Del sitio Reina del Cielo:
En los Alpes franceses se presenta en el año 1846 la Madre de Dios a dos niños pobres, ignorantes y escasos de formación religiosa. Francia, de este modo, recibió en pocos años tres visitas de la Inmaculada Concepción: La Medalla Milagrosa en París en 1830, La Salette en 1846 y Lourdes en 1858. Como suele ocurrir en muchas oportunidades, María elige a dos niños campesinos como testigos, demostrando una vez más que Dios no se interesa por las grandezas del mundo, cuando de enviar a Su Madre se trata. Nunca eligió Ella a príncipes o reyes o grandes dignatarios para dar sus mensajes. Gente sencilla y con el corazón abierto es lo que Dios quiere de este mundo, y es a ellos a quienes dirige a Su Madre.
Melanie Calvat y Maximin Giraud encontraron a una María preocupada, que no cesó de llorar durante toda la aparición. Vestida como una campesina del lugar, pero adornada con la Gloria de Su Hijo, envuelta en luz y coronada de rosas, con vestidos refulgentes y un rostro de Madre angustiada, embelesó y enamoró a dos niños que no pensaron durante la aparición que estaban frente a la misma Madre del Salvador.
El mensaje de María estuvo lleno de profecías para aquellos tiempos, pero sobre todo para nuestros tiempos. Advertencias y llamados amorosos a la conversión surgen de sus tristes palabras, y también la promesa y esperanza de entrar al Reino de Dios para aquellos que obedezcan a Dios sin caer en la rebeldía. Las filosofías y disciplinas que surgirían en aquellos tiempos y que contaminaron al mundo en forma creciente desde allí en adelante, fueron anunciadas por la Virgen en La Salette. Ella puso en guardia a la Iglesia contra muchos ataques externos e internos que se estaban gestando. Y la controversia surgió de inmediato, a pesar de la aprobación de la aparición por parte del Obispo del lugar.
Quienes deseen entender lo que ocurre en el mundo actual deben conocer el mensaje de María en La Salette. La apostasía que se vive en estos tiempos fue profetizada allí, pero lo más importante es que se nos explica el modo en que Satán nos lleva hacia el alejamiento de Dios. Las obras del hombre, influidas por el mal, se desencadenaron de allí en adelante en un frenesí de error y confusión.
No se puede entender el mensaje de María sin encadenar sus principales apariciones. De este modo, hay un eje, una concentración de apariciones Marianas que debemos comprender: La Medalla Milagrosa, La Salette, Lourdes, Knock, Fátima, Amsterdam, Garabandal, Akita, Rwanda, Betania, San Nicolás y Medjugorje (entre las principales) son una cadena que nos conduce a un mensaje que se teje como un todo. Y La Salette es una pieza importante en este rompecabezas que no podemos desconocer ni obviar.
María, Santa Madre de Dios, Madre de la Misericordia, gracias por cuidar de tus pequeños y rebeldes hijos, gracias por venir a nosotros a sacarnos del error y la confusión. No te alejes nunca de nosotros, y no dejes que nosotros nos alejemos de ti.
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