20 de diciembre de 2024

Nuestra Señora de Fátima en Granada (Primera Parte)

Del sitio El Independiente de Granada:

Este es un episodio de la historia de Granada poco conocido, que habla de ‘curaciones extraordinarias’ por la devoción a la Virgen de Fátima, contada por Gabriel Pozo Felguera, que también refleja la Granada de aquellos tiempos, de tonos grises.

María García Moreno fue una de las mujeres que manifestó curación espontánea de su tuberculosis y mal de Pott.

Una comisión médica de la Real Academia de Medicina estudió inexplicables curaciones durante el recorrido de la imagen por la capital

La Virgen Blanca traída en 1951 estuvo recorriendo la provincia durante cuatro meses; surgieron bastantes ermitas y capillas para su veneración

 Una copia exacta de la Virgen de Fátima recaló en Granada durante cuatro días de octubre de 1949. Iba camino de Berja. Recorrió barrios e iglesias sin cesar. En la Bomba fue agasajada con una masiva misa a la que asistieron más de 60.000 personas y casi un millar de enfermos sin curación. O eso parecía. Al menos una decena de desahuciados de la Medicina experimentaron curaciones aparentemente milagrosas. La cuestión obligó a que la Real Academia de Medicina se reuniera de urgencia para elaborar un dictamen para el Arzobispado. Nunca se supo su resultado, pero la visita mariana sirvió para que se construyera la Basílica de Fátima en Lancha del Genil y se organizaran 112 procesiones por pueblos de la provincia. En varios de ellos también le fueron construidas ermitas y capillas. Curiosamente, las principales zonas adonde se dirigieron las procesiones marianas habían estado en zona roja durante la guerra civil de 1936-39. Algo tuvo que ver aquel proyecto con las ideas recristianizadoras del nuevo arzobispo.

Balbino Santos Olivera (1887-1953) llegó como nuevo arzobispo de Granada el 7 de marzo de 1947. Era leonés de nacimiento y formación. Había estado de obispo de Málaga durante la década anterior. Demostró ser un gran devoto de la Virgen de Fátima. En Málaga ya había introducido procesiones con la imagen de la virgen de Cova de Iria, de escasa tradición todavía en España.

Sus dos primeros años de presencia en Granada coincidieron con una campaña de fomento al culto de Fátima en pueblos y ciudades de España y Portugal. Los dictadores Franco y Salazar pasearon la imagen de Fátima por sus dominios; la idea consistía claramente en una recristianización de españoles y portugueses ante el avance del comunismo en el Este de Europa. La prensa del momento no cesaba de publicar supuestos milagros y curaciones por donde había pasado la imagen.

Uno de aquellos reflejos de Fátima en tierras andaluzas tuvo lugar el 31 de julio de 1947 en una barriada de Oria (Almería). La niña de 14 años Ginesa Simón Cassanova dijo haber recibido una aparición cuando se encontraba en la Fuente de los Cerricos. Iba a hacer milagros en su siguiente aparición, del 10 de agosto. En Oria se congregaron unas 5.000 personas en busca de su milagro, pero ni se repitió la aparición ni hubo curaciones de desahuciados.

Aquella idea recristianizadora parecía copiada de siglos atrás por el rey Fernando III, el Santo, y el arzobispo toledano Rodrigo Jiménez de Rada en las zonas de Al-Andalus que iban conquistando a los almohades. En 1222 habían comenzado por traerse una imagen mariana de estilo gótico leonés, de las llamadas arzoneras por su pequeño tamaño, y hacerla aparecer en una encina de Cortes (Alcaraz), donde un pastor la había hallado en una oquedad. Allí debió estar escondida la imagen, supuestamente bizantina, desde que en 711 habían llegado los musulmanes. Las apariciones de imágenes se irían sucediendo en toda Sierra Morena en los años siguientes: Virgen de Luciana en Terrinches; Virgen de Mairena en Puebla del Príncipe; Virgen de la Cabeza en Andújar (1227); Virgen de Luna en los Pedroches… y la Virgen del Rocío unos años más tarde por parte de Alfonso X el Sabio, en cuanto conquistó el bajo Guadalquivir.

