21 de diciembre de 2020

Nuestra Señora de la Peste

 


Del sitio Religión Digital:

Desde que se tiene registros literarios de la humanidad hay abundantes noticias de epidemias y pandemias, pestes, en el mundo. Una de las antiquísimas fuentes que hace referencia a ellas es la Biblia, especialmente el Antiguo Testamento, que atribuye su origen a la intervención divina y es la herramienta que utiliza Dios para exterminar a un pueblo (Ex.9,15; Num, 14,12; Sal. 78,50; Ez. 14,19, etc…) La peste, con su rápida propagación y trágicas consecuencias, junto con la guerra y el hambre son los tres grandes azotes de Dios a la humanidad. En el Nuevo Testamento, el azote añadido sería el de los terremotos (Mt. 24,7; Lc.21,11; Ap 6,8…)
En sus filosofías y textos, Ovidio, Platón, Plutarco, Tito Livio, Plinio creían también que la peste era consecuencia de la cólera divina por el comportamiento del ser humano. Llegó Hipócrates y comenzó a formalizar la medicina. Observó que la peste se propiciaba en las estaciones cálidas y húmedas, afirmaba que el estado del aire y los cambios de estación engendran la peste.
De las primeras más conocidas tenemos la peste de Atenas (428 a.C.). Las epidemias se han sucedido de forma imparable a lo largo de la historia con efectos devastadores. En el siglo III, hubo una peste originada en Egipto, que pasó a Grecia e Italia que "se iniciaba por un fuerte dolor de vientre que agotaba las fuerzas. Los enfermos se quejaban de un insoportable calor interno. Luego se declaraba angina dolorosa; vómitos se acompañaban de dolores en las entrañas; los ojos inyectados de sangre. (...). Unos perdían la audición, y otros la vista. En Roma y en ciertas ciudades de Grecia, morían cerca de 5.000 personas por día", describe Cipriano, obispo de Cartago.
En el siglo XIV, 1347, aconteció la peste negra, peste bubónica, peste septicémica. Con origen en Asia, llegó a Valencia a través de Italia en los barcos procedentes de Génova. Y aquí se desplegó por todo el territorio en 1348 de la peste, luego se reprodujo en 1362, 1374, 1375, 1380, 1383, 1384 y 1395. En esta época surgió la devoción, veneración y culto de la “Virgen contra la peste”, a la que se dedicó capilla en la catedral de Valencia. Acudían a ella regueros de habitantes de la ciudad y poblaciones cercanas para que les preservara de la epidemia. La imagen era una talla de la Virgen que desapareció de su lugar con motivo de los trabajos de limpieza y adaptación que se hizo para la boda de Felipe III en 1599.
 En el siglo XVII, renació la peste negra. En 1647, llegó la epidemia a Valencia desde el Magreb por mar. Murieron 30.000 personas. Quedó afectado por la epidemia hasta el propio Virrey, el Conde de Oropesa, quien curó milagrosamente al mandar le llevaran a palacio en procesión de rogativas la imagen de la Virgen de los Desamparados, a raíz de lo cual hizo promesa de levantarle capilla.
La aparición y recrudecimiento de la epidemia hizo que de nuevo pusieran su pensamiento en la Virgen contra la Peste de la Catedral, que entronizó un óleo de la Virgen contra la Peste en su capilla, obra atribuida a alguien de la Escuela de Ribalta, donde aparece, cuenta F. Pedrell, “Jesucristo afligiendo al mundo con los rigores de la peste, figurado con lenguas de fuego, y a la Virgen y a san Vicente Mártir, implorando su piedad. Cobijados por una especie de lienzo que sostienen la Virgen y san Vicente, aparecen arrodillados Babán, los infantes de la capilla y algún individuo de su familia”. Otros autores creen no es san Vicente mártir quien aparece en la tela, sino san Esteban mártir. Llama la atención que aparezca con bigote.
Babán era Graciano Babán, maestro de capilla en la Catedral de Valencia desde el 27 de abril de 1657 hasta su muerte, “compositor muy fecundo y respetado en su época”, dice Ruiz de Lihory, del que existe “un retrato suyo verdaderamente curioso: sobre un lienzo pintado al óleo aparece la Virgen (llamada contra la Peste) cobijando bajo su manto al maestro Babá y a los cantores de su Capilla, que miran aterrados cómo Jesucristo castiga al mundo con los rigores de la peste… cuadro de composición parecida, salvo los retratos que hay en san Nicolás, en la capilla de Nuestra Señora de las Fiebres. Es verosímil que el citado cuadro fuera costeado por el maestro, en acción de gracias de haber salido libre de la epidemia, que en aquella sazón hizo en Valencia numerosas víctimas”.
 Hoy, en plena epidemia del coronavirus, el lienzo “La Virgen contra la Peste” no está en ningún altar de la Catedral, sino en el Museo de la Catedral, restaurado y rotulado con la advocación de Virgen contra la Peste o “Virgen de las Epidemias”, un lienzo que pasa casi desapercibido a los visitantes, mayoritariamente turistas que visitan el interesante espacio cultural religioso.
El Papa acaba de invocar a la Virgen María impetrando su protección en esta catástrofe humanitaria. También lo ha hecho el Cardenal Arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares. Un gesto bonito, recuperando la historia, tradición y religiosidad del pueblo valenciano, sería sacar del Museo de la Catedral tan hermosa, valiosa y sentida pintura, y devolverla a la capilla que en su época tuvo, o colocarla en lugar accesible para que los fieles, creyentes o angustiados pudieran ante ella presentar sus oraciones.

