8 de octubre de 2025

Nuestra Señora del Buen Remedio - Remedio de todas las aflicciones

 

Adaptado del sitio Gaudium Press:

Bajo la hermosa advocación de Madre del Buen Remedio, que la Iglesia celebra el día ocho de este mes, (hoy), la Santísima Virgen se nos presenta como dispensadora de los auxilios sobrenaturales y materiales que nosotros, insuficientes y miserables como somos, necesitamos en medio de las penurias de este valle de lágrimas.

Pero ¿por qué "buen remedio"?

De hecho, el término remedio — que deriva del sustantivo latino remedium, así como del verbo remediare— denota una solución o lenitivo para cualquier tipo de necesidad. Aunque, efectivamente, se emplea mucho para designar una sustancia utilizada para sanar enfermedades físicas, también se refiere a todo aquello que puede prevenir, aliviar o eliminar un mal, incluso moral o espiritual.

Por otra parte, es razonable que los remedios le sean dispensados a un enfermo en proporción a las molestias que le afectan, ya que nadie busca curarse de una grave dolencia valiéndose de simples analgésicos, y mucho menos toma medicamentos fuertes y de uso restringido para el tratamiento de una indisposición.

Entonces, nos preguntamos: ¿qué "buen remedio" es ése que nos ofrece la Virgen? ¿Y qué tipo de mal pretende combatir?

Debido a la transgresión de nuestros primeros padres, el género humano fue afectado por la peor de las enfermedades: el pecado. Como canta un hermoso himno gregoriano dedicado a la Madre de Dios, estaba el universo "entero en amargura, entero en dolor, entero en peligro", pues "el enemigo lo dominaba todo"; sin embargo, por la Encarnación de Nuestro Señor Jesucristo, "se le dio al mundo moribundo un remedio no humano, sino divino". El P. Jourdain afirma también que la Virgen María trajo a la tierra a Aquel que puede curar completamente el peor de los males: "Dio a luz al autor de la salvación. El remedio todopoderoso, el único capaz de devolver la salud y la vida a la humanidad, vino de María".

Pues bien, si María nos ha dado este remedio supremo, ¿por qué no hemos de esperar de Ella todos los demás "remedios" que necesitamos? Como Madre extremosa, no podía concedernos grandes dádivas sobrenaturales sin estar atenta también a nuestras pequeñas carencias materiales. Esas mismas carencias, por cierto, están estrechamente relacionadas con el origen y desarrollo de la devoción a Nuestra Señora del Buen Remedio.

La Europa del siglo xii fue testigo de la interminable y encarnizada lucha entre católicos y mahometanos que, iniciada en la península ibérica en el siglo viii, se prolongó por un tiempo indefinido. Durante siglos de enfrentamientos, muchos cristianos de España, del sur de Francia y de Sicilia fueron hechos prisioneros y desterrados al norte de África y a Oriente Medio.

Estos hijos de la Iglesia, condenados a la más terrible esclavitud, estaban alejados de cualquier esperanza de rescate. No obstante, la Providencia divina no tardaría en enviarles, a través de un alma elegida, la solución a su cruel callejón sin salida.

De ascendencia franco-española, Juan de Mata probablemente naciera en el año 1160. Aunque sus datos biográficos se hayan perdido en la noche de los tiempos y, por tanto, sean inciertos, se cree que de joven presenció los malos tratos infligidos por los musulmanes a los cristianos en el puerto de la ciudad francesa de Marsella y, desde entonces, un fuerte deseo de trabajar en favor de esos desafortunados se apoderó de su espíritu, llevándolo a consagrarse a Dios. Tras estudiar Teología en París, fue ordenado sacerdote en torno a los 33 años.

Cuenta una antigua tradición que, durante la elevación de la hostia consagrada, en su primera misa, el santo tuvo una impresionante visión: se le apareció el Salvador, vestido con una túnica blanca sobre la que se dibujaba una hermosa cruz azul y roja, sosteniendo con sus manos a dos prisioneros cristianos. Manifestó su deseo de que fueran rescatados y, para ello, le pidió al recién ordenado sacerdote que fundara una orden religiosa en favor de la redención de los cautivos. Después de esta gracia, Juan de Mata decidió dedicar su vida para el cumplimiento de esa petición divina. Con la ayuda de un monje francés, San Félix de Valois, fundó la Orden de la Santísima Trinidad, aprobada por el papa Inocencio III el 17 de diciembre de 1198.

