17 de diciembre de 2021

Nuestra Señora Mediadora de Todas las Gracias

 Del sitio Los Toldos es Noticia:

 El Concilio Vaticano II nos dice al respecto: “María, asunta  al cielo,  no ha dejado su misión salvadora, sino que con su múltiple intercesión continua obteniéndonos los dones de la salvación eterna. Con su amor materno cuida de los hermanos de su Hijo, que todavía peregrinan y se hallan en peligros y ansiedad hasta que sean conducidos a la patria bienaventurada. Por éste motivo, la Santísima Virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora. Esto no resta ni añade nada a la dignidad y eficacia de Cristo, único Mediador” (LG 62).

Cristo es el único mediador entre Dios y los hombres. Pero El, no por necesidad sino por benevolencia, ha querido asociarse otros mediadores, entre ellos María.  El Concilio también nos dice: “.la Iglesia no duda en confesar esta función subordinada de María, la experimenta continuamente y la recomienda a la piedad de los fieles, para que apoyados en esta protección maternal, se unan con mayor intimidad al Mediador y Salvador” (LG 62).

Es esta una doctrina cierta, Ella como Madre, se interesa por la salvación de todos nosotros, sus hijos, ruega por nosotros y nos consigue las gracias que recibimos. Con estas afirmaciones, la Constitución Lumen Gentium pone de relieve, como se merece, el hecho de que la Virgen estuvo asociada íntimamente a la Obra redentora de Cristo, haciéndose la compañera del Salvador más generosa de todas. Esta cooperación de María estuvo animada por las virtudes evangélicas de la obediencia, la fe, la esperanza y la caridad  y se realizó bajo el influjo del Espíritu Santo.   Por eso, después de la Asunción, desde su entrada en la gloria, es María distribuidora de todas las gracias. Ella en el cielo conoce todas nuestras necesidades espirituales y materiales, ruega por nosotros, y cómo influye en el corazón de su Hijo, nos obtiene todas las gracias que a nuestras almas  llegan y las que se dan a los que no se obstinan en el mal.

María mediadora de todas las gracias, con este título se la reconoce en  documentos oficiales de la Iglesia y ha sido acogido en la liturgia, introducida por el Papa Benedicto XV en el año 1921.

Al celebrar a María como medianera de la gracia celebramos al Dios misericordia y nos sentimos más unidos a Cristo, cuyos méritos nos alcanzan los favores del Padre. Al mismo tiempo, María nos educa en el noble oficio de la intercesión. Ella es un puente que Dios ha tendido desde su orilla hasta la orilla de la necesidad. Interceder a favor de alguien supone creer en la eficacia de la solidaridad cuando apela al sentimiento del amor.

La Virgen es el medio para profundizar en el misterio de Cristo, de progresar en la fe, la esperanza y la caridad. «Asociada por un vínculo estrecho e indisoluble a los misterios de la Encarnación y de la Redención ... ; creemos que la Santísima Madre de Dios, nueva Eva, Madre de la Iglesia, continúa en el cielo su misión maternal para con los miembros de Cristo, cooperando al nacimiento y al desarrollo de la vida divina en las almas de los redimidos». (Credo de Pablo VI, n. 15)

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