Del sitio Amor a la Verdad:
Como ya muchos saben, sobre todo si hacen la novena de la Virgen del
Buen Suceso, existe una preciosa historia sobre la Virgen del Buen
Suceso de España, y particularmente de Madrid. Nuestro comentarista de
Brasil, que se apoda “brasileño” nos ha enviado una reseña de la
historia de esta Virgen: Cómo fue hallada milagrosamente en una serranía
valenciana, cómo fue presentada al papa por los hermanos “obregones“, y como fue establecido su santuario en Madrid, con el favor de reyes y prelados.
Es particularmente emotiva la narración de los avatares sufridos por los hermanos obregones, con el final feliz -buen suceso- que determinó el título de esta advocación de Nuestra Señora, dado por el papa Paulo V a esta Virgen, que en nuestros días se venera en la Iglesia del Buen
Suceso, antigua Iglesia del Hospital del Aire (nuevamente levantada).
Me he alegrado muchísimo que nos dé la historia de los obregones, pues todavía existe en Madrid, la “Congregación de Hermanos de San Felipe Neri, al servicio de los pobres enfermos”, que es la misma fundada por Don Bernardino de Obregón. que me honro en conocer -y amar- muy bien por algunas circunstancias personales.
Estos hermanos que son los herederos de la primitiva congregación de “obregones” que había estado bajo el patrocinio de San Francisco de Paula, fundada por el caballero de Felipe II, Venerable Don Bernardino de Obregón, de una vida en todo pareja a la del caballero sevillano, Don Miguel de Mañara fundador también de una congregación llamada Hermandad de la Caridad, al servicio de los enfermos del Hospital Sevillano de la Santa Caridad (según algunos fue el que inspiró a Tirso de Molina -seudónimo de Fray Gabriel Téllez, 1579-1648- célebre autor barroco, dramaturgo español, poeta y narrador, fraile mercedario, autor de “El condenado por desconfiado” y el “Burlador de Sevilla”, que creó el personaje luego convertido en mito de “Don Juan Tenorio“, que conocemos por la obra de Zorrilla “Don Juan Tenorio“)
He dado estas referencias históricas a los dos caballeros venerables y
grandes santos, como homenaje personal a estos españoles ilustres de la
historia, que han ejercido una gran influencia hasta nuestros días en
las dos ciudades españolas, Madrid y Sevilla.
La historia de la Virgen del Buen Suceso, española y americana, nos trae a la memoria la de la Virgen de Guadalupe, también española y mejicana.
Este es el relato que nos aporta “brasileño”:
En España, hay imagenes milagrosas de la Virgen del Buen
Suceso. Traigo aqui un articulo de la revista italiana Chiesa Viva, de
febrero 2009. Sigue:
María del Buen Suceso, Virgen del Buen Suceso o Nuestra Señora del Buen
Suceso era una invocación bien conocida en España. Las huellas de esta
invocación se remonta a la época de las guerras de liberación de los musulmanes. Es al “Buen Suceso” que un magnífico altar fuera dedicado
por la victoria de El Cid al entrar triunfante en la ciudad de Almenara.
El significado del término “Buen Suceso” o “buen éxito” es el milagro o
la intervención sobrenatural de la Madre de Dios que intercede a favor
de sus hijos. Es el acontecimiento extraordinario que convierte una
imagen de piedra o de madera, en una “puerta” a Dios o “puerta del
Cielo”.
La Virgen del Buen Suceso era patrona de Sagunto-Valencia. Es una
estatua de mármol de 40 cm. de altura que se venera en el convento de
las Religiosas (Siervas de María) de la ciudad. La leyenda dice que la
estatua apareció flotando en las aguas del mar, rodeada de 5 estrellas.
