Del sitio Misioneros Digitales Católicos:
Nuestra Señora del Adviento, Madre de todas las esperas humanas, tú que sentiste hacerse carne en tu seno la Esperanza de tu pueblo, la Salvación de Dios, sostén nuestras maternidades y paternidades tanto carnales como espirituales.
Madre de todas nuestras esperanzas, que recibiste el poder del Espíritu para encarnar en tu seno las antiguas promesas de Dios, concédenos encarnar el Amor, signo del Reino de Dios, en cada palabra y en cada gesto de nuestra vida terrena.
Nuestra Señora del Adviento, Madre de todas nuestras vigilias. Tú que has dado un nuevo rostro a nuestro futuro, fortalece a quienes van dando a luz con dolor, un nuevo mundo de justicia y paz.
Madre, tú que contemplaste al Niño de Belén, vuélvenos atentos a los signos imprevisibles de la ternura infinita de Dios que de tantas maneras se manifiesta constantemente.
Nuestra Señora del Adviento, Madre del Crucificado, tiende la mano a todos aquellos que parten de este mundo, y acompaña su nuevo nacimiento en los brazos del Padre celestial.
María, Madre del Resucitado, concédenos esa gozosa vigilancia que discierne, en la trama de la vida cotidiana, los pasos y la venida de nuestra Salvador.
Nuestra Señora del Adviento, reaviva la esperanza de tus hijos peregrinos, para que nunca la perdamos y siempre la centremos en la vuelta gloriosa del Señor.
Te lo pedimos en el nombre de tu Hijo, Jesucristo,
Amén
Madre de todas nuestras esperanzas, que recibiste el poder del Espíritu para encarnar en tu seno las antiguas promesas de Dios, concédenos encarnar el Amor, signo del Reino de Dios, en cada palabra y en cada gesto de nuestra vida terrena.
Nuestra Señora del Adviento, Madre de todas nuestras vigilias. Tú que has dado un nuevo rostro a nuestro futuro, fortalece a quienes van dando a luz con dolor, un nuevo mundo de justicia y paz.
Madre, tú que contemplaste al Niño de Belén, vuélvenos atentos a los signos imprevisibles de la ternura infinita de Dios que de tantas maneras se manifiesta constantemente.
Nuestra Señora del Adviento, Madre del Crucificado, tiende la mano a todos aquellos que parten de este mundo, y acompaña su nuevo nacimiento en los brazos del Padre celestial.
María, Madre del Resucitado, concédenos esa gozosa vigilancia que discierne, en la trama de la vida cotidiana, los pasos y la venida de nuestra Salvador.
Nuestra Señora del Adviento, reaviva la esperanza de tus hijos peregrinos, para que nunca la perdamos y siempre la centremos en la vuelta gloriosa del Señor.
Te lo pedimos en el nombre de tu Hijo, Jesucristo,
Amén
No hay comentarios:
Publicar un comentario