Baltasar Bueno

9 de diciembre de 2020

Nuestra Señora de los Milagros (Roma II)


 Del sitio Nobleza.org:
Plinio Corrêa de Oliveira
En 1842, un hombre judío francés, de 28 años de edad, llamado Alfonso Ratisbonne estaba de visita en Roma. Era el hijo menor de una importante familia de banqueros de Estrasburgo con una estrecha relación con los Rothschild. Como sucede a menudo con los judíos de Europa, una familia toma el nombre de una ciudad. El francés Ratisbonne viene de Ratisbona, el nombre latino de Regensburg, una famosa ciudad alemana cercana a Munich. Alfonso era un judío por raza y religión, virulentamente anticatólico y libertino en sus costumbres.
Alfonso Ratisbonne estaba haciendo una gira por Europa y Oriente antes de decidirse a casarse con su prima Flore y asumir una alianza con el banco de su tío. Por coincidencia terminó en Roma en lugar de Palermo -como lo tenía previsto-, siendo bien recibido por el círculo diplomático francés que residía allí. A regañadientes tuvo que reunirse con el barón Theodore de Bussières, un ferviente católico. A pesar de que el judío parecía bastante lejos de cualquier conversión, el barón, sin dejarse desalentar por su sarcasmo y blasfemia, vio en él a un futuro católico y lo animó en sus visitas.
Una tarde, durante una animada conversación en la que Ratisbonne ridiculizaba las supersticiones de la religión católica, el barón desafió a Ratisbonne a someterse a una simple prueba de ponerse la Medalla Milagrosa. Sorprendido, pero con ganas de demostrar la ineficacia de tales adornos religiosos, Ratisbonne consintió y permitió que la joven hija del barón le pusiera la medalla alrededor de su cuello. El barón de Bussières también insistió en que Ratisbonne recitase la oración Acordáos” (Memorare) una vez al día. Ratisbonne prometió diciendo: “Si no me hace un bien, al menos no me hará ningún daño”.
El barón y un cercano círculo de aristocráticos amigos aumentaron sus oraciones por el escéptico judío. Es notable destacar que entre ellos había un devoto católico que estaba gravemente enfermo, el conde Laferronays, que ofreció su vida por la conversión del “joven judío”. En el mismo día Laferronays entró en una iglesia y rezó más de 20 Memorares por esta intención, sufrió una ataque al corazón, recibió los últimos sacramentos y murió.
Al día siguiente su amigo, el barón de Bussières, iba en camino para organizar el funeral del conde en la Basílica de San Andrea delle Fratte y se encontró con Ratisbonne. Él le pidió que lo acompañara y que lo esperase en la Iglesia mientras organizaba algunos asuntos con el sacerdote en la sacristía.
Ratisbonne no acompañó a su amigo a la sacristía. Deambuló por la iglesia admirando los bellos mármoles y diversas obras de arte. Mientras estaba de pie ante un altar lateral dedicado a San Miguel Arcángel, Nuestra Señora de repente se le apareció. Era el 20 de enero de 1842.
De pie sobre el altar, la Virgen se le apareció con una corona y una sencilla túnica larga blanca, con un cinturón enjoyado alrededor de su cintura y un manto azul-verde que le cubría el hombro izquierdo. Ella lo miró afablemente; sus manos estaban abiertas y de ellas salían rayos de gracias. Su porte era regio, no sólo por la corona que llevaba. Su altura y elegancia daban la impresión de una gran dama, plenamente consciente de su propia dignidad. Ella transmitió su grandeza y misericordia en un ambiente de gran paz. La Virgen tenía algunas de las características de Nuestra Señora de las Gracias. Alfonso Ratisbonne vio esta figura y comprendió que estaba delante de una aparición de la Madre de Dios. Se arrodilló ante Ella y se convirtió.
Al regresar de la sacristía, el barón se sorprendió al ver al judío orando fervientemente de rodillas delante del altar de San Miguel Arcángel. Se acercó a su amigo y Ratisbonne le pidió inmediatamente que fueran donde un confesor para que pudiera recibir el bautismo. Once días después, el 31 de enero recibió el bautismo, la confirmación y la Primera Comunión de manos del Cardenal Patrizi, Vicario del Papa. 
Su conversión tuvo enormes repercusiones en toda la Cristiandad. Todo el mundo católico se dio cuenta de ello y quedó impresionado. Después, Ratisbonne se convirtió en sacerdote jesuita. Diez años más tarde, él y su hermano Teodoro, quien también se convirtió del judaísmo, fundaron una congregación religiosa —la Congregación de Sion— dedicada a la conversión de los judíos.
Poco después de la aparición, en base a la descripción del P. Ratisbonne, se pintó un cuadro que representaba a la Virgen como se le había aparecido ese día en San Andrea delle Fratte. Cuando se terminó el cuadro, él lo vio y dijo que representaba vagamente la belleza de la aparición que había visto. Esto no es difícil de creer puesto que la belleza real de Nuestra Señora debe superar cualquier mera representación. La imagen fue colocada en el lugar exacto donde se le había aparecido, y se hizo conocida como la Madonna del Miracolo, la Virgen del Milagro, en referencia al doble milagro, su aparición y la conversión instantánea de Alfonso Ratisbonne.
Obviamente, esa aparición representó un gran beneficio para el alma de Ratisbonne. También representó un beneficio para la Iglesia Católica con la fundación de la Congregación de Sion, con su misión especial de trabajar por la conversión de los judíos. Esta congregación expresa bien la posición de la Iglesia hacia los judíos. Su posición no es odiar a los judíos sino defenderse de sus ataques. En la medida en que atacan a la Iglesia, Ella se defiende. Pero por encima de todo, Ella desea su conversión, la erradicación del judaísmo como religión y la entrada de los judíos en la Iglesia Católica, que es la verdadera continuación de la nación escogida.
Pero en el contexto doctrinal y psicológico de aquellos tiempos, el milagro con Ratisbonne tuvo un significado más profundo. En el siglo XIX, la Revolución estaba promoviendo fuertemente el racionalismo, una escuela de pensamiento que hoy se ha vuelto obsoleta. En aquel entonces, la Revolución enfatizaba el siguiente punto: el hombre racional, el hombre que trata de determinar todo de acuerdo a la razón, no puede encontrar los apoyos necesarios en la razón para creer que Dios existe, que la Iglesia Católica es la religión verdadera, y que fue fundada por Jesucristo. Por lo tanto, la Revolución concluyó que todo el edificio de la doctrina católica no puede ser aceptado por la razón humana.
Estas afirmaciones revolucionarias eran sólo mitos, como la mitología romana o las leyendas de los pueblos indígenas y africanos. La mayoría de los argumentos racionalistas eran argucias o sofismas, con sólo unos pocos procedimientos sacados de argumentos capciosos. Pero debido a que la Revolución insistió sin descanso en esos puntos y presentó un torrente de objeciones a la doctrina católica, muchas personas de ese tiempo perdieron su Fe.
Para contrarrestar esta ola incesante de ataques contra la Fe católica, la Virgen se apareció e hizo milagros en varios lugares.
El milagro de la conversión de Ratisbonne que ocurrió en Roma impactó en toda la Cristiandad. En aquellos tiempos no existía este ecumenismo maldito que estamos presenciando hoy. En ese tiempo, la separación de las religiones era mucho más profunda y, por lo tanto, era también el abismo que separa la verdad del error, y el bien del mal. Un judío rico e influyente, con absolutamente ninguna razón para favorecer a la Iglesia Católica, de repente se convirtió porque vio la Virgen. Él dio prueba de su sinceridad al renunciar a sus posiciones en el mundo y romper con sus ventajosos compromisos. Abrazó la vida religiosa y fundó una congregación religiosa para convertir a los otros judíos y luchar contra el judaísmo. Es imposible imaginar una prueba más objetiva de la verdad de la aparición. Este episodio tuvo un enorme impacto en toda Italia y Francia, y luego en todo el mundo católico.
Ello fue evidentemente un milagro, un milagro que cayó del cielo como una gota de agua sobre una humanidad sedienta que estaba siendo influenciada por los mitos racionalistas de la Revolución.

