igual que del corazón y de los labios de los seguntinos salen las más hermosas y conmovidas plegarias y oraciones en la fiesta anual de su Madre y Señora.
13 de mayo de 2019
Nuestra Señora de El Panecillo
Del sitio de la Virgen del Panecillo:
El Panecillo está coronado actualmente por una escultura gigante de aluminio de la «Virgen de Quito», creada en 1975 por el español Agustín de la Herrán Matorras, el cual se basó en la Virgen de Legarda o Apocalíptica; obra del siglo XVIII de Bernardo de Legarda, uno de los más importantes representantes de la Escuela quiteña, la cual la podemos ver en el altar mayor de la Iglesia de San Francisco.
La Majestuosa Virgen de Quito, está compuesta por siete mil cuatrocientas piezas, numeradas cada una de ellas, por lo cual se la pudo unir como un rompecabezas; esta es la mayor representación de aluminio en todo el mundo y ocupa el lugar 58 entre las imágenes más altas del mundo, es incluso más alta que la imagen de El Cristo Redentor de Brasil.
El 4 de noviembre de 1955, se da el permiso para realizar los cimientos o base del monumento, se ve la base, la misma que tiene una altura de once metros, está hecha de piedra y cemento armado, conformada de 18 columnas que representan a las provincias que hasta ese año tenía el Ecuador.
El Padre Rigoberto Correa es el ejecutor de la obra.
La obra fue inaugurada el 28 de marzo de 1975 con una misa campal a la que asistieron 1500 personas que subieron en peregrinación desde la Basílica del Voto Nacional (era una pre inauguración, pues todavía faltaban ensamblar las alas).
En el mes de septiembre de 1975, se acabó de colocar las alas.
El material en el que está hecho el monumento es el PERALUMAN 3 que es una aleación de platino el aluminio, estaño y otros metales, estas piezas están soldadas con pequeñas piezas de platino y ajustadas con pernos.
La escultura representa a la Virgen María tal como se la describe en el libro bíblico del Apocalipsis: una mujer con alas, una cadena que apresa a la serpiente que tiene bajo sus pies y que representa a la bestia. Es por ello que además de los nombres de Virgen de Quito ó Virgen de Legarda (por el escultor de la obra original), esta estatua también es llamada Virgen del Apocalipsis.
12 de mayo de 2019
Nuestra Señora de Legarda
Del sitio Hasta la vuelta, Señor:
Bernardo de Legarda era uno de aquellos maestros mestizos que hicieron brillar el arte quiteño de la época. En 1732 fue contratado por los padres franciscanos, quienes deseaban una imagen de la virgen de la Inmaculada Concepción para uno de los retablos de las capillas laterales de la monumental Iglesia de San Francisco que regentaban en la ciudad de Quito.
Poniéndose manos a la obra, tomó una pieza de madera de apenas 30 centímetros. La imagen tallada por Legarda tenía sus antecedentes en esculturas españolas del siglo XVII, pero en esa costumbre de los artistas quiteños de enriquecer y barroquizar todo, llenándolo de adornos que representaban la comunión de las culturas indígena y española, logró crear una Virgen que casi parecía moverse, graciosa, dinámica y a la vez serena. El detalle tan peculiar de las alas, que no se había visto en ninguna Virgen creada antes, obedecía al pensamiento de Legarda de que si no las ponía, sus santos no podrían llegar al cielo.
La Virgen representaba a la Inmaculada Concepción, como era lógico pues ese había sido su encargo; pero también representaba la asunción al cielo, detalle expresado con las alas; y también el triunfo de la iglesia sobre el pecado, representado por la serpiente que es aplastada por la Virgen con sus pies mientras la mantiene atada con una cadena.
11 de mayo de 2019
Nuestra Señora de la Blanca (I)
Del sitio Mariología:
La antigüedad que a Consuegra se atribuye, siglo y medio entes de Cristo, hace al griego Consaburo su fundador; de ahí que, desde tiempo inmemorial, Plinio el Joven, Antonino y Ptolomeo citan en sus textos a los Consaborenses o Consaborrunses que, desde entonces, mantienen sus nativos con apelativo.
Todas las civilizaciones que ocuparon la Hispania sentaron aquí sus vivencias. La época romana, durante varios siglos, tuvo esta zona como asentamiento en sus dominios, tanto que de aquel tiempo aún se conservan vestigios da algunas obras de la época: presa romana, acueducto, castillo, circo romano, puentes y murallas fueron y son testimonios de la importancia que tuvo entonces Consuegra.
