Cada 27 de octubre se conmemora a la Santísima Virgen María como Patrona del Agro Argentino. Si bien esta figura de la Iglesia Católica posee una fecha de celebración propia, en el país se le rinde un homenaje autóctono desde hace más de medio siglo.
Fue el 27 de octubre de 1949, cuando el entonces presidente Juan Domingo Perón proclamó mediante el decreto nacional n° 26.888/49, a María Auxiliadora, también denominada Santísima Virgen María, como la Patrona del Agro Argentino.
De esta manera, este día se invitaba a los fieles a rezarle y a realizar diferentes homenajes a nivel nacional a la Santa Patrona de los Campos.
El sector agropecuario había adoptado la costumbre de invocar a un protector de las tierras ante Dios, tal como se hacía en la época colonial. Esta práctica se realizaba mediante la fe, para asegurar las buenas cosechas.
Asimismo, solicitaban a esta figura su accionar divino ante sequías, plagas, pestes, escasez, enfermedades y cualquier tipo de problema que pudiera padecer sus terrenos fértiles.
Es así, que eligieron a María Auxiliadora como representante y veladora del campo argentino. Los productores locales le hicieron saber esto a Perón en la fiesta del Colono de Rosario, Santa Fe en 1949.
Solicitaron que le otorgue un reconocimiento a nivel nacional, que se vea asociado con el sector agropecuario. De esta manera, surgió la idea de declararla como Patrona del Agro argentino.
Desde aquel momento, es posible ver la imagen de la Santísima Virgen María en diferentes destinos rurales del país. Imágenes en las chacras o altares en la ruta, son algunas de las ofrendas que le rinden honor.
Conocida como la Madre de Jesús o Madre de Dios, es una de las figuras más famosas de la Iglesia Católica, que representa la obediencia y humildad. De ella proviene el dogma de la Inmaculada Concepción, por la cual se la considera libre de pecado.
A lo largo de la historia se la ha reconocido a través de oraciones y rezos. Fue San Juan Crisóstomo quien, en el año 345, la denominó como Virgen María Auxiliadora, bajo la premisa: “Tú, María, eres auxilio potentísimo de Dios”.
Su popularidad llegó con el Papa Pío VII, quien en 1814 se encontraba prisionero del general Napoleón. De esta manera, prometió a la Virgen que la celebraría si él lograba llegar a Roma.
Poco tiempo después, el pontífice gozó inesperadamente de su libertad y brindó una fiesta en honor a Ella. De esta manera, declaró el 24 de mayo como el Día de María Auxiliadora.
En 2003, el Papa Juan Pablo II la recordó en sus rezos y discursos frente a multitudes en la Plaza San Pedro. Mediante sus palabras “Navega Mar Adentro”, inspiró a exalumnas del Colegio María Auxiliadora de Buenos Aires a retomar las celebraciones del 27 de octubre.
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