9 de marzo de 2020

Nuestra Señora del Rosario de Helio

Del sitio The Catholic Spirit por Liz Kelly *:
En un reciente retiro que dirigí para un grupo de mujeres en las afueras de Tucson, Arizona, las mujeres llegaron, una por una, cansadas, agotadas, gastadas con buenas obras y esperando lo imposible. Trajeron consigo una inusual pesadez; sus cargas eran excepcionales.
Una mujer era la defensora de víctimas - las historias de horror recogidas en ella era como una terrible y oscura biblioteca; sus sueños estaban frecuentemente poblados por demonios que trataban de poseerla. Ella los enviaba lejos en sus sueños declarando, "¡Pertenezco a Jesús y no puedes poseerme!" Otra trabajaba con delincuentes adolescentes. La preocupación que tenía por ellos era palpable, como una pesada y húmeda capa que nunca podía quitarse. Sabía que los peligros a los que se enfrentaban diariamente eran nada menos que potencialmente catastróficos.
Otra trabajaba con los discapacitados emocionales. Esta mujer vino y se arrugó ante mí como una hoja seca. De estatura reducida, no podía pesar más de cien libras, (N.T.: 45 kilogramos aproximadamente) y esto disminuido aún más por el agotamiento y la pena. En los últimos meses, no uno sino dos de sus antiguos alumnos fueron arrestados bajo los cargos de asesinato e intento de asesinato. Sus víctimas eran sus propios hijos.
"¿En serio?", dijo sollozando. "Quieres marcar la diferencia, crees que estás marcando la diferencia y luego esto? ¿En serio?" Las lágrimas salieron de ella.
Así atrajo a sus hijas al desierto para hablarles con ternura (Oseas 2:14).
No hay mucho que se pueda decir frente a semejante angustia. Dije algo acerca de cómo estoy seguro de que ella está haciendo una diferencia. Pero para todos sus estudiantes que están llevando vidas más pacíficas y más productivas gracias a ella, sus historias no llegan a los titulares. Aún así, uno siente que es totalmente inadecuado en esos momentos.
Pero en su sufrimiento también noté algo más: tenían un vínculo inusualmente fuerte. Por las noches, tenían una "fiesta de pijamas", donde se reunían e iban alrededor del círculo tomando turnos para compartir sus historias, escuchándose pacientemente, con amor, y de esta manera ayudándose mutuamente a aligerar sus cargas.
Esta comunión se intensificó especialmente en el último día. Como parte de su despedida del retiro y para celebrar la fiesta de Nuestra Señora del Rosario, algunas de las mujeres se levantaron a las cuatro de la mañana para crear un Rosario con globos de helio. Era enorme, azul, blanco y dorado. Cada una de las participantes fue invitada a pararse en un círculo, sosteniendo una cuenta del rosario en forma de globo, y mientras cantábamos un "Ave María" un globo era liberado en el aire. Lo observamos con placer mientras subía y bailaba y se elevaba por encima de las colinas desérticas, sumergiéndose aquí y ascendiendo allí, siempre elevándose hacia los cielos.
Normalmente no me meto en esas cosas, pero confesaré que fue una vista magnífica, y tuve que preguntarme si le produjo a la Santísima Madre algún placer. ¡Cómo debe haberle gustado recoger tantas peticiones, tantas penas, tanto cansancio, para retenerlo en el seno de su gracia!. (Lo he publicado en mi página web por si quieren verlo.)
Es celebrada como Nuestra Señora de las Victorias por su intercesión en la batalla de Lepanto, pero no olvidemos que es Nuestra Señora de las Victorias por las batallas que enfrentamos también. Ella puede luchar por nosotros de una manera que nosotros no podemos luchar por nosotros mismos.
Bendita Madre, las batallas aún continúan y tus hijos se cansan. Danos un espíritu renovado, un coraje renovado para luchar por el bien, para proteger a los inocentes y a los frágiles, y recordar que tu gracia siempre está ahí, bailando, elevándose sobre nosotros, llevándonos en cuerpo y alma hacia el cielo.

* Kelly es autor de seis libros, incluyendo "Jesús se acerca" y "Jesús se acerca al retiro para llevar a casa". Visite su sitio web en lizk.org.

 

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