¿Puede el camino de la conversión y la salvación pasar por un basural? En Darkhan, parece que sí. En esta pequeña ciudad del norte de Mongolia, en el este de Asia, una mujer pobre, madre de 11 hijos, lucha con uñas y dientes para arrancar una pizca de vida y esperanza para ella y su numerosa familia de entre la vasta extensión de desechos: alimentos aún lo bastante buenos para comer u objetos milagrosamente intactos para intentar revenderlos quién sabe dónde.
En el basural, un día como otro cualquiera, un camión voltea la basura y un objeto envuelto en un trozo de tela se detiene a los pies de la mujer. Sorprendida, la mujer lo recoge y lo destapa. Al quitar la tela, descubre una estatua de madera tallada, con los rasgos de una hermosa mujer. Es la Virgen Inmaculada. La pobre mujer no reconoce inmediatamente a la Madre de Dios, sino poco después, cuando se lleva la estatua a su casa, susurrando: "Esta hermosa mujer ha querido venir a vivir a mi tienda". Además, la mujer no es cristiana. Su único contacto cercano con la fe se produjo tiempo antes, con algunas de las religiosas de la Madre Teresa, que le hablaron de la Virgen y le enseñaron el Ave María. Una vez que se da cuenta de quién es esta hermosa mujer, la pobre lleva la estatua a la pequeña comunidad católica, que la expone en la parroquia local.
Todo esto ocurrió hace algunos años. Sólo recientemente, en 2022 para ser exactos, la historia suscitó nueva atención: las Hermanas la compartieron con el Cardenal Giorgio Marengo, Misionero de la Consolata y Prefecto Apostólico de Ulán Bator (capital de Mongolia), que quedó sumamente impresionado. "Inmediatamente pensé que la Virgen, a través de este descubrimiento, quería decirnos algo", afirmó Marengo, que aún no puede comprender "cómo esa estatua acabó en el vertedero, viendo que, sobre todo en esa parte del país, hay muy pocos católicos. Entonces pensé que el Señor, a través de su Santa Madre, se hace presente en las situaciones más extremas para decirnos cuán cerca está de cada uno de nosotros".
Con el tiempo, el cardenal fue creciendo en su convicción de que el hallazgo de la estatua de María en la basura simboliza la actitud de la Virgen, "siempre dispuesta a encontrarnos incluso en los lugares de desesperación, rechazo, dolor, abandono". Reveló que habló de la estatua "con el Santo Padre, cuando hace unos meses le visité con una pequeña delegación de monjes budistas de Mongolia. Le enseñé una foto y se puso muy contento".
El epílogo de la historia se desarrolló el 8 de diciembre de 2022, solemnidad de la Inmaculada Concepción, cuando el cardenal Marengo decidió consagrar toda Mongolia a María. El acto tuvo lugar en la catedral de Ulán Bator, ante la estatua del vertedero, que para la ocasión había sido entronizada en la catedral y cubierta con un manto especial confeccionado con "muchos trocitos de tela enviados desde la Prefectura Apostólica por la mayoría de los fieles mongoles y los misioneros", explicó el cardenal. "Cada pequeño trozo de tela representa un momento clave de su vida".
La Virgen vela ahora por una nación sin fronteras donde sólo hay 1.400 católicos (todos reunidos en la prefectura apostólica de Ulán Bator) y donde la Iglesia ha celebrado recientemente 30 años.
"Debemos dar gracias a Dios", concluyó el cardenal Marengo, "de que en sólo 30 años la Iglesia haya conseguido establecerse y echar raíces aquí, tras un largo período de comunismo. Me gusta recordar una imagen que el Papa Francisco utilizó para describir estas pequeñas comunidades eclesiales, hablando, hace algún tiempo, a los obispos de Asia central: son, dijo, brotes en la estepa". Brotes bajo el manto amoroso y protector de María.
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