En su comentario sobre el diálogo entre María y Jesús en las Bodas de Caná, san Juan Crisóstomo ofrece esta explicación:
Ahora bien, había escasez de vino. Su Madre le dijo: "No tienen vino". Jesús le responde: “Mujer, ¿qué quieres que haga? Mi hora aún no ha llegado” (Juan 2, 3-4).
Es importante examinar de dónde le venía a la Madre de Jesús la idea elevada que tenía de su Hijo, cuando aún no había hecho ningún milagro, ya que el evangelista hace esta observación más adelante: "Así hizo Jesús en Caná de Galilea, el primero de sus milagros”, etc.
Respondemos que su gloria y su poder comenzaron a manifestarse por el testimonio de Juan y por lo que Jesús mismo había dicho a sus discípulos. Además, y mucho antes, su concepción enteramente divina y los prodigios que rodearon su cuna, habían dado a María la idea más elevada del Hijo del que era madre. San Lucas confirma esta explicación, cuando dice: “Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón”.
¿Por qué entonces María no lo instó antes a hacer milagros? Recién entonces comenzaba su vida pública. Hasta entonces su vida exterior había sido la de un hombre común y corriente, y su Madre no se había atrevido a hacerle tal petición. Pero, tan pronto como se enteró del testimonio que Juan el Bautista había dado y lo vio ya rodeado de discípulos, le hizo la petición con confianza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario