Desde 1949 a 1952 en Heroldsbach (a 35 km al norte de Nuremberg, Alemania, en la región de Franconia Media de la católica Baviera, el estado federal alemán de donde procede el Papa emérito Benedicto XVI) se le apareció a 7 videntes niñas, prácticamente el Cielo completo, pues a la Santísima Virgen, que se presentó como la Reina de las Rosas (como la aparición en Bayside, Nueva York), la acompañó nada menos que la Santísima Trinidad y multitud de santos. No es la primera vez que hay apariciones relacionadas, como sucedió en Akita, Japón, y la Señora de Todos los Pueblos, a Ida Peerdeman en Países Bajos. También la Emperatriz de las Américas, la Virgen de Guadalupe, tiene relación con la rosas, las que hizo cortar al santo chichimeca San Juan Diego Cuauhtlatoatzin y que después se plasmaron en la imagen de su tilma de ayate (Ayatlen en lengua náhuatl), tela confeccionada con la fibra del maguey. Y por supuesto Santa María Rosa Mística, etc.
La Divina Trinidad (Dios Uno y Trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo) se presentó sobre unos árboles (abedules) con el símbolo JHS en color verde, color de la Vida y la Esperanza. Esa sigla corresponde de la siguiente forma:
J : HEBREO Jehovah, Jeowaeh, Yahveh, Tetragrámaton hebreo YHVH (jota sonando como ye) Ej. AlleluYah (alaben a Yah, apócope de Yahvé [forma hispana])
H : GRIEGO Hiós (υιός, Hijo en griego)
S : LATÍN Spiritus Sanctus (Espíritu Santo en latín)
Los tres idiomas usados en el Titulus Crucis, la tabla con la condena del infame Poncio Pilato a JesuChristo, sobre la Cruz.
Quizás la repetida histeria de la iglesia, que primero se opone, para luego volcar una gran devoción, sea la explicación. El buen católico tiene que entender que la Providencia permite esto en su Plan Divino, para que las cosas sucedan en el momento preciso que Dios lo quiere.
Después de que la peregrinación a Heroldsbach tuviera por medio siglo una estricta prohibición por parte las autoridades eclesiásticas, el Arzobispo de Bamberg, en 1998, ha reconocido oficialmente el lugar de las Apariciones como “Lugar de oración”, permitiendo la celebración de la Santa Eucaristía y otros Sacramentos.
Las 4 videntes primarias fueron: Kuni Schleicher, Grete Gügel, Erika Müller, Marie Heimann y las tres posteriores: Betty Büttner, Antoine Saam, Irma Mehl
Fueron muchas las apariciones desde el 9 de octubre de 1949. Todo comenzó cuando las cuatro primeras videntes, las niñas Marie, Grete, Kuni y Erika, fueron a un bosque de abedules a buscar las hojas que el otoño doraba y estando en esa tarea encontraron una tabla con las letras JHS, al tiempo que aparecía la Virgen como una monja vestida de blanco pero de apariencia transparente. Las videntes se lo contaron al cura, de nombre Johannes Gailer, que como suele suceder en estos casos, ya sea por prudencia, ya sea por incredulidad, tomo al principio distancia de estos relatos, pero con el correr del tiempo y el debido escrutinio, se fue iluminando de la veracidad de la aparición.
Cuatro días más tarde se repitió, ya con un corto diálogo, de lo que se iría convirtiendo en una de las más asombrosas revelaciones y que sin embargo no tiene la debida difusión hasta el día de hoy:
Videntes: "¿Qué desea?"
La Virgen (pausadamente): "La gente debe orar fervientemente"
Y bendiciéndolas desapareció.
Ocho días después vuelve a ocurrir. El cura Johannes Heer las adiestra para preguntar:
Videntes: "Amada Madre de Dios, ¿para que te has aparecido a nosotras?"
La Virgen: "Voy a instar a la gente a la oración y la penitencia, la gente debe orar con perseverancia"
Entonces la fe del pueblo se pone en acción, aún con las advertencias del Arzobispado con respecto a esta peregrinación a Heroldsbach, que alcanza un día las 60.000 almas.
