25 de marzo de 2019

Nuestra Señora Reconciliadora de Todos los Pueblos y Naciones

Del sitio María Esperanza:
Muchos años antes de conocer Finca Betania, la señora María Esperanza a través de mensajes recibidos de la Santísima Virgen María tiempo atrás, ya estaba plenamente consciente de su existencia.
La Santísima Virgen María en numerosas ocasiones le habló sobre una Tierra Santa que sería como “la Nueva Arca de Salvación”. Le dijo que la misma se encontraba en el Centro Norte de Venezuela y que se convertiría en un “lugar de oración y peregrinación permanente” para el pueblo de Venezuela y luego para todas las Naciones del Mundo, a fin de que se diesen las manos en Reconciliación los Pueblos y Naciones, y en donde estarían unidos Iglesia y Pueblo en un sólo Corazón, o sea, Pueblo e Iglesia trabajando unidos en un solo ideal
La Sra. María Esperanza reconoce la tierra el 29 de marzo de 1974 gracias a las descripciones dadas en los mensajes, ya que estas coincidían en forma perfecta con el lugar: la vieja casa, el trapiche, la siembra de caña de azúcar y de café, y la gruta de aguas cristalinas.
La confirmación simbólica de que ese era el lugar anunciado y escogido por la Santísima Virgen María la recibe la Sra. María Esperanza con el símbolo de una mariposa azul. En mensajes recibidos muchos años atrás La Santísima Virgen le anunció a la Sra. María Esperanza que en el momento que encontraran la tierra Ella se manifestaría con alas de mariposa azul. Este hecho ocurrió cuando la Sra. María Esperanza consiguió el lugar santo con su gruta de donde salió de improviso una mariposa azul que revoloteó el lugar, lo cual reafirmó de una manera sencilla pero muy hermosa lo anunciado previamente a través de los mensajes. Actualmente en muchas ocasiones especiales la mariposa azul se hace presente volando desde la gruta y revoloteando la explanada para luego volverse a internar en la vegetación del lugar.
Dos años más tarde, el veinticinco (25) de marzo de 1976, tal y como le había sido anunciado, se aparece por primera vez la Santa Madre de Dios a la Sra. María Esperanza en Betania bajo una nueva advocación, la de María Virgen y Madre Reconciliadora de Todos los Pueblos y Naciones. Después de esta hermosa experiencia la Virgen le sigue apareciendo en los años siguientes, pero no es sino hasta el año 1984 cuando se hace visible a más de ciento cincuenta (150) personas quienes atestiguan haberla visto clara y nítidamente. Este grupo de personas era muy diverso, encontrándose niños, jóvenes universitarios, personas adultas, militares, médicos, psicólogos, psiquiatras, ingenieros, juristas, etc.
A partir de ese momento comienza una investigación por parte del Obispo de la Diócesis de Los Teques, Estado Miranda, Monseñor Pío Bello Ricardo, que culmina con la aprobación oficial asentada en un documento pastoral donde declara que las apariciones en Finca Betania son auténticas y tienen carácter sobrenatural; por lo tanto el sitio debe ser considerado como sagrado y ser tenido como meta de peregrinación y como lugar de oración, reflexión y culto, en el que puedan realizarse actos litúrgicos de acuerdo a las normas de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana.
Monseñor Pío Bello Ricardo para llegar a esas conclusiones consultó primero con el Santo Padre San Juan Pablo II y después comunicó todas las informaciones al Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, manteniendo ese contacto en continuación a través del Nuncio Apostólico en Caracas.
Debido a la afluencia de visitantes y peregrinos de Venezuela y otras partes del mundo, el Santuario permanece abierto al público todos los días del año de 7 a.m. a 5 p.m.. El Obispo ha pautado además siete fechas litúrgicas marianas en las que está permitido hacer vigilia toda la noche en el Santuario: 2 de Febrero (Nuestra Señora de La Candelaria), 25 de Marzo (La Anunciación), 13 de Mayo (Nuestra Señora de Fátima), 16 de Julio (Nuestra Señora del Carmen), 15 de Agosto (La Asunción), 12 de Octubre (Nuestra Señora del Pilar) y 8 de Diciembre (La Inmaculada Concepción).
El nombre de Betania viene del nombre original que tenía la finca, la cual en 1974 fue presentada en venta a la Flia. Bianchini, a la Flia. Andreu y a la Flia. Castellano. Al verla, la Sra. María Esperanza Medrano de Bianchini sintió que esa era la tierra prometida por Dios desde el inicio de su misión.
Mucho antes de que la Sra. María Esperanza contrajera matrimonio, el Señor le venía comunicando que llegaría a sus manos una tierra de mucha importancia espiritual, que Él le entregaría cuando llegara el tiempo establecido y su significado sería: la tierra de promisión.
En los años que van desde 1957 hasta 1974, sintió, la Sra. María Esperanza la inspiración de visitar muchas tierras en varias partes de Venezuela. Un día, un señor ofreció para la venta una finca en los Valles del Tuy al Sr. Geo Bianchini y al Ing. Jesús Andreu, quienes estaban trabajando juntos. Ellos tomaron la decisión de ir a verla, la Sra. María Esperanza estuvo de acuerdo y establecieron el día de la visita.
El 29 de marzo de 1974 fue el día escogido. Tres familias (la Sra. María Esperanza, el Sr. Geo, el Sr. Andreu, la Sra. Luisa de Andreu y el Sr. Castellano), el dueño, el Dr. Rafael Pérez y el vendedor, el Sr. Hicle se reunieron en el lugar. Se visitó y después se conversó largamente sobre todo lo que correspondía.
En esa finca la siembra mayor estaba representada por la caña de azúcar, había más de 20 hectáreas sembradas, además de su buen trapiche para producir papelón, también muchos árboles frutales y una cría pequeña de aves. La finca estaba bien atendida y era muy agradable, tenía una casa de construcción rústica y típica tropical, un río manso la atravesaba, era pleno verano y estaba cargado de aguas claras y tranquilas; todo se presentaba como un verdadero paraíso.
La Sra. María Esperanza estuvo de acuerdo y se tomó la decisión de comprar la finca, las condiciones fueron consideradas favorables y el dueño fue muy tratable y buena persona. Él contó que él mismo fundó esa finca, comprando lotes de tres fincas que estaban alrededor y le dio el nombre de BETANIA, comparando el lugar con aquél donde Jesús de Nazaret iba a descansar a casa de sus amigos. Se supo después que él pertenecía a un grupo evangélico de Caracas y que en la finca se reunían muchos de sus amigos y celebraban ceremonias de bautismo colectivo por inmersión en el río, además de muchas oraciones en conjunto. Por todo esto, se concluyó que ese lugar correspondía con el de las indicaciones anunciadas por la Santísima Virgen María.
Al salir de allí, todos los presentes se sintieron alegres y felices porque les parecía haber pasado ese tiempo en otra dimensión de absoluta paz y tranquilidad.
La Sra. María Esperanza confirmó que era el lugar escogido desde remotas añoranzas para la realización de un designio divino de inmensas proporciones y que allí se verificarían grandes acontecimientos. Dos años más tarde, el 25 de marzo de 1976, esto se demostró con la aparición de la Santísima Virgen a la Sra. María Esperanza en lo alto de la gruta. Ella estaba acompañada por 80 personas, y aunque los demás no pudieron verla, fueron testigos de fenómenos asociados a la aparición. El 25 de marzo de 1984, tuvo lugar “la gran aparición” de la Santísima Virgen a un grupo de más de 108 personas, quienes la vieron clara y nítidamente para luego dar su testimonio oral y escrito al Obispo de la diócesis, Monseñor Pío Bello Ricardo(+), quien tras un estudio exhaustivo de los testimonios, dio su aprobación a través de una Carta Pastoral.
La Madre de Dios le indicó a la Sra. María Esperanza que debía donar a la diócesis de Los Teques los terrenos correspondientes al Santuario ya reconocido. El día 28 de agosto de 1989 se donaron a la Iglesia 4 hectáreas. A partir de entonces, el Señor Obispo permitió celebrar actos litúrgicos. La indicación divina es la de trabajar juntos en bien de las almas: “Iglesia y pueblo unidos.”
Según testimonios de los testigos La Santísima Virgen aparece de forma celestial, “se hace visible de la nada…se materializa…” dicen algunos, pareciéndose mucho algunas veces a la Virgen de Lourdes, pero a veces también a la Medalla Milagrosa, a María Auxiliadora, a La Virgen del Pilar, a la de Coromoto y a otras muchas advocaciones conocidas. Ella aparece de improviso, radiante de luz, acompañada la mayoría de las veces por un fuerte pero exquisito perfume de rosas y otros fenómenos místicos como sonidos celestiales de cantos de corales “invisibles”, movimientos giratorios del sol, etc.

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