24 de septiembre de 2019

Nuestra Señora de la Vega del Haro

Del sitio de la Cofradía de la Virgen de la Vega:

Muy escasas son las noticias que de la milagrosa imagen de la virgen de la Vega tenemos hasta el siglo XVII y XVIII, en que las diferentes fases de la construcción de la actual basílica deja abundantes detalles a través de los libros de fábrica y las cuentas que rinde la Cofradía y los encargados de financiar su construcción. 

Hasta ese momento la escasez de datos históricos contrastados, bien por falta de una investigación seria y profunda o bien por su inexistencia real, han hecho florecer algunas leyendas y tradiciones sin ninguna base rigurosa, que no obstante, se han ido distribuyendo entre las gentes y los panfletos informativos como hechos reales, toda vez que los mismos historiadores recogen estas tradiciones ante la necesidad de dar un porqué y un como a la contrastada devoción que desde el siglo XVII se profesa en la ciudad de Haro y su comarca, a la imagen de Ntra. Sra. la Virgen e la Vega.

Pero sin duda la tradición más conocida y divulgada de la imagen de Ntra. Sra. de la Vega es la leyenda Granadina. Esta, tal como la tradición la ha ido trasmitiendo, vendría a ser la siguiente: Tras la invasión de la península ibérica por los musulmanes, a raíz de la derrota del rey Don Rodrigo en la tristemente famosa batalla de Guadalete, el año 711; un grupo de cristianos que vivían en las fértiles vegas de Granada, se vieron obligados a huir dejando abandonadas sus tierras. En su huida llevaron consigo su más importante tesoro, una milagrosa imagen de la virgen que veneraban desde hacia tiempo y que no podían permitir que cayera en manos de los infieles invasores. Transportaron su imagen hacia el norte hasta llegar a las orillas del río Ebro en su confluencia con el cauce del Ojatirón, muy cerca del emplazamiento de la actual ciudad del Haro, que aun no existía como tal. 

Allí escondieron su imagen, en las tierras de aquella rica vega que tanto les recordaba al lugar de donde procedían. Muchos años después, tras la reconquista de las tierras riojanas y el asentamiento de poblaciones cristianas en sus tierras, unos hortelanos que habían plantado su huerta en aquél lugar descubrieron la imagen, que se les apareció en un cebollar de su propiedad. Esta aparición supuso un acontecimiento para los habitantes de aquellas tierras que se aprestaron a construir una modesta ermita donde venerar aquella imagen tan milagrosamente aparecida.

Pasó el tiempo y arraigó la devoción de los lugareños por aquella imagen, pero los granadinos, enterados del hallazgo regresaron para recuperar a su virgen, aduciendo sus legítimos derechos sobre ella. Los riojanos, ante las evidencias aportadas, con gran tristeza en su corazón, tuvieron que entregar aquella imagen a la que tanto querían y que tanto bien les había reportado. 

Usaron los de Granada unos bueyes para su transporte resultando que al llegar a las lindes de aquellas tierras los anímales paraban y no había forma de hacerlos continuar, intentaron a la desesperada aquellos hombres dar vuelta a los bueyes para regresar a la ermita que habían dejado atrás y comprobaron con asombro que los animales tomaban mansamente y con decisión la vía de regreso. Intentaron de nuevo llevarse a la virgen por el mismo método he hicieron, esta vez, un largo camino, hasta llegar a una posada donde se quedaron a pasar la noche. Al amanecer, comprobaron con asombro que los bueyes junto con su preciosa carga habían desaparecido. No fue tanta su sorpresa al comprobar que los bueyes habían regresado, sin que nadie les condujera, a la modesta ermita de la Vega. Por fin comprendieron que era la mismísima Madre de Dios la que por este prodigio les estaba indicando que quería que aquella imagen se quedara esa ermita, para su veneración por los lugareños y sus futuras generaciones, y así lo hicieron, con mucho dolor de su corazón abandonaron su pretensiones y dejaron en la vega de Haro su venerada imagen.

Hasta aquí la leyenda-tradición conservada en el tiempo y que como otras muchas de vírgenes aparecidas de aquella época recoge conocidos lugares comunes conducentes a expresar la milagrosa unión de una imagen y su pueblo. Esta bonita historia recogida incluso por los historiadores más reputados de la región, como D. Domingo Hergueta, ha pasado de boca en boca convirtiéndose en un hecho aceptado por el pueblo jarrero, que con esta copla, convertida en conocida jotilla, que todo riojalteño conoce y canta, ha propagado en el tiempo el sentir de las gentes hacia la Virgen de la Vega de Haro. 

Una primera leyenda, claramente errónea, citada por el padre F. Anguiano, sitúa a la imagen de la Virgen de la Vega entre las más antiguas de España, especulando que fue repartida con otras, por los apóstoles Santiago y San Pablo, en sus respectivas visitas a la península ibérica, a principios del cristianismo. Entendemos que al referirse a esta imagen se referiría el padre Anguiano a la primitiva imagen de la tradición granadina, pues la actual es claramente una imagen gótica del siglo XIV. En cualquier caso es imposible que los Santos Apóstoles referidos, pudieran haber traído imágenes de Ntra. Sra. ya que en los primeros siglos del cristianismo no se rendía culto ni a las imágenes ni a las personas, solo a la Santísima Trinidad, no existiendo de esa época imagen alguna. 