El 31 de octubre el que adoctrina a las niñas a preguntar es el profesor Walz, que muy inteligentemente inquiere veladamente sobre el dogma de la Asunción de la Virgen (que habrá de proclamarse el 1º de noviembre de 1950, durante estas apariciones):
Videntes: -"Amada Madre de Dios, ¿has sido recibida con tu cuerpo en el Cielo?" (el Dogma de la Asunción establece que la Virgen ha sido asunta al Cielo en cuerpo y alma)
La Virgen: -"Sí, pero he permanecido como una pequeña sierva"
(A Benjamín Solari Parravicini la Reina del Cielo se le apareció como una humilde monjita)
Testimonio de Padre Gailer
El 8 de diciembre de 1949 había celebrado una procesión.Al regreso vi multitudes de varios miles de personas que miraban sorprendidas al cielo y llamaron mi atención hacia el sol. Cuando también miré vi al disco solar hacer un movimiento como que caía a la Tierra y, a continuación, volver a su posición original.Este cambio era totalmente inexplicable en términos naturales. Notamos una aureola alrededor del sol, mientras que estaba por caer, una gran corona de rosas. Antonie Saam vio en el sol a la Madre de Dios con el Niño en sus brazos. El prodigio duró alrededor de media hora. Estábamos cinco sacerdotes presentes en el fenómeno. Nunca podré olvidarlo.
Las videntes testimoniaron que vieron a la Virgen en el sol mientras éste se revolucionaba y que Ella dijo: "Esto lo hice para que los que no creen, crean"
Con las presencia de 4000 asistentes las videntes vieron a Santa María y al Niño Jesús.
La Virgen les dejó el siguiente mensaje: "Los hombres deben hacer más penitencia y orar con perseverancia en el tiempo de Navidad. La gente debe dar más culto a la Sagrada Familia y rezar cada día el Santo Rosario. Además, deben practicar todos los días la contemplación al Corazón de María Santísima.
En visiones, que alcanzaron las 19 horas, las videntes vieron La Anunciación, la Gruta del Nacimiento de Jesús y la Huída a Egipto.
El 9 de febrero de 1950 las niñas ven a la Santísima Trinidad y testimonian: "Eso es lo mejor que hemos visto en la vida, sería maravilloso si todos pronto pudiéramos ir a los Cielos"
En mayo de 1950 una mujer tuvo una visión apocalíptica del futuro: "Había desastres en todo el mundo por las bombas atómicas; la sociedad humana se quedó de pronto sin el progreso: no había luz eléctrica, ni autos, ni aviones... A las ciudades las inundaban las olas del mar" (posiblemente tsunamis). "Gran parte de la comida estaba envenenada, la ingerían igual (posiblemente porque no había que comer) y morían con violentos espasmos".
La virgen María aparecía llorando exhortando a la oración y a la expiación de los pecados para detener el brazo, ablandar el Sagrado Corazón de Jesús, para evitar la catástrofe que se cernirá sobre el mundo.
El 26 de septiembre, ya apareciendo como la Reina del Cielo con su manto azul y su corona de oro enseña a las videntes la siguiente jaculatoria:
"Oh María, déjanos estar bajo tu manto azul, refugio seguro de las ruinas"
Nótese la similitud con la de la Medalla Milagrosa de la Inmaculada Concepción: "Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Vos"
El 13 de marzo de 1951 el Cielo completo se hace presente para bregar por la pureza: La aparición incluye a la Virgen, al Niño y a multitud de santos. Los Santos bendijeron a las videntes en sus manos para asegurarse de que sus manos no hagan actos impuros diciendo: "Ustedes siempre deben guardar en los ojos a la Virgen, al Niño Jesús y a los santos. No deben nunca ceder ante el cuerpo y sus sentidos. En el Juicio todo será revelado, el bien y el mal. El cielo se ha abierto sobre este lugar, pero pronto se cerrará de nuevo."
La Virgen anuncia el final de las apariciones para el 31 de octubre de 1952. Dijo Nuestra Señora con el Niño: "Nosotros no hemos venido a hacer milagros, sino para insistirles a Uds. a la plegaria y la expiación. Continúen rezando en esta colina aún cuando nosotros no aparezcamos más".
Las niñas vieron multitud de ángeles y santos, entre los que se encontraban: San José, San Pio X, Santa Teresita de Lisieux (que también apareció en Bayside, Nueva York), María Goretti, San Antonio de Padua, San Fernando III, San Ignacio de Loyola, Santa Teresa de Ávila, San Juan de la Cruz, San Francisco Xavier, Santa Rosa de Lima (patrona de la Independencia argentina), santos Jacinta y Francisco Marto de Fátima… El Cielo completo se dio cita en Heroldsbach y esto permaneció escondido durante medio siglo, exactamente el medio siglo en que los demonios se devoraron a los fieles católicos y a gran parte del clero.
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