Sin embargo, ya al comienzo de su labor misionera tuvo que enfrentarse a un gran desafío material: ¿de dónde sacaría los medios económicos para el rescate de los cautivos? Los infieles sólo aceptaban liberar a los presos a cambio de cuantiosas sumas de dinero, pero éste, como dice el proverbio, "no crece en los árboles"

Se dice que en el año 1202, en Valencia, el santo fundador se sentía profundamente angustiado por la escasez de recursos e imploraba al Cielo una intervención. Fue entonces cuando se le apareció la propia Virgen María y le entregó una bolsa llena de monedas, con las que pudo rescatar a muchos prisioneros. El hecho se repitió ocho años más tarde en la ciudad de Túnez.

Ahora bien, el fundador no fue el único que recibió la visita de María. En la madrugada del 8 de septiembre de 1212, fiesta de la Natividad de Nuestra Señora, mientras los rayos del alba penetraban lenta y majestuosamente a través de los vitrales de la capilla del convento y los religiosos cantaban el oficio divino, la Santísima Virgen se le apareció a San Félix de Valois revestida con el hábito trinitario y rodeada de cohortes angélicas. Le entregó el escapulario de la orden, expresando su deseo de que fuera impuesto a los cautivos rescatados.

Debido a estas apariciones, Nuestra Señora del Buen Remedio es retratada con dos emblemas principales: la bolsa de monedas y el escapulario con una cruz, cuyos colores simbolizan la Santísima Trinidad: el blanco, base y principio de todos los colores, representa al Padre, que es ingénito; el azul, color de la carne humana magullada, alude al Hijo, herido en su humanidad durante la Pasión; y el rojo, figura del fuego divino que todo lo consume, hace referencia al Espíritu Santo.

En 1688 la Orden de la Santísima Trinidad proclamó a Nuestra Señora, Madre del Buen Remedio, como patrona suya. Casi tres siglos después, recibiría estatus oficial en la Iglesia mediante la carta apostólica Sacrarium Trinitatis, del papa Juan XXIII.

Fuera de los muros del convento de Marsella, donde por primera vez se veneró a la Virgen bajo ese título, enseguida se multiplicaron las representaciones. Una de las más difundidas es la que se encuentra hoy en la basílica de San Crisógono, de Roma, santuario confiado al cuidado de los trinitarios por el papa Pío IX en 1847. El autor del fresco, Giovanni Battista Conti, terminó la pintura de estilo neobizantino en 1944, en agradecimiento a la Santísima Virgen por haber preservado a Roma de los flagelos de la Segunda Guerra Mundial.

En Brasil, se puede venerar una copia de ese piadoso retrato en la basílica de Nuestra Señora del Rosario, de Caieiras (São Paulo). Situada en un lugar destacado, a la derecha del presbiterio, la imagen evoca los orígenes de la gran devoción de los Heraldos del Evangelio a esta advocación mariana.

Crisis espirituales, problemas familiares, enfermedades, dificultades económicas… ¿Quién está exento de los males de esta vida?

Como la más atenta de las Madres y verdadera Médica celestial, María Santísima nos acompaña siempre con su mirada tierna y compasiva, y está dispuesta a socorrernos en todo momento. Si jamás se ha oído decir que alguien acudió a Ella y quedó desamparado, ¡no seremos nosotros los primeros!

He aquí la lección que nos da Nuestra Señora del Buen Remedio. Así, cuando la Providencia nos visite con el sufrimiento, recordemos que basta con invocarla con filial confianza y obtendremos todo lo que necesitamos. Y si Ella no puede librarnos del dolor, estará a nuestro lado consolándonos y dispensándonos gracias abundantes para cargar nuestra cruz con fidelidad.