8 de diciembre de 2020

Nuestra Señora de Nazaret (Portugal)

Del sitio Foros de la Virgen

Todo comenzó el 22 de mayo de 1180, cuando en Portugal, Don Fuas Roupinho salió con algunos compañeros a una partida de caza. El venado que perseguía se tiró a un acantilado y su caballo iba a hacer lo mismo cuando imploró a María y ésta apareció y lo salvó. Don Fuas construyó una Capilla que dio origen a la advocación Nuestra Señora de Nazaré.
Los marinos portugueses llevaron la devoción a Brasil. Y esta tuvo un importante arraigo en el Estado amazónico de Pará, donde el segundo domingo de octubre se realiza la procesión del Cirio de Nazaré, que pasa por ser la mayor procesión de Brasil y dicen que del mundo, con más de 2 millones de fieles.
 

En el distante siglo XII, Portugal ya era nación soberana, sin embargo, escaramuzas y combates terrestres eran frecuentes. Además, los navíos moros aún eran señores de la costa, y esto constituía un gran peligro para todos. El rey Don Alfonso Enríquez, preocupado en alejar esa amenaza que pesaba sobre sus súbditos, llamó a un vasallo de confianza, el alcalde mayor de Porto de Mos, y lo hizo comandante de las pocas naves de guerra que entonces tenía Portugal. Para muchos, pareció una temeridad que la flotilla cristiana enfrentase a los experimentados marineros y corsarios árabes. Sin embargo, la Providencia cuidó a los lusos, y la escuadra mora sufrió clamorosa derrota a lo largo del Cabo Espichel.
Era la primera victoria de la marina portuguesa y su comandante Don Fuas Roupinho pasó a la historia. Sin embargo, su nombre sería recordado por las generaciones posteriores, no tanto por el combate marítimo, sino por haber sido objeto de un favor celeste, un verdadero milagro operado en nombre de María Santísima.
Tiempo después de la batalla naval, Don Fuas se encontraba en la región de Nazaré, área costera distante poco más de 100 kilómetros de Lisboa, repleta de altos despeñaderos, de donde se visualiza un fabuloso mar azul. Era una mañana de septiembre de 1182, y estando la región en paz, el impetuoso caballero se dedicaba a una de sus actividades predilectas: la caza. Una pesada neblina cubría los campos y el litoral, y cuando el cazador ya estaba presto a desistir de la empresa debido a la falta de visibilidad, vio el bulto de un gran ciervo corriendo en la bruma e inmediatamente salió a alcanzarlo. La neblina hacía muy difícil la persecución, rocas y árboles surgían, por así decir, de la nada, iban por terrenos desconocidos, pero el tenaz Don Fuas no desistía. Súbitamente, el ciervo dio un gran salto, y el caballo, que lo iba siguiendo, se disponía a hacer igual movimiento.En ese momento el caballero se percató, con espanto, que el ciervo se lanzaba de uno de los peñascos costeros, entrando en el abismo para perecer en el choque con las rocas marinas, y su caballo iba hacer lo mismo… ¡Demasiado tarde para retroceder! En pocos segundos, el propio perseguidor tendría el mismo trágico destino. No había escapatoria.
Sintiéndose perdido, de su afligido pecho brotó un clamor de súplica a la única que podría socorrerlo en tal situación: “¡Señora Salvadme!
Entonces apareció milagrosamente en el aire, bondadosa y sonriente la Virgen María, con su Divino Hijo en los brazos. A un ligero gesto suyo, las patas traseras del caballo se pegaron a la piedra, salvando la vida del caballo y de su jinete. Y desapareció del mismo modo tan inesperado como apareció.
