Del sitio del Academic:
El 16 de diciembre del año 1954, la ciudad de Itapé esperaba la visita de la imagen de la Virgen de Caacupé. El día 18 de diciembre llegó la virgen al pueblo de Itapé, proveniente de Villarrica (a 17 kilómetros). En ese trayecto los peregrinos debían cruzar un río, que se encontraba con las aguas bajas por tener poco caudal. El lugar del cruce se denomina "Paso Tuya". Al hacer este cruce la capa de la virgen rozó las aguas. Una de las peregrinas mojó a su hijo enfermo con agua debido al calor, y al parecer luego de esto su hijo sanó. Es por ello que se cree que el agua del río está bendecida. Los tres dias que permaneció en el pueblo la Imagen Sagrada, fueron de penitencia y de perdón, ya que los habitantes del pueblo se confesaron y tomaron la comunión.
Con el tiempo, las personas comenzaron a peregrinar al Paso Tuya, donde se hacían ceremonias y se rezaba al considerarlo un lugar milagroso.
Considerando que muchas personas del pueblo y de otros lugares acudían al Paso, en memoria del cruce por él de la Virgen en fecha conocida, los señores Francisco Antonio Molas y Juan Esteban Alfonso Molas consultaron entre sí sobre lo que se podía hacer en este lugar para que las visitas se hicieran con mayor devoción. Pensaron colocar un gran tablero con la inscripción: "Por este lugar pasó la Virgen de Caacupé".
El señor Juan E. Alfonso opinó que se lo reemplazara con una gran cruz. Para el efecto reunió a la comisión del Barrio de la Inmaculada Concepción, en cuya jurisdicción se halla el Paso de la Virgen . De inmediato elevaron una nota al señor Cura Párroco, solicitando la realización del deseo expresado. El padre Arzamendia aceptó la proposición, confirmándolo con su firma y sello.
Al mismo tiempo expidió una nota a la Comisión del Barrio en que autorizaba que se pidiera contribución para sufragar los gastos de la erección del monumento. Adquiridos los medios materiales para llevar a efecto la obra, se buscó el técnico que la dirigiera, ofreciéndose voluntariamente el señor César Alfonso Ramos. En poco tiempo, la obra estuvo terminada, estimulando una vez más la fe del vecindario y de la caravana de peregrinantes que ya por entonces afluían al lugar. El 8 de diciembre de 1955 se bendijo el lugar. Así comenzó la historia de la Virgen del paso, como la denominó Monseñor Dr. Agustín Rodriguez, y con este nombre se la venera.
En marzo de 1956 se comentaba en el Paso de la Virgen entre varios vecinos del pueblo y otros peregrinantes, la enorme escasez de carne en la comarca, en esos días. El tema había sido materia de general preocupación, pues los vecinos se trasladaban de un punto a otro, inútilmente, en busca de alimento. El día 7 de marzo se escuchó un ruido bajo el agua, sin que en la superficie de la misma se descubriera el motivo causante del extraño ruido. Mas un rato después se pudo constatar que la superficie del agua del río, en la parte que da al frente del monumento, estaba cubierto de millares de peces. Se atribuyó este hecho a un milagro concedido por la Virgen, pues ya había pasado en mucho la época del viaje de los peces en cardumen.
El señor Genaro León, vecino de la ciudad de Asunción y esposo de doña Concepción Garay, oriunda de Itapé, se había propuesto proveer a la sustitución de la Estampa de la Virgen que se veneraba en el Paso de la Virgen, por una imagen de la misma. El público de Itapé aguardaba la llegada de la estatua representativa de la Virgen. El 15 de diciembre de 1957, hacia el mediodía llegaría la Sagrada Imagen adquirida en Asunción. El pueblo de Itapé, con sus compañías, se volcó en las calles del pueblo. El camino por donde debía pasar la Virgen se cubrió de adornos, coronas de rosas y jazmines, arcos y guirnaldas, así como carteles alusivos. Esos preparativos se extendieron desde el arroyo Quiñónez, distante 7 Km de Itapé y limítrofe de la jurisdicción de Coronel Martínez. Allí aguardaba el pueblo, a pie, a caballo y en carretas. La imagen había sido bendecida solemnemente en la Iglesia de Caacupé, por el cura del Santuario de la Virgen de los Milagros. Llegada la sagrada imagen, a orillas del arroyo Quiñónez, en brazos de la señora Concepción Garay de Leon, el pueblo se postró en tierra, entonando el himno de la Virgen de Caacupé. Luego de reposar un rato en la casa del Sr. Ernesto Alfonso, fueron solemnemente conducidas hasta el Paso de la Virgen la Estampa y la Imagen,escoltadas por una caballeria de mas de 300 hombres, que venía acompañando a la Virgen desde el arroyo Quiñónez.
Actualmente, aquel lugar pantanoso se ha convertido en un parque, el Santuario Natural de la Virgen del Paso, un predio de 2 hectáreas aproximadamente. Dista a 800 metros del centro del pueblo. En el 2004, con motivo de la celebración del cincuentenario de la devoción a la virgen, el santuario fue elevado a la categoría de Santuario Diocesano.
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