7 de octubre de 2025

Nuestra Señora del Rosario, Lepanto y Chesterton

Del blog Asalta el cielo con tu Rosario:

Extraído del blog De Lapsis:

Hoy es Nuestra Señora del Rosario. Supongo que es bien conocida la relación de esta advocación y la dedicación del mes de octubre al Santo Rosario con la trascendental batalla de Lepanto:

La Fiesta del Rosario está unida a la persona del papa Pío V. El 5 de marzo de 1572, meses antes de su muerte, con la bula "Salvatoris Domini", recordando agradecido el triunfo cristiano sobre los turcos, permite la erección de la Cofradía del Rosario y la celebración anual de la fiesta de la Virgen del Rosario, a petición de don Luis de Requesens, señor de Martorell, en Barcelona. Su sucesor Gregorio XII extiende la fiesta a todas las iglesias o capillas que tengan erigida la Cofradía. Más tarde, el papa Clemente XI, en el 1716, la amplía a la Iglesia universal. Y, finalmente, en la reforma litúrgica de Pío X, en el 1913, se señala la fiesta en el día 7 de octubre, memorable fecha de la batalla de Lepanto.

Creo que el mejor homenaje a esa batalla es el poema épico Lepanto de G.K. Chesterton, que tenemos la suerte de que fue traducido por Borges y publicado originalmente en el primer número de la revista Sol y Luna en noviembre de 1938.

Como reseñaba J. Soley: "en estos tiempos en que hablar de la lucha contra el Turco que salvó nuestra civilización nos resulta vergonzante, no estará de más vibrar con esa voz que se alza desde la cristiana Albión para recordarnos que hubo un rey cristiano que nos salvó y que hizo exclamar, incluso a los sajones, ¡Vivat Hispania! ¡Domino Gloria!"

Blancos los surtidores en los patios del sol;
El Sultán de Estambul se ríe mientras juegan.
Como las fuentes es la risa de esa cara que todos temen,
Y agita la boscosa oscuridad, la oscuridad de su barba,
Y enarca la media luna sangrienta, la media luna de sus labios,
Porque al más íntimo de los mares del mundo lo sacuden sus barcos.
Han desafiado las repúblicas blancas por los cabos de Italia,
Han arrojado sobre el León del Mar el Adriático,
Y la agonía y la perdición abrieron los brazos del Papa,
Que pide espadas a los reyes cristianos para rodear la Cruz.
La fría Reina de Inglaterra se mira en el espejo;
La sombra de los Valois bosteza en la Misa;
De las irreales islas del ocaso retumban los cañones de España,
Y el Señor del Cuerno de Oro se está riendo en pleno sol.

Laten vagos tambores, amortiguados por las montañas,
Y sólo un príncipe sin corona, se ha movido en un trono sin nombre,
Y abandonando su dudoso trono e infamado sitial,
El último caballero de Europa toma las armas,
El último rezagado trovador que oyó el canto del pájaro,
Que otrora fue cantando hacia el sur, cuando el mundo entero era joven.
En ese vasto silencio, diminuto y sin miedo
Sube por la senda sinuosa el ruido de la Cruzada.
Mugen los fuertes gongs y los cañones retumban,
Don Juan de Austria se va a la guerra.
Forcejean tiesas banderas en las frías ráfagas de la noche,
Oscura púrpura en la sombra, oro viejo en la luz,
Carmesí de las antorchas en los atabales de cobre.
Las clarinadas, los clarines, los cañones y aquí está él.
Ríe Don Juan en la gallarda barba rizada.
Rechaza, estribando fuerte, todos los tronos del mundo,
Yergue la cabeza como bandera de los libres.
Luz de amor para España ¡hurrá!
Luz de muerte para África ¡hurrá!
Don Juan de Austria
Cabalga hacia el mar.

Mahoma está en su paraíso sobre la estrella de la tarde
(Don Juan de Austria va a la guerra.)
Mueve el enorme turbante en el regazo de la hurí inmortal,
Su turbante que tejieron los mares y los ponientes.
Sacude los jardines de pavos reales al despertar de la siesta,
Y camina entre los árboles y es más alto que los árboles,
Y a través de todo el jardín la voz es un trueno que llama
A Azrael el Negro y a Ariel y al vuelo de Ammon:
Genios y Gigantes,
Múltiples de alas y de ojos,
Cuya fuerte obediencia partió el cielo
Cuando Salomón era rey.