De rodillas en el suelo y lleno de emoción, Don Fuas Roupinho prometió construir en ese lugar una capilla en honra a quien milagrosamente lo salvó: Nuestra Señora de Nazaré. Y así lo hizo.
Esto sucedió en la actual villa de Nazaré localizada en el distrito de Leiria, región Centro y subregión del Oeste, con cerca de 14 mil habitantes, y que según las crónicas su orígen fue villa de pescadores. El milagro marcó tan profundamente las almas que incluso el poeta Camões, en su inmortal obra “Las Lusiadas”, hace referencia a él. Algunos antiguos comentaristas entienden que el ciervo que atrajo a Don Fuas Roupinho, habría sido un demonio bajo la forma de animal. La interpretación tiene sentido. Con su operación naval, que expulsó a los corsarios de aquellas costas, el valiente caballero trajo paz para todos. Y el espíritu maligno, enemigo de la paz, intentó vengarse de él, precipitándolo en el terrible despeñadero. De eso lo libró su devoción a la Madre de Dios. Hasta los días de hoy la tradición señala una de las rocas de los Montes Pederneiras, la cual proyecta sobre el abismo las marcas atribuidas a la herradura del caballo de don Fuas. Nazaré se destaca por las diversas edificaciones religiosas, como el Santuario de Nuestra Señora de Nazaré.

El Pequeño oratorio que construyó Don Fuas quedó conocido con el nombre de Capilla de la Memoria, y esta devoción se propagó rápidamente. Casi doscientos años después, en 1377, el rey Don Fernando la hizo ampliar y elevar a la condición de Matriz.
La intercesión de Nuestra Señora de Nazaré, tan apropiada a los hombres en situación de peligro y de imprevistos, se tornó apreciada sobre todo por los grandes navegantes que de Portugal se lanzaban a la conquista de los océanos.
Hombres como Vasco da Gama, al partir en su primer viaje a la India, y Pedro Álvarez Cabral, en la expedición que descubriría el Brasil, no se atrevieron a lanzarse al mar sin antes ir en peregrinación a Nuestra Señora de Nazaré.
Los navegantes portugueses llegaron a Brasil y contaron esta historia en el Brasil, la Virgen de Nazaret fue asimilada a la Virgen milagrosa que habria salvado a un cazador amazónico.
Y mientras el peregrinaje de Nuestra Señora de Nazaret iba perdiendo su esplendor en Portugal, creció en Brasil, específicamente en Belem, donde hizo otro milagro, fue el vehículo para la devoción a María más grande del mundo: la procesión del Cirio de Nazaré.
En la ciudad de Belem tiene lugar el que se considera el evento más multitudinario del mundo en honor de la Virgen María: el Cirio de Nazaré.Más de 2 millones de fieles procesionan alrededor de una pequeña figura de la Virgen María – Nuestra Señora de Nazaré – a través de las calles de Brasil el segundo domingo de octubre. El Cirio de Nazaré es el mayor acontecimiento religioso del año de Brasil, y tiene lugar en la desembocadura del Amazonas en la capital del estado norteño de Pará, Belem. Es una procesión católica romana típica con una serie de celebraciones y tradiciones que han surgido alr

1 de diciembre de 2020

Nuestra Señora, Madre de la Vida


 Del sitio Aleteia

(Jesús V. Picón - publicado el 09/08/20)

El testimonio en Aleteia de Ana Laura Salazar Orozco, la artista detrás de la obra "María, Madre de la Vida"
 

Siempre he soñado el rostro más hermoso del universo, pues sé que ese rostro es el de la Virgen María, la Madre de Dios, nuestro Señor. Nunca lo he visto, sólo lo imagino y lo percibo a través de esculturas y pinturas. Mi deseo más grande es que, al morir, lo primero que vea sea ese rostro hermoso.

