Del sitio Ecclesia Digital:
Es la Virgen que mira al pueblo. Es la Virgen que sonríe y bendice a sus fieles, que la veneran con amor filial desde el siglo XII. Es la Virgen elegante y señorial que porta al Niño Jesús y que muestra, en catequesis de talla, la verdad y la hermosura de su humanidad y divinidad. Es la Virgen florecida, en claveles, gladiolos y nardos, que exhala el inconfundible buen olor de Cristo. Es la Virgen que enseña la grandeza del misterio y de la misión de María Santísima, la Intercesora y la Modelo. Es la Virgen compañera de camino y de afanes, transmisora de fe, de esperanza y de caridad. Es la Virgen Eucarística, que guarda en su regazo materno a Jesús Sacramentado y nos lleva siempre a El. Es la Virgen solidaria, que con su mejilla herida y abierta, se une al dolor de toda la humanidad, al grito y al llanto de los que sufren. Es la Virgen del perdón y de la misericordia, que nos llama siempre a reconciliarnos con Dios a través del sacramento de la confesión y a reconciliarnos con los hermanos. Es la Virgen que se enraíza con la historia de nuestra fe y guía e interpela a todos sus devotos para que sean fieles a esta misma historia de fe.
Es la Virgen de la Palabra, que, dichosa Ella, que escuchó la Palabra de Dios y al puso por obra, que tanto se adhirió a la Palabra que la Palabra se hizo Carne en sus entrañas de Virgen y de Madre y habitó entre nosotros. Es la Virgen coronada que nos indica que la mejor corona es la vida cristiana coherente, apostólica y comprometida de los hijos de la Iglesia. Es la Virgen procesionada con faroles y antorchas, con cirios y velas, que nos llama a correr bien la carrera y a dar el relevo para que todas las generaciones sigan proclamándola Bienaventurada en el Nombre del Señor y para Gloria suya.
Es la Virgen de la catedral, la Virgen de la iglesia principal de nuestra ciudad y de nuestra diócesis, “caput et mater ecclesiarum” ("la cabeza y madre de la Iglesia"). Es la Virgen de la Iglesia, la Virgen de nuestra Iglesia que peregrina, con su pastor al frente, en las tierras de Sigüenza-Guadalajara. Es, sí, la Virgen de la Mayor de Sigüenza, su Patrona, su Señora, su Madre, su Abogada, su Orgullo, su Corona, clave inequívoca y fecunda de su identidad más cierta.
La Virgen de la Mayor es una imagen originariamente románica, de madera de ciprés, traída a Sigüenza por el obispo Bernardo de Agén, reconquistador y restaurador de la diócesis, en el año 1124. Su emplazamiento primero fue la capilla mayor de la catedral, de donde procede su nombre popular: Virgen de la Mayor.
En las Actas de la catedral de Sigüenza del año 1197 consta que el entonces obispo Rodrigo mandó que ardieran día y noche ante la imagen de la Virgen de la Mayor siete lámparas, de plata grabada, llenas de aceite.
Artísticamente, es una imagen que representa el misterio de la Coronación de María. Es efigie «socia belli» («compañera de batalla»), ya que acompañaba al obispo Bernardo en sus intervenciones en pro de la reconquista del antiguo territorio diocesano. Es también imagen eucarística: tiene una concavidad con portezuelas al dorso, en donde se guardaban reliquias y el viático o Santísimo Sacramento.
En el año 1313, hallándose muy deteriorada la imagen, el obispo Simón Girón de Cisneros mandó revestirla de plata. Por ello, durante un tiempo fue llamada «La Blanca», título que no prevaleció ya que el pueblo seguía llamándola la Virgen de la Mayor. Durante la citada restauración de la talla, se procede también a otras acciones, que le dotan de una presencia más gótica -ágil, risueña, señorial, benedicente-, como actualmente puede contemplarse.
En 1493, según relatan las Actas de la Catedral de Sigüenza, comienzan la procesión anual de la imagen de la Virgen de la Mayor, cuya fiesta venía ya celebrándose en el domingo siguiente a la Asunción de María (entre los días 17 y 24 de agosto). Era obispo de Sigüenza Pedro González de Mendoza, el guadalajareño cardenal Mendoza.
El año 1522 el obispo de Sigüenza Fadrique de Portugal funda la Cofradía de la Virgen de la Mayor, cuyos primeros estatutos datan de 1598, siendo obispo de Sigüenza Lorenzo Suárez de Figueroa y Fernández de Córdoba
En 1609 se construye un nuevo retablo para la capilla mayor de la catedral. Es obra de Giraldo de Merlo. Era obispo de Sigüenza fray Mateo de Burgos. La imagen de la Virgen de la Mayor experimenta entonces distintos emplazamientos: en 1610 en la Iglesia de Santa María de Medina o Santa María de los Huertos -actual Iglesia de las Hermanas Clarisas y perteneciente al patrimonio catedralicio- y en 1617 y hasta 1673, en la capilla de la Anunciación de la catedral de Sigüenza, a cuyo efecto el artista Juan de Orihuela labra altar y retablo, que desde 1904 es ocupado por una imagen de la Inmaculada.
