En 1728, la iglesia parroquial de Steinbach, Bavaria, Alemania, adquirió un conjunto de estatuas de madera pintada que representan la Crucifixión, la Virgen Dolorosa y San Juan.
Dos años más tarde, los feligreses comenzaron a reportar que la estatua de Nuestra Señora de los Dolores estaba moviendo sus ojos, llorando, y cambiando el color de su piel.
En cuanto se corrió la voz, sus milagros y curaciones se multiplicaron.
Luego de una investigación formal, el obispo católico declaró a los milagros válidos en 1734.
Por ese motivo, una iglesia barroca más grande fue construida para alojar a los peregrinos.
A pesar de que las multitudes y los milagros se redujeron a finales de 1700, el santuario sigue albergando cuatro grandes peregrinaciones anuales: el lunes después de Pentecostés, las fiestas de la Santa Cruz el 3 de mayo y 14 de septiembre, y la peregrinación de los veteranos en el último sábado de octubre.
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