Acabo de ver una pintura de la Virgen María. Se ha vuelto viral en las redes sociales esta imagen por el tema de la despenalización del aborto en México. Para sorpresa de todos, lo que parecía perdido se ganó, pues la Suprema Corte de Justicia de la Nación dio un “sí” a la vida y un “no” al aborto.

Para muchos fue un milagro; para otros fueron pifias y errores jurídicos que se presentaron en este caso, enrollos legaloides en los que no importa abundar. Para mí fueron las manos amorosas de la Virgen, que intervino por sus hijos más indefensos.

En la pintura que menciono, la Virgen María toma entre sus manos a un pequeño bebé. Esta obra de arte denota la ternura de la Santísima Virgen al tomar a la pequeña criatura entre sus manos y besarla con amor. La vida está protegida por nuestra Señora y Madre, ¡la vida triunfó! La belleza, la dulzura de esta reina celestial es perfectamente plasmada en esta pintura, me da paz, me llena de alegría y me enamora la Santa Madre de Dios.

Es cierto que la autora de la pintura representa a los bebés en peligro de ser abortados, pero también hay algo más, representa un acontecimiento doloroso que la artista Ana Laura Salazar Orozco vivió en carne propia, y que ella misma relata en sus redes sociales, y más adelante en la entrevista que nos concedió, amplía la información.

-Ana Laura, muchas gracias por concedernos esta entrevista para Aleteia. ¿Nos puedes decir tu nombre completo y de dónde eres?

Mi nombre es Ana Laura Salazar Orozco, y soy de Ciudad de México, toda mi vida he vivido ahí.

-Ese talento que tú tienes como pintora, dibujante, acuarelista, ¿cuándo surge, en qué etapa de tu vida?

Aparece desde que nací; lo que pasa es que yo provengo de una familia de pintores, de varias generaciones. A mi mamá, que era retratista y que acaba de fallecer el año pasado, toda la vida la vi pintar; y yo siempre, desde que me acuerdo, también siempre quise pintar. Así que nunca dudé de mi vocación, por eso digo que es algo que llevo desde que nací.

-¿Qué sientes al pintar? ¿Qué pasa por tu mente, por tu corazón, por tus emociones cada vez que estás dibujando o pintando?

Para mí, mi vida siempre ha sido la pintura, y es la forma en que mejor me sé expresar. Gozo cada pincelada, gozo estar metida en mi estudio. Mis hijas –tengo tres preciosas hijas y un marido maravilloso— siento como que… ¡me toleran! Porque estoy metida ahí todo el día, y de pronto alguna me ha dicho: “Mamá, ¿me puedes hacer caso?”.

Pero ellas también son artistas, y ahora me entienden. Y realmente agradezco este don recibido, porque creo que poder expresar todo lo que siento a través de mis cuadros, es algo maravilloso, ¡me encanta! Me encanta sentir que la gente se comunica conmigo a través de esto.

-Sabemos que el tuyo es un talento nato; pero, ¿te seguiste formando asistiendo a alguna universidad o escuela para pulir tu don?

No, nunca fui a una universidad; en primer lugar, por problemas económicos que había en mi casa; y, en segundo lugar, porque lo que aprendí desde niña lo aprendí a través de mi mamá, y sólo me llegué a inscribir en talleres sueltos, principalmente a un curso de grabado en Italia, y también estudié un poquito de artesanía. Igualmente tomé seminarios de arte en Estados Unidos una semana. Realmente la vida es la que me ha hecho ir experimentando las técnicas.

-¿Qué técnicas aplicas? En Instagram describes que eres dibujante, acuarelista, pintora… ¿Cuáles técnicas aplicas más en tu trabajo, y dónde se han expuesto tus obras?