La imagen de la Virgen de Fátima fue recibida en Loja, el 1 de octubre de 1949. Una enorme caravana de personas, ciclistas, carros y coches siguieron su recorrido por los pueblos donde iba pasando. La primera misa tuvo lugar en el Mesón del Arroyo. Ya en Santa Fe, el recibimiento se engrosó con la presencia del arzobispo y primeras autoridades provinciales. Comenzaban cinco días de vértigo por los lugares más representativos de Granada. En el balcón del Ayuntamiento de Santa Fe fue donde el prelado Balbino Santos propuso la reconquista espiritual de Granada.

Cientos de camiones de todos los lugares de la provincia descargaban a personas en las afueras de la capital. Todo el mundo quería estar lo más cerca posible de la imagen milagrosa. Iba iluminada con unos reflectores; a sus pies se posaron unas palomas blancas que nunca levantaron vuelo ante el gentío. En Puerta Real y alrededores, ya anochecido, la muchedumbre se apiñaba por todas las calles laterales. El alcalde Gallego Burín se dirigió a su gente con un breve discurso en el que recordó que la miseria seguía presente entre los granadinos, sobre todo por los daños causados en las recientes inundaciones; pidió ayuda a la Virgen de Fátima para superar la desesperada situación de la ciudad. La imagen quedó depositada en la iglesia del Sagrario durante la noche; por allí pasaron miles de personas a participar en los rezos y a rozar sus manos con algún enser personal con el que llevarse su porción de gracia divina.

Pero sin duda el día apoteósico fue el siguiente, el 2 de octubre, en la multitudinaria misa en el paseo de la Bomba. Los dos periódicos locales cifraron en 60.000 personas los asistentes. En la zona más próxima al altar situaron alrededor de un millar de enfermos y desahuciados de la medicina oficial.

En el momento en que el arzobispo procedía a la consagración, desde varios puntos de la multitud comenzaron a surgir voces de ¡milagro, milagro! La gente miraba hacia donde estaban los enfermos, tendidos en camillas o sentados, atendidos por religiosas y soldados de la Cruz Roja. Se empezaba a hablar de curaciones espontáneas de algunos, de mejorías más considerables en otros y de verdaderos milagros.

El caso que más llamaba la atención fue el de la religiosa María Márquez Benavides (Sor María de Nazaret), confundadora y superiora de las Siervas del Evangelio. La enfermedad de aquella mujer consistía en debilidad en los huesos y una flebitis aguda en la pierna izquierda, arrastrada desde medio año atrás, que le impedía moverse o que le fuese tocada. Al instante se levantó de la camilla sin ayuda ninguna y se puso en pie sin problemas.

Minutos después hubo otro supuesto milagro en la persona de Antonio Álvarez Pérez. Este hombre estaba ingresado en el Hospital de San Juan de Dios con fractura de cuello de fémur. Se levantó al instante, con las muletas en alto, y se dirigió andando hasta el altar, donde se arrodilló.

Y continuaron las curaciones espontáneas entre el asombro de la muchedumbre y ya sin atender a la misa que dirigía el arzobispo desde el escenario. Siguieron Isabel de la Torre Puig, asegurando su curación de manera milagrosa; Isabel Granados Martín, a la que le desapareció de repente un tumor blanco de la rodilla que le impedía andar… Los periódicos de Granada y alguno de tirada nacional reprodujeron los días siguientes fotografías de todos ellos andando y arrodillándose ante el altar.

