21 de junio de 2024

Nuestra Señora de Montagnaga

 Del sitio Santuario di Pine:

Un tal Jacobo Moser, piadoso campesino de Montagnaga, a principios del siglo XVIII,  había visitado  en varias oportunidades el Santuario de la Virgen de Caravaggio, y en uno de esos viajes trajo una imagen de la Virgen que exponía sobre un altar de la Iglesia de Montagnaga, dedicada a Santa Ana el 26 de mayo de cada año. El relato de las gracias y de las fiestas de Caravaggio suscitaba en muchos el deseo de visitar el celebre Santuario bergamasco (de la ciudad de Bérgamo). Entre estos se encontraba también una jovencita llamada Domenica Targa (9 de agosto 1669- 24 octubre 1764 ), nacida en un pueblito cercano a Montagnaga llamado Guardia. A ella se le hacia difícil obtener el consenso de sus padres.

Hacia el mediodía del sábado 14 de mayo de 1729, Dominga se hallaba con su rebaño en la cuenca del “Palustel” ( hoy de la Aparición ). Cuando ,todos los animales, como  llenos de espanto, comenzaron a huir desorientados. Dominga, que estaba recitando el rosario.  Exclamó a viva voz: “¡ Jesús, María ayúdenme!" Apenas pronunciadas esta invocación, ve delante de ella a una bellísima Señora vestida de blanco como la nieve. “¿Hija mia, que haces?” le pregunta. “Recito el Rosario", responde Dominga. La Señora la elogió y, después de manifestarle el ardiente deseo de dirigirse a Caravaggio, agregó : “Obedéceme a mi. No vayas a Caravaggio. En cambio, la noche de la Fiesta de la Ascensión ( ese año era el 26 de mayo ) ve a la Iglesia de Santa Ana, donde estará expuesto el cuadro de la Beata Virgen de Caravaggio. Tu arrodíllate en el primer escalón del altar: verás una cosa bellísima "

¡ No se si mis padres me permitan ir hasta Montagnaga a esa hora!" respondió la joven. “No temas, te lo permitiran de seguro”, agrego la bella Señora y desapareció.

Llega el 26 de mayo de 1729, fiesta de la Ascención. Sin excesiva dificultad, Dominga puede participar de la celebración en la iglesia de Montagnaga. Ese día se cantaban también,las  letanías de los santos,para obtener el don de la lluvia. En la invocación “Omnes Sancti Martyres" Dominga Targa se inclinó sobre el lado derecho, y permaneció en esa posición, como abstraída de todo lo que sucedía a su alrededor, hasta que la celebración terminó.  Cuando los sacerdotes, saliendo de la sacristía, la llamaron a la realidad, se lamentó por haber estado poseída por una dulce visión: Veía a la Virgen Santísima con el Niño en brazos, en su mano derecha llevaba el rosario y la invitaba a manifestar su aparición a todas las personas presentes. Naturalmente , hubo muchos escépticos, especialmente entre los del clero. Pero la piadosa joven, antes de volver a casa, fue obligada por una fuerza interior a proclamar por tres veces las maravillas de la Virgen Maria y de su presencia.

Mientras tanto, aun entre las variadas opiniones y comentarios, comenzó a  desarrollarse una particular devoción por la Virgen Santisima de Caravaggio también sobre el altar de la iglesia de Santa Ana en Montagnaga. El ferviente Giacomo Moser hizo preparar por la pintora trentina Elena Zambaiti, un  nuevo y mas grande cuadro de la aparición de la Virgen a la vidente Giovanetta Varoli, testigo de las apariciones que fueron el origen del celebre santuario en el Bergamasco. Es la Sagrada imagen que aun hoy se venera en Montagnaga de Pine, mientras que el canónico Mons. Girolamo conte Bucelleni, hizo reconstruir el altar en la forma en que lo vemos hoy. Todo fue preparado con tanto cuidado y rapidez, que ya el 8 de septiembre del mismo año 1729 se pudo proceder a la bendición del nuevo altar. Había sido predispuesto un rito solemne con la participación del cura pievano (párroco general) de Pine».

Ya la gente de Montagnaga se encontraba reunida en el templo, y se sentían llegar las invocaciones  del pueblo, que venia procesionalmente desde Baselga, cuando la Santísima Virgen, se le aparece a la vidente, con el Niño en brazos,pero esta vez herido y sangrante, y estaba acompañada por los santos Joaquín, Ana y José. La Virgen misma bendice el cuadro y luego, después de haber pedido a Dominga que por tres veces gritara “Viene  la Santísima,Virgen” aseguro que ese sería el sitio  donde  recibiría las oraciones de sus devotos.

Mostrando luego, las heridas de su divino Hijo, explicó que estas habían sido causadas por los pecados y exhortó a rezar mucho por la conversión de los pecadores. Naturalmente, también esta vez, Dominga Targa encontró escepticismo, especialmente de parte del cura Pievano de Baselga.

La SSma. Virgen, como para consolar a Dominga, se le aparece dos días después , por cuarta vez, en la localidad  llamada “Pralongo“, y la exhortó a narrarle todo a su confesor, Padre Miguel Bernardi, que la ayudaría.

De hecho, fue así. La autoridad diocesana promovió un regular proceso canónico, que duro varios años, y que concluyó con la autorización de celebrar solemnemente la fiesta de la aparición de Maria en Montagnaga el día 26 de mayo.

Con la transcripción del Vicario general capitular de nuestra Diócesis, fechado el 17 de mayo de 1730, el sacerdote Antonio Flamacino, revisor pro sinodal y ecónomo de la Camara Episcopal,fue elegido para examinar los hechos extraordinarios acaecidos en el pequeño pueblo de Montagnaga. El proceso comenzó el 20 de mayo de 1730 en el castillo del Buen Consejo, en Trento, hasta el 23 de mayo, y el 22 de agosto del mismo año fue reenviado a Montagnaga, donde se había trasladado  para tal fin el delegado Flamacino. En Trento, durante el interrogatorio del 22 y el 23 de mayo, la buena pastora narro con lujo de detalles, la historia de las cuatro apariciones donde había sido preferida por la Virgen y que fueron narradas hasta aquí en un compendio luego de valorar los actos originales del proceso: En Montagnaga , donde se continuó el interrogatorio, ella confirmó la exposición hecha en Trento, sin ningún punto de contradicción, Fue que durante el interrogatorio efectuado en Montagnaga, la joven Targa pudo narrar una posterior aparición de la Virgen, acaecida luego de la clausura del proceso de Trento (Quinta aparición), de la cual se hablará brevemente, a continuaciòn, resaltando que este maravilloso nuevo suceso se nos hace conocer por primera vez solo a partir de la revelación de los actos originales del proceso, salidos a la luz al finalizar el año 1893.

La Virgen aparece por última vez a Dominga Targa en la iglesia de Santa Ana en Montagnaga, el 26 de mayo de 1730. Envuelta por una luz refulgente, y rodeada por una multitud de vírgenes,  La Virgen invocó la bendición -el Señor sobre la multitud presente, obró algunas curaciones, manifestó a Dominga su satisfacción, y saludándola amablemente se alejó para siempre.

El siguiente encuentro sucedería en el Cielo, el 24 de octubre del año 1764.

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