Desde las rojas nubes de la mañana, en rojo y en morado se precipitan,
Desde los templos donde cierran los ojos los desdeñosos dioses amarillos;
Ataviados de verde suben rugiendo de los infiernos verdes del mar
Donde hay cielos caídos, y colores malvados y seres sin ojos;
Sobre ellos se amontonan los moluscos y se encrespan los bosques grises del mar,
Salpicados de una espléndida enfermedad, la enfermedad de la perla;
Surgen en humaredas de zafiro por las azules grietas del suelo,–
Se agolpan y se maravillan y rinden culto a Mahoma.
Y él dice: Haced pedazos los montes donde los ermitaños se ocultan,
Y cernid las arenas blancas y rojas para que no quede un hueso de santo
Y no déis tregua a los rumíes de día ni de noche,
Pues aquello que fue nuestra aflicción vuelve del Occidente.
Hemos puesto el sello de Salomón en todas las cosas bajo el sol
De sabiduría y de pena y de sufrimiento de lo consumado,
Pero hay un ruido en las montañas, en las montañas y reconozco
La voz que sacudió nuestros palacios –hace ya cuatro siglos:
¡Es el que no dice “Kismet"; es el que no conoce el Destino,
Es Ricardo, es Raimundo, es Godofredo que llama!
Es aquel que arriesga y que pierde y que se ríe cuando pierde;
Ponedlo bajo vuestros pies, para que sea nuestra paz en la tierra.
Porque oyó redoblar de tambores y trepidar de cañones.
(Don Juan de Austria va a la guerra)
Callado y brusco –¡hurrá!
Rayo de Iberia
Don Juan de Austria
Sale de Alcalá.

En los caminos marineros del norte, San Miguel está en su montaña.
(Don Juan de Austria, pertrechado, ya parte)
Donde los mares grises relumbran y las filosas marcas se cortan
Y los hombres del mar trabajan y las rojas velas se van.
Blande su lanza de hierro, bate sus alas de piedra;
El fragor atraviesa la Normandía; el fragor está solo;
Llenan el Norte cosas enredadas y textos y doloridos ojos
Y ha muerto la inocencia de la ira y de la sorpresa,
Y el cristiano mata al cristiano en un cuarto encerrado
Y el cristiano teme a Jesús que lo mira con otra cara fatal
Y el cristiano abomina de María que Dios besó en Galilea.
Pero Don Juan de Austria va cabalgando hacia el mar,
Don Juan que grita bajo la fulminación y el eclipse,
Que grita con la trompeta, con la trompeta de sus labios,
Trompeta que dice ¡ah!
¡Domino Gloria!
Don Juan de Austria
Les está gritando a las naves.

El rey Felipe está en su celda con el Toisón al cuello
(Don Juan de Austria está armado en la cubierta)
Terciopelo negro y blando como el pecado tapiza los muros
Y hay enanos que se asoman y hay enanos que se escurren.
Tiene en la mano un pomo de cristal con los colores de la luna,
Lo toca y vibra y se echa a temblar
Y su cara es como un hongo de un blanco leproso y gris
Como plantas de una casa donde no entra la luz del día,
Y en ese filtro está la muerte y el fin de todo noble esfuerzo,
Pero Don Juan de Austria ha disparado sobre el turco.
Don Juan está de caza y han ladrado sus lebreles–
El rumor de su asalto recorre la tierra de Italia.
Cañón sobre cañón, ¡ah, ah!
Cañón sobre cañón, ¡hurrá!
Don Juan de Austria
Ha desatado el cañoneo.