La continuidad da su historia sigue a la par con la de España, hasta situarnos en el siglo XII. El establecimiento, en gran parte del centro de España, de las Órdenes militares hace a Consuegra Capital, Cabeza y Sede del Gran Priorato de la Militar y Soberana Orden do San Juan do Jerusalén, antes de Roda y Malta, con dominio en los Reinos de Castilla y de León, como Castellanía. El carácter de la Orden tanto militar como religiosa hace que el fomento de la religión se imponga en los dominios priorales. Parece ser que allá por el siglo XIII -y así entramos en la referencia mariana sobre la patrona de Consuegra- que, en algún lugar del Castillo que sirvió como Sede Prioral y que aun se conserva restaurado, se acondicionó una ermita; sí hay datos concretos a partir del siglo XVII; hemos conocido los vestigios y parte de los muros que integraban la Capilla, de 19 metros de larga por cuatro de ancha, en la zona sur del Castillo y en la parte más elevada.
El retablo de la ermita tenía como dedicación especial una imagen de la Virgen con la advocación de Ntra. Sra. de la Blanca y así estaba grabado en el frontis de la mesa de altar con esta inscripción “Verdadero retrato de la milagrosa imagen de Nuestra Señora de la Blanca en el Castillo extramuros de la Villa de Consuegra”. Así lo hemos conocido en el dibujo que, debajo de la imagen, en el retablo, se ha conservado en una plancha de cobre grabada. Los habitantes de la entonces Villa subían de continuo a venerar la Virgen, a la que popularmente sobrepusieron el nombre de “Virgen del Castillo”. Hasta entonces no era venerada como Patrona de Consuegra, sólo como “Virgen de la Blanca”, que fue siempre la especial advocación para los Caballeros de la Orden de San Juan.
La singular predilección que también los vecinos de la Villa ofrecían a la venerada imagen y ante el ambiente creado para que fuese la principal advocación del pueblo hacia la Virgen motivó que el Ayuntamiento al unísono con los Caballeros Sanjuanistas formulasen los trámites ante la Iglesia para que la Virgen de la Blanca o del Castillo fuese proclamada, mediante Voto Perpetuo, Patrona Principal de la Villa de Consuegra; mas no por eso dejó de ser también, durante algún tiempo, “Virgen del Castillo”. Todo esto fue prevenido mediante una serie de reuniones y consultas a todos los estamentos locales, tanto religiosos, conventos, cofradías, etc. Las dos parroquias vecinalmente, la de Santa María y la de San Juan, con todas sus Hermandades, mantuvieron una constante actividad en favor de ello, confirmando y apoyando la propuesta de los Justicias y Regidores de la Villa.
Durante unos años, ya como Patrona, la imagen de la Virgen, cada año era trasladada desde el Castillo, alternativamente, a cada una de las dos parroquias para celebrar las fiestas patronales y después fue definitivamente trasladada a la parroquia de Santa María, donde recibió culto hasta la “francesada”, cuyas tropas quemaron la Iglesia y en ella la sagrada imagen.
En 1819 se rehabilitó lo que había sido convento e iglesia de los franciscanos de la provincia de San Antonio, quemada también, y en el altar mayor fue colocada la nueva imagen de la Virgen de la Blanca. Ya en este siglo, la Guerra Civil motivó, con su tragedia, una nueva recuperación de la imagen que, tras su entronización en el retablo mayor, fue declarada por Ayuntamiento, en 1951, además de Patrona como lo era, Alcaldesa Honoraria y Perpetua de la Ciudad, y el Ayuntamiento Mayordomo Perpetuo. Consuegra había recibido en 1929 el título de Ciudad, por privilegio de S. M. el rey D. Alfonso XIII.
9 de mayo de 2019
Nuestra Señora de Treggiaia o Nuestra Señora de los Niños
El 21 de julio de 1451 en la ciudad italiana de Treggiaia, sucedió un evento extraordinario. La Virgen María quiso aparecerse a una pobre mujer desesperada que estaba a punto de suicidarse tirándose al río. Esta mujer era una joven mamá que acababa de perder a su tercer hijo, tras haber fallecido sus anteriores dos pequeños niños sin enfermedad previa ni causa aparente.
