Nuestra Señora de la Defensa es una imagen que se venera y guarda en el Altar de los Reyes de la Catedral de Puebla. Es una pequeña imagen, posiblemente del siglo XVI, de excelente talla y policromía, traída desde España a mediados del siglo XVII por un hombre que, cansado de las vanidades del mundo, decidió retirarse a una ermita, primero en Tepeaca, luego en el cerro del Pinal, donde Juan Bautista de Jesús, como se llamaba, era acosado por la gente que deseaba un consejo o una oración. Juan Bautista decidió cambiar su ermita a una colina cercana a la ciudad de Tlaxcala, a donde llevó su imagen bendita y la colocó en el altar, de inmediato acudían los que sentían acosados y perseguidos, encontrando pronta defensa en la imagen.
Narran las crónicas que a la sombra de la ermita se refugiaban animalitos y pájaros que eran perseguidos por los depredadores, así como mujeres y hombres en iguales circunstancias, encontrando protección requerida, de donde le vino el sobrenombre de Nuestra Señora de la Defensa, siendo en realidad una representación de la Inmaculada Concepción de María.
Tomando el báculo del obispado de Puebla, el beato Juan de Palafox y Mendoza, en 1640, escuchó la historia y los testimonios que hacían quienes habían obtenido la defensa y protección, así que interesado en el asunto, visitó directamente la ermita, se postró a los pies de la Virgen, conversó con el ermitaño, y trasladó solemnemente a la escultura hacia la catedral de Puebla, donde la entronizó como Protectora de la ciudad de Puebla y de la Diócesis, sin que tuviera tiempo de formalizarlo, aunque pronto alcanzó esa categoría a ojos y sentimientos del pueblo.
Años después, mirando la fama y veneración, la solicitó en préstamo temporal el Capitán don Pedro Porter de Casanate (pariente de don Juan de Palafox) quien la llevo en su campaña conquistadora, en el norte de Chile, en América del Sur, al final de la contienda se le declarò “Mariscala y Generala” de los ejércitos españoles en aquellas remotas regiones.
Los conquistadores y colonos chilenos se negaron a devolverla, dando lugar a un litigio de 24 años que culminó con el retorno de la imagen a la Catedral, con su banda de grado militar que hasta la actualidad ostenta.
Ante el culto popular cada vez mayor, en 1765 el cabildo angelopolitano determinó que se le adaptara como “Nuestra Señora del Pilar” y coloca en el fanal o nicho, de columnas salomónicas de jaspe, que originalmente estaba destinado al Niño Jesús, justo sobre el tabernáculo del Altar de los Reyes.
Se decidió que su festividad fuera cada 24 de mayo, por el día en que retornó a su templo, igualmente se mandó hacer una pintura con la alegoría del ermitaño Juan Bautista de Jesús, la cual se conserva en el “Salón Chocolatero” adjunto al antiguo salón de cabildos, hoy salón de los Gobelinos.
La Virgen de la Defensa debe invocarse para protección de Puebla y ante avatares que requieran de la protección de tan gran Señora
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