En su capilla estaba el Papa antes que el día o la batalla rompieran.
(Don Juan está invisible en el humo)
En aquel oculto aposento donde Dios mora todo el año,
Ante la ventana por donde el mundo parece pequeño y precioso.
Ve como en un espejo en el monstruoso mar del crepúsculo
La media luna de las crueles naves cuyo nombre es misterio.
Sus vastas sombras caen sobre el enemigo y oscurecen la Cruz y el Castillo
Y velan los altos leones alados en las galeras de San Marcos;
Y sobre los navíos hay palacios de morenos emires de barba negra;
Y bajo los navíos hay prisiones, donde con innumerables dolores,
Gimen enfermos y sin sol los cautivos cristianos
Como una raza de ciudades hundidas, como una nación en las ruinas,
Son como los esclavos rendidos que en el cielo de la mañana
Escalonaron pirámides para dioses cuando la opresión era joven;
Son incontables, mudos, desesperados como los que han caído o los que huyen
De los altos caballos de los Reyes en la piedra de Babilonia.
Y más de uno se ha enloquecido en su tranquila pieza del infierno
Donde por la ventana de su celda una amarilla cara lo espía,
Y no se acuerda de su Dios, y no espera un signo–
(¡Pero Don Juan de Austria ha roto la línea de batalla!)
Cañonea Don Juan desde el puente pintado de matanza.
Enrojece todo el océano como la ensangrentada chalupa de un pirata,
El rojo corre sobre la plata y el oro.
Rompen las escotillas y abren las bodegas,
Surgen los miles que bajo el mar se afanaban
Blancos de dicha y ciegos de sol y alelados de libertad.

¡Vivat Hispania!
¡Domino Gloria!
¡Don Juan de Austria
Ha dado libertad a su pueblo!
(Pero Don Juan de Austria vuelve de la Cruzada.)

Cervantes en su galera envaina la espada
(Don Juan de Austria regresa con un lauro)
Y ve sobre una tierra fatigada un camino roto en España,
Por el que eternamente cabalga en vano un insensato caballero flaco,
Y sonríe (pero no como los Sultanes), y envaina el acero…

6 de octubre de 2025

Nuestra Señora de Monte Toro

 


Del sitio Hagiopedia:

El Santuario de la Virgen del Toro es una ermita situada en la cima del Monte Toro (la montaña más alta de Menorca), está consagrada a la Patrona de Menorca (Nuestra Señora de Monte Toro "o del Toro").

 
Según cuenta la tradición secular, la imagen fue encontrada en el siglo XIII por un padre mercedario, que se encontraba en su convento de Llinàritx. Una noche, el anciano padre vio cómo se alzaba hacia el cielo una columna de luz resplandeciente, desde la cima del monte, repitiéndose el extraño fenómeno en noches sucesivas. Creyendo se trataba de una manifestación sobrenatural, decidió contárselo al prior del convento. A la noche siguiente, los monjes de la comunidad subieron en procesión hasta la cima del monte Toro. Pero la ascensión se hacía cada vez más penosa y difícil, a lo que había que añadir que tampoco sabían muy bien que camino seguir para llegar a lo alto. De repente les salió un toro furioso que les cerró el paso, pero al ver el toro la "Cruz de Guía" procesional y los crucifijos que portaban los monjes, se amansó y los guió monte arriba entre la densa maleza.

Repentinamente se encontraron con unas enormes piedras que obstaculizaban la marcha de la expedición. La estupefacción y el asombro se apoderaron de los monjes, al contemplar cómo el toro las embestía con su poderosa cornamenta destruyéndolas, quedando nuevamente el camino expedito. Desde entonces, este lugar es conocido como el "pas del bou" (el paso del toro). Al llegar a la cima, el insólito animal se inclinó ante la entrada de una cueva de la que salía una luz prodigiosa y en ella encontraron la imagen de la Virgen con el niño Jesús en brazos. Los monjes la trasladaron solemnemente a su convento, pero al día siguiente desapareció la imagen y la encontraron nuevamente en la cueva de la cima del monte. Ante este milagroso suceso los monjes comprendieron que era voluntad de la "Señora" morar en la cueva del Monte Toro, por lo que construyeron en dicho lugar una capilla para rendirle culto y más tarde, construyeron un convento a donde se trasladó la Orden de la Merced.
 
Desde el milagroso acontecimiento del siglo XIII, el monte Toro es el centro espiritual de la isla y lugar de peregrinación para todos los menorquines, quienes suben anualmente en romería para venerar a su patrona, la “Santísima Virgen del Toro”, cuya festividad se celebra el 8 de mayo.