Con el nacimiento del tercero, el esposo de la mujer, que atribuía la muerte de los otros niños a su negligencia, la amenazó de muerte si le sucedía algo al recién nacido.
Esta mamá vigilaba constantemente a su pequeño hijo con mucha esperanza, con mucho amor, y a la vez con gran temor. Así que es de imaginarse el inmenso tormento y terror que experimentó cuando un día, al regresar a casa para alimentar a su bebé, lo encontró frío como un cadáver. Desesperada de dolor por la pérdida de su hijo, y por miedo a las amenazas de su marido, corrió hacia el río Roglio, con la intención de terminar con su vida.
Mientras corría frenéticamente por el camino, se le apareció una mujer de noble porte que la convenció amorosamente para que no siguiera, y la acompañó a su casa, asegurándole que su pequeño hijo aún estaba vivo.
Al llegar, encontraron el niño inmóvil y sin vida, pero tan pronto como la Virgen lo tomó entre sus brazos, comenzó a respirar y su cuerpecito comenzó a moverse de nuevo.
La alegría de la madre fue inmensa y después de haber agradecido a la piadosa Benefactora con toda su alma, le preguntó por su nombre y dónde vivía, para poder darle una prueba de su gratitud. Ella contestó: “Me llamo María y vivo en Cigoli, entre Roque y Miguel”; y luego de decir esto, desprendiendo rayos de luz, desapareció.
Días después la mamá se dirigió a Cigoli con una canasta de alimentos para agradecer a la Señora. Dio vueltas por todo el pueblo, pero no encontraba a dama alguna llamada María en todo el lugar que se pareciera a su Señora. Cansada, fue hasta la iglesia y allí la descubrió: la mujer no pudo contener sus lágrimas al reconocer en la imagen de la Virgen María a la amada y piadosa bienhechora que había resucitado su hijo.
Desde entonces son muchas las mamás que llegan al santuario de la Virgen de los niños, para agradecer el don de la maternidad o para pedirle este don.
3 de mayo de 2019
Nuestra Señora de Civitavecchia
La Virgen de Civitavecchia podría haber comunicado a los videntes que la batalla entre Dios y Satanás está hoy centrada en la destrucción de la familia.
“Satanás es poderoso y quiere desencadenar el odio, es decir, la guerra para destruir a la humanidad. Y para alcanzar este objetivo quiere derribar la Iglesia de Dios, comenzando con la pequeña iglesia doméstica que es la familia”, dijo el vidente Fabio Gregori, papá de la pequeña Jessica que vio a la Virgen por primera vez en Civitavecchia el 10 de abril de 1995, en una entrevista concedida al mensual Studi Cattolici (junio 2015).
El mensaje de la Virgen sigue la profecía de Sor Lucía Dos Santos, a quien se le apareció la Virgen en Fátima desde niña, confesada al cardenal Carlo Caffarra, que habló de una lucha entre Dios y el diablo sobre “vida y familia”.
En 1995, una virgencita de yeso que representa a la Virgen de la Paz y procedente de Medjugorje, lloró sangre trece veces.
Fue entre el día 2 -día de la presentación de Jesús en el Templo, en que se recuerda que el profeta Simeón predijo a la Madre de Jesús el martirio de su Corazón– y el 6 de febrero de 1995, ante la familia Gregori, en la localidad de Borgo Pantano, pueblo de Civitavecchia (Italia), y el 15 de marzo, en las manos de Girolamo Grillo, obispo de la ciudad.
Desde 1996, una segunda virgencita, idéntica a la anterior, regalada a los Gregori por el cardenal Andrzej Maria Deskur -muy amigo del papa Wojtyla– cuando la justicia italiana, en abril de 1995, tuvo bajo embargo a la virgencita durante algún tiempo, emanó un óleo perfumado, no presente en la naturaleza, en los días de las fiestas litúrgicas, y siempre más a menudo en presencia de gente que oraba.
En base al protocolo tradicional de la Iglesia, el caso fue estudiado inmediatamente por la Comisión teológica diocesana, formada por 11 miembros entre los cuales se encontraban expertos de gran importancia (como el padre Stefano Fiores del Marianum y en un primer momento también el padre René Laurentin); al final la mayoría se pronunció a favor de la sobrenaturalidad del evento.
Diez años después, el 15 de marzo de 2005, con un decreto del obispo Grillo, la parroquia que custodia la estatua de las lágrimas de sangre fue elevada a santuario.