Principalmente me he dedicado a la acuarela, que es una técnica que siempre me ha llamado la atención, y fui miembro de la Asociación Mexicana de Acuarelistas; ahí fue donde más me he conectado, por así decirlo, con el exterior.

Más adelante fui aceptada en la Sociedad de Acuarelistas de San Diego. Ahí gané dos premios muy importantes en dos años consecutivos; el primer lugar, en una exposición internacional que organizó esta sociedad.

Y luego, con la Sociedad Internacional de Acuarela, también he recibido premios en diferentes lados; en la India me saqué un tercer lugar, y en Bulgaria también obtuve un premio. Así, la acuarela es la técnica que más he desarrollado, la que más he promovido, ¡y me encanta! Por otro lado, la técnica del óleo la he utilizado más bien en cuadros religiosos, por ejemplo, ilustré los misterios del Rosario para la iglesia de San Josemaría Escrivá, en las criptas de esta iglesia en México; ahí desarrollé una técnica de pintar al óleo sobre ónix, de manera que se transparenta la veta, y yo aprovecho la veta para hacer la imagen, lo que da un resultado muy interesante. Acuarela y óleo son, pues, las dos técnicas que más he utilizado a lo largo de mi vida.

-¿Eres católica, Ana Laura? ¿Cómo influye tu fe en Dios para tus espléndidas obras religiosas? ¿Dios significa mucho para ti?

Sí, totalmente. Mis padres eran católicos practicantes, y siempre nos inculcaron esa fe. Yo crecí viviendo fuertemente la fe dentro de mi familia. Y me busqué un marido católico, para que siguiéramos con los mismos valores para educar a la familia.

En alguna etapa de mi vida sentí que tenía que amar más a la Virgen, y le dije a nuestro Señor: “Auméntame el amor por tu Madre”. Y creo que ahorita Ella es la que ha guiado mis pasos; ha estado detrás de varios asuntos que le he pedido, y me los ha concedido. Es importante que mi trabajo lo ofrezca a Dios.

Cuando me piden una obra religiosa, la medito, hago oración y pido inspiración al Espíritu Santo, efectivamente; le digo: “¡Guíame! Tú muéveme el pincel”.

Y me importa mucho que la gente, al ver mis obras, sienta algo de piedad o que se le mueva de alguna manera el corazón.

-Ahora háblame un poco sobre esa pintura tuya titulada “María, Madre de la Vida”. ¿Cómo surgió?

Esta pintura se fue creando poco a poco. Yo tuve un embarazo extrauterino; era mi cuarto hijo. No se salvó, obviamente, pero lo bautizamos y siempre lo tenemos presente. Me dolió muchísimo la pérdida de mi bebé.

Después, siendo una madre joven, me invitaron a ver una película que trataba de lo espantoso que es el aborto. En esa película de verdad yo realmente sentí que oía gritar al bebé cuando lo estaban abortando. ¡Me llegó hasta lo más profundo del alma!

Y ahora, con todo lo que se ha ido desarrollando en torno al aborto mundialmente y en México, le comenté a una hermana: “A mí me gustaría hacer algo, un cuadro para combatir el aborto”. Y ella, sabiendo eso, me regaló la figura de un pequeño feto hecho en cerámica, que me impresionó; y cada vez que yo lo veía, rezaba para que se salvara un alma, un niñito.

Y entonces de ahí salió la idea, viendo a ese bebé en mis manos, me dije que así lo iba a pintar, porque cada bebé está en las manos de María. De ahí surgió la idea, y pinté este cuadro al principio de este año.

Y las reproducciones que voy a hacer de este cuadro las voy a donar a la persona que creó la asociación VIFAC (dedicada a atender a mujeres en estado vulnerable durante el embarazo, n.d.l.r.); y le dije: “Todo lo que saque de reproducciones te lo voy a donar”, y está muy agradecida.

Y cuando no se aprobó esta ley con la que se quería permitir el aborto en el estado de Veracruz, mandé la imagen del cuadro para dar las gracias, ¡y de pronto se viralizó, pero yo nunca lo imaginé! Me impresionó todo esto, ¡nunca me había pasado algo parecido!