Entre 1666 y 1673, por mandato del obispo Andrés Bravo de Salamanca, el artista Juan de Lobera construye en el transcurro de la catedral un altar-retablo barroco destinado a la Virgen de la Mayor. Es desde entonces su sede.
En 1809, la imagen de la Virgen de la Mayor se libra milagrosamente de ser quemada por los franceses, en plena guerra de la Independencia. Con todo, un soldado francés deja huella de lo acontecido mediante un sablazo en la mejilla derecha de la imagen de la Virgen, que todavía permanece hoy.
En el año 1871, siendo obispo Francisco de Paula Benavides y Navarrete, se renuevan los Estatutos de la Cofradía de la Virgen de la Mayor, que han permanecido en vigor hasta 2005.
El 18 de marzo de 1906 es robada la corona de la Virgen de la Mayor y un anillo. Inmediatamente después, por suscripción popular y ayudas del Cabildo Catedralicio, se labra una nueva corona para la Virgen y las Religiosas Ursulinas bordan un manto de raso blanco para la fiesta de la coronación, que tiene lugar el 17 de agosto de 1906, presidida por el obispo de Sigüenza fray Toribio de Minguella y Arnedo.
Asimismo, en el anochecer de aquel día, se celebró una procesión especial por las calles Medina, Seminario, San Roque, Puerta de Guadalajara, Valencia, Fuerte, Mayor y Plaza. En los últimos treinta años no se había realizado esta procesión, cuyos orígenes datan de 1493.
En 1926 comienzan las gestiones para dotar de un rosario de faroles con los misterios del Rosario para esta procesión, que sale, por primera vez, a las calles seguntinas el 17 de agosto de 1928. Era obispo de Sigüenza Eustaquio Nieto Martín.
En octubre de 1936, en plena guerra civil española, el rosario de faroles es gravemente dañado. Tras el final de la guerra, se emprende su restauración y mejora y en la fiesta de la Virgen de la Mayor de 1943 sale el nuevo rosario de faroles. En sede vacante tras el martirio el 27 de julio de 1936 del obispo Nieto Martín, la diócesis era regida por el canónigo arcediano Hilario Yaben Yaben como vicario capitular.
Entre 1941 y 1946 -años de la restauración de la catedral, gravemente dañada durante la guerra civil- la imagen de la Virgen de la Mayor es ubicada en la capilla parroquial de San Pedro, dentro de la catedral.
En 1974, el obispo Laureano Castán Lacoma promueve una nueva restauración de la imagen, que además es despojada de los mantos que la revestían. Desde entonces la imagen ofrece la belleza cipresina de su original creación bajomedieval.
En 1998, la Cofradía de la Virgen de la Antigua de Guadalajara ofrece a la Cofradía de la Virgen de la Mayor de Sigüenza dos faroles de los misterios gozosos y dieciocho faroles de mano.
En 2000, la Cofradía hace entrega de un cuadro de la Virgen de la Mayor a la Casa de Guadalajara en Madrid y restaura el histórico trono barroco de la Virgen de la Mayor.
En 2005, con fecha 24 de junio, el obispo José Sánchez González aprueba los nuevos Estatutos de la Cofradía de la Virgen de la Mayor y, con fecha 15 de noviembre, la Dirección general de Turismo y Artesanía de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha declara fiesta de interés turístico regional a la procesión de los faroles. En el año 2006, se celebra el centenario de su coronación y en 2008 se inaugura una nueva iluminación de su hornacina.
En el día de la festividad de la Virgen de la Mayor, que es, desde finales del siglo XV, el domingo siguiente a la solemnidad de la Asunción de la Virgen María, los actos conmemorativos se desarrollan en tres grandes momentos. El primero de ellos comienza a las ocho de la mañana. Varios cientos de fieles participan en el tradicional Rosario de la Aurora, que recorre las travesañas y las murallas de la ciudad. A continuación, en el altar de la Virgen de la Mayor se oficia una Eucaristía.
A las 12 horas, el obispo diocesano preside la Eucaristía central y principal de la Jornada. Más de medio millar de fieles acuden a la misma. Cantará la Coral Santa Cecilia de Sigüenza.
El momento más esperado del día llega a partir de las nueve de la tarde. Comienza con el rezo del rosario ante el altar de la Virgen de la Mayor, mientras va saliendo la procesión en su honor, que media hora más tarde está ya en las calles de la ciudad.
Es la procesión de los faroles en honor de la Virgen de la Mayor, que recorre las principales vías de la ciudad, acompañada de varios miles de fieles.
El tañido de las campanas catedralicias, el desgranar del Santo Rosario y los sones de la banda de música aportan el sonido inconfundible de la más bella noche seguntina, iluminada por los cirios de los faroles procesionales y las luces artísticas y monumentales de la ciudad, mientras que los nardos, los gladiolos y las rosas en honor de María Santísima de la Mayor esparcen sus mejores olores y fragancias al igual que del corazón y de los labios de los seguntinos salen las más hermosas y conmovidas plegarias y oraciones en la fiesta anual de su Madre y Señora.
27 de mayo de 2019
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