En abril de 2014, en la vigilia del vigésimo aniversario de las apariciones, el nuevo obispo en el cargo, Luigi Marrucci, coronó a la virgen junto a Grillo, al obispo Giovanni Marra y muchos sacerdotes de la diócesis.
Un acto formal y explícito por parte de la diócesis, mientras la Iglesia no se ha pronunciado aún formalmente sobre las apariciones.
Gregori subraya que, durante las apariciones, la Virgen dijo que “sin una nueva conversión, muchos pastores podrían haber traicionado su vocación, incluso con graves escándalos, y que la Iglesia habría conocido una nueva gran apostasía, es decir, renegar de las verdades cristianas fundamentales reafirmadas durante los siglos por la tradición y la doctrina”.
Por eso, “alrededor de la familia y la vida se lleva a cabo la batalla contra la dignidad divina del hombre”. La destrucción de esta unidad llega al culmine cuando la comunión conyugal no es reconocida en la “necesaria diversidad y complementariedad sexual”.
1 de mayo de 2019
Nuestra Señora de la Corteza
Del sitio Aleteia:
La Virgen María en su advocación de Nuestra Señora de la Corteza, cuya aparición creen los fieles católicos se produjo en un tronco el 11 de febrero de 1702, es hoy Patrona de Acarigua y del estado Portuguesa. Su aparición se produjo cuando Venezuela todavía era una colonia Española, pero la veneración a esta imagen solo tuvo aprobación eclesiástica a partir de 1757.
En la parte posterior de la iglesia San Miguel Arcángel de Acarigua, hay una pequeña plaza en homenaje a Nuestra Señora de la Corteza, patrona de la ciudad, en cuyo centro se encuentra una estatua que representa a la Virgen, la cual se manifestó en febrero de 1702, sobre la corteza de un árbol frente a algunos vecinos. De allí el nombre de la Virgen. Los lugareños conocen el sitio como “La Plaza de la Burruquita”.
Hay mucho detalle sorprendente en este hecho histórico. La encontró una mulata que viajaba un largo trecho para pagar una promesa; la imagen se parece mucho a la de la Virgen de Coromoto; el lugar donde ocurrió el hecho se llama “Quebrada de la Virgen”, tal y como llaman al enclave cercano donde la Patrona de Venezuela se apareció al cacique Coromoto; el relicario fue robado, estuvo a punto de desaparecer para siempre, pero luego fue recuperado.
El escenario de nuestra historia se desarrolló en la localidad de Acarigua-Araure en el Estado Portuguesa una de las más típicas regiones llaneras del país sudamericano. Es tan productiva y sus tierras tan fértiles que se la conoce como “El Granero de Venezuela”.
El cronista e historiador Armas Alfonzo cuenta que un día de febrero de 1702, la mulata Margarita había ido a Guanare a pagar una promesa a la Virgen de Coromoto en acción de gracias por haberle devuelto la salud perdida al hijo que la acompañaba.
“De regreso, días más tarde, se detuvieron a la orilla de una quebrada, conocida después como Quebrada de la Virgen, a semejanza del sitio de Coromoto”. La mujer ató el burro a un árbol de tacamahaca (*) y madre e hijo se pusieron a descansar en una hamaca que colgaron entre dos palos.
“Al rato –sigue el relato- el muchacho advirtió que el macho se espantaba, y buscando el origen de la novedad, dio con una luz vivísima en el tronco del tacamahaco”.
Se acercaron y notaron que en la corteza, perfectamente clara entre los resplandores, aparecía una imagen de la Virgen sosteniendo al Niño con sus manos. Margarita La Perla tajó la corteza con un cuchillo y la guardó bien envuelta en una tela. El día tenido como probable de la aparición es el 11 de febrero de 1702.
“Iban a seguir su camino, cuando el macho se echó a correr, por lo que debieron de terminar a pie la larga distancia hasta el pueblo. Una vez allí, cuentan que la bestia corrió hasta la puerta misma de la iglesia de Acarigua, y el párroco, el capuchino Miguel de Placencia, extrañado de aquello, mandó a un muchacho de su servicio que averiguara a quién pertenecía el animal. El mensajero halló a Margarita aposentada en la Casa Real. La mujer fue por su cabalgadura”.