Al día siguiente de la misa de la Bomba, el doctor Manuel Garrido visitó a Sor María de Nazaret en su residencia del Callejón de Nevot. La mejoría de la flebitis era más que evidente; calificó la curación como inexplicable y francamente prodigiosa

El arzobispo, ante tanta euforia y gritos de ¡milagro, milagro!, pidió calma y tranquilidad. Los milagros eran asuntos muy serios que había que estudiar con detenimiento. Pero era evidente que la euforia y el entusiasmo de los granadinos estaban actuando como bálsamo medicinal. Al día siguiente de la misa de la Bomba, el doctor Manuel Garrido visitó a Sor María de Nazaret en su residencia del Callejón de Nevot. La mejoría de la flebitis era más que evidente; calificó la curación como inexplicable y francamente prodigiosa. La casa de las Siervas del Evangelio se convirtió durante los días siguientes en un centro de peregrinación del vecindario.

El caso de Isabel de la Torre fue por el mismo camino. Tenía 37 años y llevaba enferma desde los 32. Hacía más de un año que estaba postrada en una cama, sin poder moverse, tras haber sido intervenida por el doctor Enrique Hernández. Misteriosamente, durante la misa de la Bomba se levantó y comenzó a andar. Y continuó andando toda la tarde y días siguientes, hasta que abandonó el Hospital de San Juan de Dios donde permanecía inmóvil desde muchos meses atrás. María García Moreno, con el mal del Pott y tuberculosis en la columna, consiguió andar ayudada por dos monjas.

Poco a poco se fueron conociendo manifestaciones de mejorías inexplicables que habían ocurrido durante la misa. Como la del niño de Iznalloz José Bastida Morales, de 12 años; era cojo por rotura de una cadera al caer de un caballo. Mientras asistía a misa, notó un hormigueo en la pierna y empezó a andar con mayor soltura de lo que lo había hecho hasta entonces. Éste también había sido operado por el doctor Enrique Hernández López. Incluso un sordomudo habló: Manuel Maguat Arit.

El caso de Encarnación Ruiz Gámez, de Gabia, no fue tan aireado durante la misa. Pero al finalizar, se dirigió a los médicos de Cruz Roja para comunicarles que había comenzado a andar sin la necesidad de utilizar muletas, como lo venía haciendo hasta entonces

El caso de Encarnación Ruiz Gámez, de Gabia, no fue tan aireado durante la misa. Pero al finalizar, se dirigió a los médicos de Cruz Roja para comunicarles que había comenzado a andar sin la necesidad de utilizar muletas, como lo venía haciendo hasta entonces. El médico del pueblo, Francisco Martín Sierra, confirmó a los medios de comunicación la inexplicable e inmediata curación de aquella mujer, impedida desde hacía dos años.

Y siguieron conociéndose casos en los días siguientes: el de Filomena Fernández Guzmán, enferma de tuberculosis peritoneal desde seis años atrás en el Hospital del Refugio. El doctor Fernández Mejía, que la estaba tratando, quedó extrañado por la curación, ya que según su criterio aquella paciente debería estar incluso fallecida desde tiempo atrás debido a la gravedad de su dolencia. El médico no se atrevió a dar más explicaciones en tanto no fuese estudiado a fondo su caso.

Aquel reguero de mejorías, curaciones espontáneas y supuestos milagros obligó a que inmediatamente fuese creada una comisión de médicos expertos para analizar lo que estaba ocurriendo. Surgió por iniciativa de los doctores Miguel Guirao Gea, decano de la Facultad de Medicina, y de Enrique Hernández López, presidente del Colegio de Médicos, que estaban presentes en el revuelo organizado durante la misa. A ellos se sumó como secretario el doctor Rafael Fernández-Crehuet. El arzobispo les pidió un informe para elevarlo al Vaticano. La primera reunión quedó fijada en la sede de la Real Academia de Medicina de Granada, para el 6 de octubre. Balbino Santos dijo textualmente que habría que dejar el juicio de los milagros en suspenso en tanto no se pronunciara la ciencia.

La imagen de la Virgen de Fátima continuó recorriendo los días 3 y 4 de octubre la mayoría de iglesias y barrios de Granada.

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