La iglesia, que data de 1670, es coronada por una sencilla cúpula y cuenta con tres capillas laterales. En una de estas capillas se muestra la cueva donde se encontró la imagen, así como el ánfora donde permaneció escondida bajo tierra entre 1936 y 1939, después de que un campesino de Es Mercadal la salvara del fuego. 
 
Sin embargo la imagen original de la Virgen había sido destruida por un incendio anteriormente, y la que actualmente se venera en el Santuario del Toro la regalaron a la congregación siete obispos que participaron en el Concilio de Trento que llegaron a la isla después de salvarse de una terrible tormenta. La imagen, es una talla de madera, se encuentra en la capilla del Altar Mayor.
 
Adosada al santuario, formando una de las paredes del patio de entrada, hay una torre defensiva de planta tetraédrica construida en el año 1558 sobre una antigua atalaya que permitía advertir a la población, mediante señales de fuego, de la llegada de naves enemigas. Entre 1595 y 1835 el santuario fue un monasterio de frailes agustinos. Actualmente el santuario es gestionado por una comunidad de religiosas franciscanas de la Misericordia.

5 de octubre de 2025

Ante la perspectiva de Guerra Mundial, no olvidar a Nuestra Señora de Fátima y rezar

 

Del sitio Gaudium Press:

La posibilidad de guerra mundial, sinónimo de catástrofe nuclear, es real.

Para quien sigue el acontecer mundial hace varias décadas, nunca se había visto esa realidad tan cercana —si hemos de creer a nuestros mayores— desde la crisis de los misiles en Cuba, en octubre de 1962.

Putin lanzando misiles balísticos hipersónicos; el gobierno Biden ratificando que sus misiles de largo alcance pueden ser usados por Zelensky a discreción; el jefe de las Fuerzas Armadas británicas diciendo que sus soldados están listos para ser empleados en cualquier parte del globo; Suecia y Finlandia previniendo de forma práctica a sus nacionales de prepararse para una “posible guerra”; EE.UU. y países europeos cerrando sus embajadas en Kiev, aunque sea de forma temporal; Corea del Norte —la de ahora con tropas en el frente ucraniano— hablando de guerra por los ejercicios militares conjuntos al norte de Corea del Sur; etc., etc. Creo que no es necesario decir más.

Alguien podrá creer que simplemente los canes están gruñendo y se están mostrando los dientes, en lo que algo de razón puede haber. No obstante, el propio Putin parece encontrarse en una sin salida, también interna, si se atacan ciudades al interior de Rusia: si no responde fuertemente, incluso peligra su sostenibilidad, pues él solo sobreagua haciendo gala de sus condiciones de autócrata conquistador. No es sino recordar el episodio de los mercenarios jefes de Wagner para darse cuenta. Y en el antiguo imperio de los zares esas cosas no se saldan con una pacífica salida del poder, sino con sangre. Los canes están gruñendo, pero su adrenalina sí se ha activado.

Sin embargo, yerra de fondo quien considera todos estos panoramas desde una mera óptica natural, haciendo abstracción de que quien gobierna la Historia no es solo el hombre sino sobre todo Dios. Por eso, la pregunta fundamental es: ¿qué es lo que Dios quiere, y que es lo que Dios está dispuesto a permitir?

Entre tanto, si nos ponemos en esta perspectiva, no podemos dejar de recordar lo que dijo la Virgen en Fátima, cuando anunció el fin de la Primera Guerra Mundial: “La guerra va a acabar. Pero si no dejan de ofender a Dios, en el reinado de Pío XI comenzará otra peor”. Efectivamente, como lo profetizó la Virgen, comenzó otra mucho peor, que casi establece por doquier el poder del nazismo y del comunismo y que dejó decenas de millones de muertos. No obstante, la Virgen estableció la premisa que conduce a la conclusión: la guerra es consecuencia del alejamiento de los hombres de Dios. Si los hombres se alejan de Dios, viene la guerra. Y por tanto, quien ve la situación del mundo, no puede dejar de temer el estallido de la temida Tercera Guerra Mundial, que evidentemente sería mucho más mundial y muchos más terrible que las dos anteriores. Como dijo tal vez Einstein: La Cuarta Guerra sería de palos y piedras, tal sería la destrucción de la Tercera.