Cabe la posibilidad de que esta tradición antiquísima, se hubiera ido transmitiendo de boca en boca y de generación en generación a través primero de los habitantes del primitivo poblado de “La Vega” y de los de la Villa de Haro después, ya que no existe ningún documento fiable al respecto. Pero algunos historiadores apuntan a la posibilidad de que dicha leyenda se forjara a partir del hecho constatado de que la imagen, cuando esta revestida de sus mantos, lleva una granada en su mano. Siendo esto muy poco habitual en estas imágenes y siendo la granada un fruto de escasa tradición en nuestra zona; la gente debió preguntarse el ¿Por qué? de este símbolo en su mano, surgiendo, de la necesidad de una respuesta coherente, la leyenda que antes hemos narrado. 

Sin embargo es un hecho que la imagen de la Virgen de la Vega, tal y como se talló en el siglo XIV, lleva una manzana en la mano, símbolo éste que sí es más habitual en el tipo de imágenes de la época y que representa a la nueva Eva, que al contrario de lo ocurrido con la primera, que por una manzana trajo la perdición al mundo, la nueva Eva, por el fruto de su vientre traerá la salvación al genero humano. Así pues la famosa granada es un aditamento que se le colocó a la Virgen cuando se la vistió, por primera vez, superponiéndola a la manzana original. 

Teniendo en cuenta que esta moda comenzó a practicarse con asiduidad a partir del siglo XV y que los jarreros habían participado activamente en la conquista de Granada (1492), a las ordenes del Conde de Haro, y que habían obtenido mención y favores por parte de la casa real, algunos historiadores han querido ver este ornamento relacionado con eses privilegios obtenidos por la participación en la reconquista de granada, que hubieran reflejado añadiéndolo la granada al ajuar de la Vega. 

Las primeras noticias históricas que tenemos corresponden a un legajo fechado en 1063 en donde aparece nombrada la iglesia de "Santa María de Abeka" (actual Basílica de Nuestra Señora de la Vega) en una escritura de Sancho el de Peñalén: "illam ecclesiam quae dicitur Sancra Maria de Abeka"

Como esta iglesia tenía ya propiedades y era parroquia, es de suponer que la llegada de la imagen de la Virgen de la Vega a la villa, fuese bastante anterior, pocos años después de la conquista de 923.

La actual talla puede ser de finales del siglo XIII, combinando elementos de estilo románico y gotico.

En 1388 Alvar López de Puelles, vecino de Haro, fundó una capellanía para la Vega.
Hacia finales del siglo XIV o principios de XV la talla debió sufrir una reparación policroma, posiblemente para marcar la original.

En 1424 pasó por Haro Blanca I de Navarra, la esposa del rey Juan el Grande, con su hijo Carlos. Estuvieron en la villa del 8 al 12 de septiembre, lo que hace pensar que en aquella época se celebrase ya en Haro la festividad de la Virgen de la Vega.

Hacia 1492 se supone que se vistió la imagen por vez primera. Un privilegio otorgado por los reyes catolicos a los Condes de Haro, por su participación en la reciente guerra de Granada, habría permitido la colocación de una granada sobre la mano de la talla vestida con manto. Esto supuso una segunda intervención, muy desacertada, realizada para encajar la corona metálica y adecuar la imagen a la ropa de vestir. En ella perdió la imagen: el cabello, la toca y acaso también una primitiva corona. Hasta las puntas de los zapatos fueron recortadas al sobresalir mucho y empujar el manto en demasía.

Por último una tercera modificación de la talla se produjo en 1967, al quitar los ropajes que cubrían la talla desde 1492. Se hizo entonces necesaria la reparación de los destrozos ocasionados para cubrirla con ropajes, cepillando o arrancando elementos constituyentes de la primitiva talla, además de las roturas y desperfectos ocasionadas por el tiempo. A efectos de reconstrucción se tuvo en cuenta un tocado como el de la Anunciación en piedra de Silos o como el de la Virgen Blanca de León a fin de poder presentar la imagen sin vestiduras textiles y sin corona. 

Fue el 30 de diciembre de 1967 tras casi quinientos años escondida bajo su manto, después de una celebración multitudinaria presidida por autoridades locales y regionales, se descubrió la antigua talla gótica. El motivo fue las disposiciones dadas en el concilio Vaticano II para que los templos y las imágenes recuperaran su antigua sobriedad y sencillez, quitando de los templos e imágenes los muchos aditivos extraordinarios de que habían sido provistos. Así pues, esa tarde del 30 de diciembre de 1967, fue presentada la reforma realizada tanto en la imagen como en el propio templo. Tras la misa oficiada por el entonces Obispo de la Diocesis D. Abilio del Campo y de la Barcena, el Párroco de Haro y Capellán de la Basilica D. José Luis Olarte Espeso y el joven misacantano D. Jesús Orue, se permitió al curioso publico asistente contemplar la magnifica escultura de la virgen tal como fue realizada y venerada por nuestros antepasados en los siglos XIII, XIV y XV. 

La polémica surgió de inmediato, entre quienes querían que siguiera la Virgen que habían conocido durante toda su vida y los que veían con buenos ojos la, para todos, nueva imagen de la Patrona de Haro. Todo se solucionó de modo salomónico, permitiendo que durante unas fechas señaladas al año se vistiera a la virgen con sus mantos de siempre.

No hay comentarios: