26 de septiembre de 2023

Nuestra Señora del Oriente de Tagliacozzo

 Del sitio Webarsica:

Según la tradición, se dice que el icono de Nuestra Señora de Oriente escapó milagrosamente a la furia devastadora del emperador bizantino León III.

León III, emperador bizantino entre 717 y 741, llevó a cabo una política iconoclasta, destruyendo numerosas obras religiosas en Asia, Oriente Próximo y Asia Menor. Según la tradición, el icono se salvó porque dos soldados de fortuna, originarios de Tagliacozzo, lo sacaron de Bizancio (actual Estambul) y lo llevaron a Marsica, en la colina cercana a Tagliacozzo, donde ahora se alza el santuario dedicado a la Virgen.

Según la tradición, los dos soldados de Tagliacozzo, que se encontraban en Bizancio como soldados imperiales durante el periodo de la iconoclasia, contemplaron horrorizados la destrucción de las imágenes sagradas.

Los dos oyen una voz muy suave y agradable que procede de un icono de la Virgen. Ésta les pide que se la lleven y la salven de la destrucción. Esa misma noche, los dos roban la sagrada imagen y se la llevan con ellos a Italia.

Según la tradición, el origen del santuario se remonta al periodo de la persecución iconoclasta de León III. Por otra parte, es lógico pensar así, ya que una pintura semejante, si realmente llegó a Marsica, no podía pasar desapercibida. De ahí que sea plausible creer que, una vez que el icono llegó cerca de Tagliacozzo, fue inmediatamente un objeto de veneración al que debía dedicarse una iglesia.

Pero volvamos a la historia de la tradición y los dos soldados de Tagliacozzo. Según la tradición, los dos milicianos regresaron a Italia tras una larga travesía y llegaron a Rávena, en aquella época una importante ciudad perteneciente al Imperio bizantino. Rávena contaba además con un puerto muy importante en la época, casi una ruta desde Oriente. 

Desde Rávena, finalmente, los dos soldados, ahora desertores, llegaron cerca de Tagliacozzo, en una colina boscosa a 3 km de la ciudad.

En cuanto a la ciudad de Tagliacozzo, recuérdese que no se trata aún de una ciudad fortificada, sino de una simple aldea. Volviendo a los soldados, decidieron descansar en la colina durante la noche y posponer cualquier decisión hasta el día siguiente.

En el transcurso de la noche, la imagen de Nuestra Señora comienza a brillar emanando una fuerte luz. Este fenómeno se repite durante tres noches seguidas. Algunos pastores que se encontraban allí para apacentar su ganado aquella primera noche, al ver aquella extraña luz, se acercan al lugar para observar el extraño fenómeno y descubren con asombro que el origen de la luz procede de la imagen de la Virgen.

En ese momento, al día siguiente van al pueblo y cuentan lo que han visto. Los habitantes del pueblo y las autoridades llegan al lugar y, al ver la repetición del fenómeno, que parte del icono, claman por un milagro.

Los habitantes piden a los dos soldados que lleven el icono al pueblo. De este modo, la Virgen hace su entrada triunfal en Tagliacozzo. Aquí, las autoridades religiosas definen la efigie de la Virgen como la Santa María de Oriente, también conocida como la Virgen de Oriente.

Sin embargo, la imagen de la Virgen desaparece de Tagliacozzo y se encuentra en el lugar anterior, en la colina boscosa. Los habitantes, al no ver a la Virgen, la buscan por todas partes, y en un momento dado ven un gran resplandor que surge del lugar exacto donde se encontraba en la colina boscosa.

El prodigioso acontecimiento es vivido con fe entre las numerosas gentes y se interpreta como el deseo de la Virgen de ser venerada allí.

Inicialmente, la efigie se colocaba en una modesta y tosca choza local, que servía de refugio a pastores y viajeros. Sin embargo, debido al creciente número de fieles, la choza inicial fue derribada y en su lugar se construyó una gran iglesia.

La iglesia, erigida poco después, tiene tres naves y varias habitaciones pequeñas para las dependencias del sacerdote y como posible refugio de forasteros. Según la tradición, el gobierno del pueblo también estableció un hospicio para los sacerdotes que custodiaban la iglesia. El convento de Nuestra Señora de Oriente comienza a tomar forma.

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