Del sitio Santuario de la Purísima de Lo Vásquez:
Don José Ulloa, con dinero reunido de donativos, construyó una Ermita en el jardín de la entrada de su casa; allí colocó la bonita imagen de la Virgen. Con el tiempo comenzó a aumentar el número de visitantes a la Virgen, por lo que el señor Ulloa consideró necesario habilitar como Capilla un galpón de adobe que estaba desde el tiempo de don Vicente Vásquez, su anterior dueño, y que orillaba el jardín de su casa. Movido por el entusiasmo de la creciente devoción popular que veía alrededor de la imagen de la Purísima, buscó también un sacerdote que oficiara en la Capilla y que orientara la devoción.
En los archivos parroquiales de Casablanca figuran los primeros bautizos hechos por el párroco don José Manuel León en la Capilla de Lo Vásquez en 1849.
En el año 1850 el devoto Fray José Manuel Troncoso, mercedario, tomó la decisión sorpresiva y que no está muy clara en la historia sobre los motivos que lo indujeron para hacer el traslado, quizás porque la Capilla no presentaba buen aspecto a raíz de los temblores acaecidos o, por lo estrecho del lugar. El hecho es que tomó esta decisión de trasladar la imagen de la Virgen, los ornamentos y los vasos sagrados a un galpón que estaba a unos 100 metros al norte por el camino a Valparaíso y que quedaba ubicado frente a lo que hoy es el Templo de la Virgen. Este galpón con el tiempo sirvió como Escuela Fiscal y después Parroquial.
El Capellán Troncoso pidió a los vecinos y a los viajeros que pasaban por el lugar la ayuda necesaria para la construcción de una nueva Capilla. La familia Leiva Vásquez fue la principal colaboradora que donó un pedazo de terreno para la Capilla, la que corresponde al actual Templo. Este hecho formó antagonismo con la familia Ulloa, la que siempre deseó tener la Capilla de la Purísima Virgen en la Capilla de su jardín, como había sido al comienzo de la devoción.
Con el fin de resolver este conflicto, el Capellán Troncoso hizo intervenir a la autoridad eclesiástica y que finalmente dio su aprobación.
El 2 de abril de 1851 un fuerte temblor destruyó las paredes que estaban levantadas. Sin embargo, el P. Troncoso, hombre de fe, prosiguió en su campaña de recolectar fondos para recomenzar la construcción. Con la ayuda de un ingeniero se comenzó a construir la tercera Capilla para la Santísima Virgen de Lo Vásquez con unos cimientos de 33 x 7 metros, que corresponde a la actual dimensión y posición de la nave central.
En 1854 la inauguración de la nueva Capilla fue galonada con la entrega de los títulos de donación de los terrenos con una superficie de 100 x 150 varas.
El padre Troncoso hizo llegar una nueva imagen de la Santísima Virgen desde España. Esta es la imagen que se encuentra en el actual Templo. El 16 de noviembre de 1854 obtuvo de la autoridad eclesiástica, para la Capilla, el decreto de erección como templo público.
El 16 de agosto de 1906, a las 19:00 horas, el violento terremoto que azotó Valparaíso, derribó la tercera Capilla del Santuario de Lo Vásquez.
Cuentan las crónicas que, después del sismo, la gente al pasar por el lugar, llenos de asombro, se conmovían al ver que, a pesar de que todo el resto de la Capilla estaba destruida, el muro del altar con la imagen de la Virgen había quedado en pie.
El 8 de diciembre de 1908 el párroco de Casablanca, don José Miguel Galaz bendijo y colocó la primera piedra, ya no de una Capilla sino de un verdadero Templo para la Purísima Virgen.
Con mucho entusiasmo renovado y con el esfuerzo de muchos vecinos se comenzó nuevamente la reconstrucción del templo, destacándose en forma ejemplar el devoto don José Ulloa, ya un anciano venerable. La vecindad también siguió su ejemplo ayudando en lo posible de sus recursos. Así dio origen a una nueva estructura en hierro y cemento de 33 x 7 mts. de superficie por 9 mts. de alto, con techo de hierro galvanizado, vigas de pino y roble, cielo de latón estampado y una torre en el pórtico. Ésta es la actual nave central.