El macho, entretanto, se había echado a la puerta de la iglesia y Margarita no consiguió levantarlo por más varazos que le propinó.
Fray Miguel tuvo curiosidad de saber qué contenía la pesada petaca que se suponía había derribado al animal. Margarita La Perla explicó que sólo cargaba su ropa y algunas cosas de viaje, además de una concha de tacamahaco muy extraña, y le contó al religioso cómo la había hallado en la quebrada.
Armas Alfonzo describe la intuición del párroco: “Fray Miguel advirtió la figura de la Virgen y devolvió el pedazo de corteza a Margarita La Perla que la guardó de nuevo entre la ropa. El macho, que se había levantado, volvió a echarse apenas se le cargó la petaca, y de nada valieron nuevos golpes. Fray Miguel intuyó de aquello que la santa aparecida expresaba su voluntad de quedarse en la iglesia, pero Margarita La Perla no consintió desprenderse del pedazo de corteza. El capuchino entonces se la cambió por un rosario y dos estampas religiosas de la Virgen del Rosario y de la Inmaculada Concepción."
El capuchino colocó la imagen en el altar y empezó a propagarse el culto de Nuestra Señora de la Corteza, que tuvo la aprobación eclesiástica en 1757.
El rústico pedazo de madera medía cincuenta y dos milímetros de alto y cuarenta y tres de ancho; la figura de la Virgen dieciocho milímetros.
Para conocer la Venezuela de finales del siglo XVIII nadie mejor que Don Mariano Martí (1720-1792), Obispo de Caracas y Venezuela, quien recorrió todo el país a pie, en mula y en lancha. La relación de su visita fue editada por la Academia Venezolana de la Historia en 7 gruesos tomos. Las pormenorizadas observaciones y comentarios de este diligente obispo son referencia obligada para conocer no sólo aspectos religiosos, sino que son una mina inagotable de información social y demográfica de la época. Esta colección es un verdadero tesoro.
Abraham Quintero, acucioso investigador, sigue el periplo del Obispo Martí.
En octubre de 1778, luego de visitar Ospino, Mariano Martí y su comitiva se dirigen a un pueblo llamado Nuestra Señora de la Aparición de la Corteza, al que llegan el 3 de noviembre a las 7 pm. Allí visita la iglesia y escribe en su bitácora de viaje: “ …baxo la invocación de Nuestra Señora de la Aparición de la Corteza, cuya fiesta principal se celebra el día de la Candelaria o de la Purificación de Nuestra Señora, y de aquí tal vez habrá nacido que la invocación de esta Iglesia es de Nuestra Señora de Candelaria. Esta iglesia es de tres naves, que dividen columnas de palo. Por ahora, a más del altar mayor, sólo hay dos altares con sus capillas hondas a las cabezeras de las naves…"
En esta Iglesia se venera una imagen que no es la original, sino copia de Nuestra Señora de la Corteza, y la historia es como se sigue y me la ha referido el Vicario de Araure…”
El obispo Martí ofrece unos datos un tanto diferentes que recoge Quintero sobre la Mulata Margarita:
-Margarita (La Perla) era natural de San Carlos, hoy estado Cojedes. Lo pone entre paréntesis porque Margarita es Perla en latín.
-Había ido a visitar a Nuestra Señora del Real, en Barinas, pero no había logrado ver a la imagen, por lo que se volvió a su tierra;
-La peregrina y su hijo vieron “una cosa” en el árbol, “y repararon que era una imagen de la Divina Señora, como pintada en la corteza de aquel árbol.”
La copia que se venera en esta iglesia de la Corteza es semejante a una imagen de la Concepción. Será de largo como de una pulgada y media, en el pecho apenas se le conoce si tiene algún niño o si son las manos. En aquel entonces “no havía acá pueblo”. Después se hizo el pueblo y esta Iglesia, y de este milagro toma el nombre este pueblo, nombrándose Nuestra Señora de la Aparición de la Corteza.