Con el tiempo, se transformaron otras invocaciones de la Virgen en la de
“Buen Suceso”: en el ámbito de la Traiguera, Castellón, la gente venera,
como la patrona de las tierras, la Virgen de la Fuente De Salud, que fue
encontrada, según la tradición, por dos pastores: Anastasio y Jaime
Sorli, en 1384. Esta invocación se había transformado en la de Nuestra
Señora del Buen Suceso.
En el área de Cabanes-Castellón, un día, a la madre de un niño
gravemente enfermo, Francisco Gavaldá – el futuro Obispo de Segorbe –
sucedió que, como ella estaba rezando ante la Virgen del Rosario, vio
cómo la estatua comenzaba a sudar. La madre secó la transpiración de la
estatua con un paño que dejó debajo de la almohada de su hijo. A la
mañana siguiente, el niño se despertó completamente curado. Este “Buen
Suceso”, el primero de muchos “logros”, que siguieron, dio lugar al
cambio del nombre de la Estatua Sagrada.
Lo más importante, sin embargo, fué el sello de autoridad, puesto en la
invocación de Nuestra Señora del Buen Suceso que ha sido crucial para el
éxito. La promoción de su devoción, se originó directamente de la
voluntad de un Papa: (1065-1621, Pablo V).
Bernardino de Obregón (1540-1599) era un jóven Español, rico y
orgulloso. Un día, en 1567, sintió tanto la humildad de un pobre
transeúnte, que cambió su vida y decidió dedicarse a servir a los pobres y
a los enfermos.
Con la aprobación del Nuncio y el Rey Felipe II de España, fundó, en
virtud de la Regla de la Orden Tercera de San Francisco de la Paola, la
“Congregación religiosa de los Mínimos para la asistencia de enfermos”
(que sirvió sobre todo en los hospitales).
Los votos fueron castidad, pobreza, obediencia y hospitalidad. En 1599,
Obregón murió y fué enterrado em el Hospital General de Madrid, donde
sus “Obregones” estaban trabajando. En 1606, el sucesor, el Hermano
Gabriel de Fontanet, con el Hermano Guillermo de Rigosa, fué a Roma para
pedir al Papa la aprobación de la extensión de su jurisdicción no
solamente sobre la ciudad de Madrid sino sobre la de España entera.
Hicieron el viaje a pié. Habiendo pasado Valencia, cerca de la frontera
con Cataluña, en el cruce de la sierra de Valdancha entre Traiguera y
Castellón, los dos Hermanos perdieron su camino y una terrible tormenta
vino sobre ellos durante la noche. Cuando rezaban para encontrar un
lugar seguro donde morir, ya que ambos temían que la furia de la
tormenta podría causar su muerte, vieron una luz brillante en lo alto de
la cordillera. Decidieron subir hacia la luz.
Al hacerlo, no sólo veían una hermosa luz dentro de una cueva, sino
también un santuario a la Madre de Dios con bellas flores fragantes y
raras que allí crecían. Al entrar en la cueva, descubrieron una estatua
de una Virgen María sonriente, el Niño Jesús en el brazo izquierdo, un
cetro en su mano derecha y una corona maravillosa em su cabeza.
La estatua era más bien pequeña, de sólo 53 cm de alto, con el Niño
Jesús de 11 cm de altura. Ambos tenían el pelo castaño, los ojos negros,
la piel encarnada. La estatua era de madera de ciprés.
¡No sólo había algo milagroso en este descubrimiento, sino que el asombro de los dos hermanos es que no podrían imaginar quién podría esculpir una obra de arte de tal belleza y perfección!
Colocaron la estatua en una canasta y continuaron su viaje a Roma. El
Papa Pablo V recibió a los dos Hermanos y escuchó la historia del
descubrimiento de la Estatua.
Comprendiendo la naturaleza sobrenatural del caso, se arrodilló, puso su
cruz pectoral alrededor del cuello de la estatua, la abrazó y la besó
y, exclamó: «¡Mira,sonríe! ¿Por qué está sonriendo? ¡Qué buen éxito ha logrado con este viaje! No hay duda que Nuestra Señora ha decidido protegerlo a usted y apoyarle
en su trabajo. Así que no soy yo quien vaya en contra Suya. ¡Que sus
deseos tengan un Buen Suceso!».
