Del sitio Cuba conecta:
Regla es un municipio de La Habana con más de tres siglos de existencia. Su nombre aborigen es Guaicanamar que significa frente al mar y su origen está ligado a la Virgen de Nuestra Señora de Regla, Yemayá en la Religión Yoruba, que le da nombre al territorio y a su famoso santuario.
La iglesia, hoy Santuario Nacional, fue edificada en 1811 y terminada en 1818. Es un templo sencillo, más bien humilde. Tampoco hay ostentación alguna en la virgen negra, símbolo e ídolo del ultramarino poblado, jurada en 1708 Patrona de la Bahía, a cuyos pies se depositó la llave de San Cristóbal de La Habana. Esta lleva una sencilla vestimenta azul, adornada con encajes blancos que solo deja ver su rostro. La veneración que sienten por ella los habaneros y los cubanos en general es tan grande y profunda, como antigua e interesante es su historia.
Según afirman varias fuentes, la Virgen de Regla, es originaria de África. Se dice que fue tallada en el siglo IV, en madera oscura, como la piel de los africanos, por mandato de San Agustín, Obispo de Hipona, nacido en esa tierra, luego haber tenido este una revelación en la cual un ángel le indicaba esculpirla. El nombre que se gravó a los pies de la imagen se borró y olvidó, pero se dice que se le llamó “Virgen de la Regla de San Agustín” o “Virgen de la Regla” porque bajo su custodia está la regla de los frailes Agustinos.
El primer milagro que se le reconoció fue el de haber hecho que el diácono San Cipriano, quien no era marinero, la salvara de la invasión de los Vándalos, atravesando sin percances el peligrosísimo estrecho de Gibraltar, por lo cual la virgen llegó a ser muy apreciada por los marineros católicos. Su segundo salvador fue el Prior del Convento de Ermitaños de Chipiona, quien la escondió en un pozo en el cual permaneció por varios siglos. Fue encontrada por un canónigo de San Agustín, residente en León, justo en el Convento de “Santa María de la Regla”, a quien la propia virgen le reveló en una visión el lugar en que se hallaba.
En Cuba la virgen comenzó a ser adorada a partir del año 1687, en un óleo ubicado en la primera ermita de guano levantada en el entonces Guaicanamar, la cual fue destruida por el ciclón de 1692 y que luego volvió a ser levantada, en el mismo lugar, pero de mampostería. En 1696 don Pedro de Aranda y Evellaneda, castellano, trajo de su primer viaje a España la estatua de la virgen negra, probablemente adquirida cerca del convento de León, donde fue colocada el 8 de septiembre de ese mismo año.
Desde entonces creció y se multiplicó la devoción por ella, al punto que hubo que levantar dos altares en 1708, pues el que existía ya no era suficiente para acoger a todos los fieles provenientes de lugares apartados, que llegaba para rendirle homenaje También concurrieron al templo muchos creyentes de la Santería o Regla de Osha, en la cual la virgen representa a Yemayá, Orisha mayor, la dueña de los océanos, madre de la vida y de algunos dioses en esa religión. Este sincretismo nace porque los esclavos fueron obligados a convertirse a la religión católica y a través de los santos venerados por esta, adoraron a sus dioses africanos. La Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, por ejemplo, se identifica con Oshún. Ambas son dueñas de las tormentas, protectoras de los marinos.
En la actualidad, cada 7 de septiembre, habaneros y cubanos de todo el país, residentes dentro y fuera de la Isla, católicos, santeros, ateos, agnósticos, personas de todas las ideologías y razas, curiosos y turistas extranjeros de paso en el país, acuden al santuario para asistir a la fiesta de Nuestra Señora de Regla. Este día se realiza la procesión donde participan la Virgen con todos sus ornamentos, sacerdotes católicos y otros ministros de la iglesia, se agitan los incensarios, se entonan cantos religiosos, mientras se elevan plegarias por todo lo que se ama y se anhela, se cumplen promesas y se pide por Cuba.
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