Este es pueblo de indios y el Curato de Doctrina. Vinieron estos indios del pueblo de Sanare, jurisdicción del Tocuyo, de la encomienda de Colmenares…
…Todos los papeles que he hallado conspiran a que éste es pueblo de indios, (…) y que se fundó pocos años después de la aparición de la sagrada imagen de Nuestra Señora de la corteza de un árbol, que después lo arrancaron; y he mandado poner una cruz grande, que sin contar lo que va baxo de la (tierra), descubre sobre ella unos treinta palmos, que poco le falta no sea como la del Calvario del Tocuyo, que es de flor amarilla, y ésta de roble; y hoy, día 8 de noviembre, en que se celebra en este año la fiesta del Patrocinio de Nuestra Señora, se ha puesto esta Cruz a las cinco de la tarde “en el mismo lugar donde estava el árbol en que apareció la imagen de Nuestra Señora de la Corteza, y con los compañeros he adorado esta nueva Cruz y cantado la salve a la Virgen…”
El relicario donde estaba la sagrada imagen de Nuestra Señora de la Corteza, es una especie de custodia, pequeña, y dentro del sol está pintada una corteza de árbol y, en medio, la pequeña imagen, de un palmo de alto, colocada en un Sacrario pequeño, bajo del Sacrario ordinario. Quienes llegaron a verla muy de cerca aseguran que su aspecto era parecido al de la Virgen de Coromoto, aparecida en el contiguo Guanare.
El obispo viajero visita la iglesia de San Miguel y observa:
“La iglesia es de tres naves que dividen columnas de palo; sus paredes de bajareque -barro solidificado-, cubierta toda de paja y palma. La Sacristía, tras el altar mayor. No hay cementerio. Está poco aseada. Hay pila bautismal. Esta Iglesia es muy pobre, y ahora ni tampoco le pagan los veinte y cinco pesos para pan, vino y cera, ni tampoco le dan cosa alguna de los dos reales anuales de la Caxa de Comunidad (…) No tienen abierto sello o estampa alguna de esta sagrada imagen, y puede ser que el padre Puigcerdá les abra algún sello o lámina de madera para hazer estampas”. Nunca las hicieron.
El monumento de La Borriquita, en la plaza de la Iglesia de San Miguel, fue edificado hace apenas unas décadas. Para entonces, la corteza de tacamajaca había sido robada. Pero la municipalidad la recupera en 1963, para regocijo de la diócesis, que la adoptó como patrona.
La desidia no ha dejado “ni una estampita”
Abraham confiesa en su blog: “Escribir sobre Nuestra Señora de la Corteza, patrona de la diócesis de Acarigua-Araure (estado Portuguesa), me ha costado mucho. No tanto por falta de referencias históricas, sino por la ausencia total de una imagen devocional que nos ilustre sobre el aspecto exterior de la advocación (ni siquiera una estampita). Todo parece rodearse por un halo de silencio luego del robo sacrílego de que fuera objeto hace como 40 años. Si se busca por Internet, salen las fotos de la Iglesia de San Miguel en Acarigua, el monumento de “La Borriquita”, la iglesia de Nuestra Señora del Pilar de Araure (allí fue bautizado el héroe José Antonio Páez), la iglesia parroquial de la Aparición de la Corteza… y para de contar. Ni siquiera una medalla”.
Su longeva tía Imelda, que llegó a admirar la célebre corteza, reveló: “Estaba expuesta como a un metro de distancia; el relicario estaba puesto sobre la baranda del comulgatorio… Era una invitación a robársela… “Ajá! –precisa Abraham- esto nos explica en parte el silencio. Tal vez sea el sentimiento de culpa por el descuido que permitó a los ladrones hacerse con el relicario de plata sobredorada que guardaba la bendita y milagrosa astilla de tacamahaca. Recuerdo haber leído en la prensa que al poco tiempo la Policía logró recuperar la alhaja que encontraron vacía en un basurero. Desconozco si lograron atrapar al sacrílego. ¿Cuál sería el destino final de la reliquia? ¿Terminaría siendo objeto de brujerías? o ¿Sería la presión de la policía que hizo que los ladrones abandonaran la joya luego de haberla despojado del contenido? Espero que algún devoto portugueseño me aclare las interrogantes”.
Acarigua-Araure funciona como la sede de la diócesis de Acarigua (Dioecesis Acariguaruensis) que fue creada el 27 de diciembre de 2002 con la bula Ad satius consulendum del papa Juan Pablo II. Y la Virgen tiene su catedral, sus devotos y custodios.-
(*)La Tacamahaca o tacamajaca es un “árbol americano de la familia de las burseráceas. De su corteza hacen canoas los indios. Resina muy opaca, de olor muy persistente y color que tira a rojizo por dentro y a gris por fuera. Fluye de una especie de álamo”. (tomado de www.acanomas.com).