Don José Ulloa, con dinero reunido de donativos, construyó una Ermita en el jardín de la entrada de su casa; allí colocó la bonita imagen de la Virgen. Con el tiempo comenzó a aumentar el número de visitantes a la Virgen, por lo que el señor Ulloa consideró necesario habilitar como Capilla un galpón de adobe que estaba desde el tiempo de don Vicente Vásquez, su anterior dueño, y que orillaba el jardín de su casa. Movido por el entusiasmo de la creciente devoción popular que veía alrededor de la imagen de la Purísima, buscó también un sacerdote que oficiara en la Capilla y que orientara la devoción.
En los archivos parroquiales de Casablanca figuran los primeros bautizos hechos por el párroco don José Manuel León en la Capilla de Lo Vásquez en 1849.
En el año 1850 el devoto Fray José Manuel Troncoso, mercedario, tomó la decisión sorpresiva y que no está muy clara en la historia sobre los motivos que lo indujeron para hacer el traslado, quizás porque la Capilla no presentaba buen aspecto a raíz de los temblores acaecidos o, por lo estrecho del lugar. El hecho es que tomó esta decisión de trasladar la imagen de la Virgen, los ornamentos y los vasos sagrados a un galpón que estaba a unos 100 metros al norte por el camino a Valparaíso y que quedaba ubicado frente a lo que hoy es el Templo de la Virgen. Este galpón con el tiempo sirvió como Escuela Fiscal y después Parroquial.
El Capellán Troncoso pidió a los vecinos y a los viajeros que pasaban por el lugar la ayuda necesaria para la construcción de una nueva Capilla. La familia Leiva Vásquez fue la principal colaboradora que donó un pedazo de terreno para la Capilla, la que corresponde al actual Templo. Este hecho formó antagonismo con la familia Ulloa, la que siempre deseó tener la Capilla de la Purísima Virgen en la Capilla de su jardín, como había sido al comienzo de la devoción.
Con el fin de resolver este conflicto, el Capellán Troncoso hizo intervenir a la autoridad eclesiástica y que finalmente dio su aprobación.
El 2 de abril de 1851 un fuerte temblor destruyó las paredes que estaban levantadas. Sin embargo, el P. Troncoso, hombre de fe, prosiguió en su campaña de recolectar fondos para recomenzar la construcción. Con la ayuda de un ingeniero se comenzó a construir la tercera Capilla para la Santísima Virgen de Lo Vásquez con unos cimientos de 33 x 7 metros, que corresponde a la actual dimensión y posición de la nave central.
En 1854 la inauguración de la nueva Capilla fue galonada con la entrega de los títulos de donación de los terrenos con una superficie de 100 x 150 varas.
El padre Troncoso hizo llegar una nueva imagen de la Santísima Virgen desde España. Esta es la imagen que se encuentra en el actual Templo. El 16 de noviembre de 1854 obtuvo de la autoridad eclesiástica, para la Capilla, el decreto de erección como templo público.
El 16 de agosto de 1906, a las 19:00 horas, el violento terremoto que azotó Valparaíso, derribó la tercera Capilla del Santuario de Lo Vásquez.
Cuentan las crónicas que, después del sismo, la gente al pasar por el lugar, llenos de asombro, se conmovían al ver que, a pesar de que todo el resto de la Capilla estaba destruida, el muro del altar con la imagen de la Virgen había quedado en pie.
El 8 de diciembre de 1908 el párroco de Casablanca, don José Miguel Galaz bendijo y colocó la primera piedra, ya no de una Capilla sino de un verdadero Templo para la Purísima Virgen.
Con mucho entusiasmo renovado y con el esfuerzo de muchos vecinos se comenzó nuevamente la reconstrucción del templo, destacándose en forma ejemplar el devoto don José Ulloa, ya un anciano venerable. La vecindad también siguió su ejemplo ayudando en lo posible de sus recursos. Así dio origen a una nueva estructura en hierro y cemento de 33 x 7 mts. de superficie por 9 mts. de alto, con techo de hierro galvanizado, vigas de pino y roble, cielo de latón estampado y una torre en el pórtico. Ésta es la actual nave central.
En 1913, con alegría desbordante, por fin se inaugura el
templo, aún faltando el estuco, la ornamentación y la pintura. La
imagen de la Purísima Virgen se pensó en colocarla en un templete a la
orilla del camino para la facilidad de la gente viajera con premura de
tiempo. Para el templo se adquirió en Santiago una nueva imagen grande
de 1.60 mts. de alto para colocarla en el nicho central del templo. Así,
el 6 de diciembre de 1913 con grandes festividades fue bendecido el
templete de la Purísima a la orilla del camino, con una placa de
reconocimiento que dice: "Este pequeño monumento
dedicado a María Reina de los cielos se debe a la munificencia de don
José Ulloa, vecino de estos valles".
Al día siguiente, 7 de diciembre, en procesión
la santa imagen fue llevada hasta Casablanca para la bendición del
templo parroquial, hecha por don Miguel Rücker, Vicario General de la
Diócesis.
El día 8 de diciembre de 1913 fue bendecido
solemnemente el templo reconstruido, con gran alegría de los devotos por
dar a la Purísima un Santuario digno.
En 1918 se hace cargo de la Parroquia de
Casablanca y también del Santuario, el Pbro. don Eladio Lazcano
(Sepultado en el interior del templo) quien dio comienzo a los trabajos
de ampliación del templo con dos naves laterales y una amplia sacristía.
Al mismo tiempo, dio comienzo a un Retén de Carabineros, a dos cuadras
del Santuario.
En 1938, el párroco administrador tuvo que
adquirir un pedazo de terreno hacia el cerro detrás del templo para dar
solución al recorrido de las procesiones y dar comienzo a la
construcción del monumental calvario de 7 mts. de altura que hoy
contemplamos admirados.
Terminado el templo se iniciaron dos obras
promovidas por Monseñor Lazcano con la finalidad de servir a la
comunidad; éstas eran un Asilo de Ancianos y una Hostería para los
Peregrinos.
El Asilo de Ancianos cambió su finalidad
sirviendo como Instituto de Capacitación Rural, Casa de Ejercicios
Espirituales y hoy día como Seminario de la Diócesis.
En 1951 se llevó a efecto con gran solemnidad
el X Congreso Eucarístico Nacional de Valparaíso y, para realizar la
preparación espiritual del pueblo cristiano se promovió a la imagen de
la Purísima Virgen de Lo Vásquez como la Virgen Misionera. Desde el 31
de julio del mismo año, la venerable imagen visitó todas las parroquias
de la Diócesis hasta llegar el día 6 de octubre a la Catedral para dar
inicio las ceremonias del Congreso Eucarístico.
El sábado 13 de octubre de 1951 a las 10:30
horas en una solemne Misa Pontifical, el señor Obispo de Valparaíso,
monseñor Rafael Lira Infante coronó la imagen de la Purísima Virgen de
Lo Vásquez ante la clamorosa alegría de miles de devotos hijos y del
numeroso pueblo católico porteño. En la tarde de ese mismo día, la
imagen de la Virgen presidió la gran procesión marítima por la bahía de
Valparaíso.
Es el tercer Obispo de Valparaíso Monseñor
Raúl Silva, quien erige Lo Vásquez como Santuario de la Diócesis. Su
sucesor, Monseñor Emilio Tagle, trasladó el Seminario Mayor, recién
creado, junto al Santuario, y con la ayuda de muchos, construyó un
hermoso edificio donde se han formado ya más de 120 sacerdotes para la
Diócesis de Valparaíso y otras diócesis de Chile. El Santo Padre le dio
al Seminario el título de Pontificio Seminario Mayor San Rafael. El
Santuario es entonces atendido por una Comunidad de Religiosas
Catequistas. Además, en 1958, se construye la Escuela Lo Vásquez,
dependiente del Santuario.
Siendo Obispo de Valparaíso Monseñor
Francisco de Borja, se rehizo totalmente el Santuario de Lo Vásquez, que
quedó muy dañado por el sismo de 1985, y se arregló la Casa de
Ejercicios. El Templo y la Torre se hicieron de nuevo. Fue un tiempo de
gran concurrencia de fieles al Santuario. Se iniciaron las obras del
Campus Eucarístico. En este tiempo se creó el Bazar del Santuario y se
construyó la casa del Capellán.
Sucediéndole Monseñor Jorge Medina, se
remodeló el Presbiterio del Santuario. En el breve tiempo que fue Obispo
de Valparaíso, Monseñor Francisco Javier Errázuriz, se adquirió un
terreno de mayor extensión, junto al Santuario.
Posteriormente, Monseñor Gonzalo Duarte G.,
lleva a feliz término el hermoso Campus Eucarístico y una capilla para
las Confesiones.
En la actualidad, las cifras de feligreses
que se congregan el día de la Purísima en Lo Vásquez, superan el millón
de personas, llegando a ser la peregrinación mariana más importante del
país, con la participación de muchas instituciones.
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