Del sitio Misioneros Digitales Católicos:
María, Madre de Jesús y Madre mía,
eres la dulzura de nuestras vidas,
la esperanza que nunca nos decepciona.
Cuántas veces, con lágrimas en los ojos,
te he suplicado que me muestres a Jesús,
y tú, con tu mirada llena de ternura,
respondiste a mi esperanza, me devolviste la alegría.
Ayúdame, Madre, a tener tu misma mirada
hacia todos los que me encuentro en mi camino:
una mirada de compasión, de comprensión, de amor.
Amén

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