Muchas indulgencias, le dió el nombre de “Nuestra Señora del Buen Suceso” y ordenó que su devoción fuera promovida.
En memoria de la cruz pectoral que Pablo V había colocado en Nuestra
Señora del Buen Suceso, autorizó a que los hermanos, de la Orden,
utilizaran una cruz de tela en su túnica de color negro.
Al final, Pablo V decretó que la Congregación: “Religiosos de los
Mínimos para la asistencia de enfermos“ fuera establecida como una Orden
Religiosa.En su viaje de regreso, los dos hermanos, llegaron a
Valencia, que estaba en las garras de la peste. Descubrieron que nueve
de sus doce hermanos murieron por contagio. Continuaron su camino a
Madrid y pusieron la Estatua Sagrada en el altar de la iglesia del
Hospital General, hasta que, el encargado del Hospital Real de la Corte,
en la “Puerta del Sol” en Madrid, sustituyera la estatua de la
enfermería.
Este hospital, fundado por el Rey Fernando e Isabel de Castilla para la
asistencia y cuidado de soldados infectados, fue ampliado por el
Emperador Carlos V en 1529. El Rey Felipe II personalmente trazó el plan
de de su pequeña iglesia, y el Hospital y la iglesia fueron declarados
Patronato Real.
El 6 de Junio de 1611, el Rey Felipe II hizo la dedicación de la nueva
iglesia y, en la presencia de la Reina y toda la Corte, puso la Estatua
de Nuestra Señora del Buen Suceso en la iglesia, encima de la tercera
capilla. El 19 de septiembre de 1641, en una solemne ceremonia, la
Estatua Sagrada, que dió su nombre al Hospital de la Corte y su iglesia,
fue colocada sobre el altar principal.
La iglesia recibió privilegios considerables: fue hecha una parroquia,
según el Patriarca de las Indias, como la Capilla Mayor de los Reyes y
del Vicario General de los ejércitos y de las Fuerzas Armadas.
La estatua se quedó, en esta iglesia de la “Puerta del Sol” de Madrid, durante unos doscientos años.
Se trasladó durante los horrores, las matanzas y la destrucción de la
Guerra de Sucesión española, cuando los ejércitos extranjeros invadieron
España y, en el patio del Hospital, fueron fusilados muchos héroes de
Madrid.
A raíz de las ruinas causadas por la guerra, la estatua Sagrada fue
colocada en un nicho de la iglesia del Buen Suceso, hasta que fue
trasladada en 1832, en primer lugar, a la Real Colegio de Nuestra Señora de Loreto, y a continuación, en la Capilla del Palacio Real.
El área del Hospital de la Corte y de su iglesia fue asignado para otros
usos, y así, en los últimos años, en esos lugares, nuevos y magníficos
edificios se habían levantado.
Había un proyecto para reconstruir la iglesia del Hospital del Buen
Suceso en una zona denominada Prado, enfrente del Jardín Botánico,pero
la idea fue abandonada.
Fue la Reina Isabel II, quien insistió en que la idea de la
reconstrucción de la iglesia dedicada al Buen Suceso no fuera
abandonada, así que fue erigida en el barrio de Pozas, en 1868, frente
al Hospital Central del Aire (el Hospital Militar), aunque no tan grande
y magnífica como estaba previsto en el proyecto original de la
reconstrucción.
El Rey Felipe III colocó allí la Estatua Sagrada con un privilegio sin
precedente en España y en el mundo: era la única iglesia en el mundo
donde la Misa se celebraba desde las 5 de la mañana hasta las 2 de la
tarde. ¡Ni siquiera en Roma había una iglesia con tal privilegio!