Lo que parece ahora observarse, y así lo han percibido algunos analistas, es que pareciera que las zonas que no están tan cercanas a esos puntos neurálgicos de conflicto, no quieren pensar en todas estas terribles posibilidades. Eso puede ser un simple mecanismo de defensa psicológico: son tantos los problemas que agobian la cabeza del hombre de nuestros días, que para qué cargarse con más. Sin embargo, esto puede ser simplemente la técnica del avestruz que mete la cabeza en un hueco, técnica que traerá un cierto alivio al espíritu pero que no aleja ni los depredadores ni los peligros.

Sin embargo, hay algo que todos podemos hacer, que debemos hacer, y que quien ve las cosas con perspectiva sobrenatural, debe tener conciencia que es lo más importante: unirse a Dios, buscar a Dios, rezar a Dios, mejor si es por intermedio de su Madre. Para que el mundo, acercándose a Dios, deje de ofender a Dios.

Nuestra esperanza y confianza debe estar sobre todo en Dios.

Si mañana se alcanza el super acuerdo, que conlleve a la paz total, la pregunta debe seguir siendo la misma, la planteada por la Virgen de Fátima: ¿hemos dejado de ofender a Dios? Porque si no, no hay acuerdo que valga, y se podría aplicar la frase de la Escritura: “cuando dijeren paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina” (1 Tes 5, 2-4)). Pero si sí, Dios se encargará de auxiliarnos, en medio de las más terribles perspectivas o situaciones, pues Él no deja ninguna oración sin ser de alguna manera atendida, y sobre todo Él no deja a los suyos sin auxilio.

Más que promover un acuerdo —cosa que evidentemente también hay que hacer con todos los recursos legítimos disponibles— lo que debemos hacer es rezar.

A la Madre de Dios. A Dios. Para alcanzar la paz. Pero sobre todo, para dejar de ofender a Dios.

Saúl Castiblanco
23 - noviembre - 2024

 

4 de octubre de 2025

Oración a Nuestra Señora del Rosario

 


Del sitio Misioneros Digitales Católicos:

tus hijos queremos honrarte con todo el fervor de nuestros corazones, 
y dar testimonio de nuestra gratitud y nuestro amor filial.
 
Santa María, Madre nuestra, 
que en cada misterio del Santo Rosario nos brindas al Salvador. 
Acudimos a ti, necesitados, 
y alentados por la confianza que nos inspiras, 
ponemos en tus manos maternales 
nuestras preocupaciones y temores. 
 
¡Madre nuestra del Rosario! 
Que tu presencia renueve nuestra vida, 
alivie nuestro ser agobiado por el sufrimiento y la enfermedad, 
sostenga nuestra docilidad a la gracia y 
fortalezca nuestro amor a los demás, 
convirtiéndonos así en testigos del amor de Dios. 
 
Te pedimos, Madre nuestra, 
que nos bendigas para que creciendo en devoción hacia Ti, 
mediante el rezo del Santo Rosario, 
se afiance en nosotros la fe, la esperanza y la caridad.   
Ayúdanos a crecer en el amor a tu divino Hijo, 
presente en la Eucaristía
y guíanos a Él para que sea nuestra luz, 
nuestra verdad y nuestro camino.

Amén

Oremos: 

Ayúdanos a crecer en el amor a tu divino Hijo, 
presente en la Eucaristía, 
y guíanos a Él para que sea nuestra luz, 
nuestra verdad y nuestro camino

3 de octubre de 2025

Nuestra Señora de Rocamadour de Quercy

 

Traducido del sitio Interfaith Mary Page:

En su santuario, cerca de Quercy, departamento de Lot, Mediodía-Pirineos, siglos IX-XII (?), aunque atribuido a San Lucas, la madera estaba recubierta de plata ennegrecida de la que todavía se conservan algunas tiras, 66 cm.

Como lugar sagrado cristiano, Rocamadour data del siglo X, pero como señaló un joven sacerdote que realizaba una visita guiada en 2008: "La gente lleva rezando aquí 20.000 años". De hecho, subiendo la colina, en el pueblo vecino, se puede visitar una cueva con restos de pinturas sagradas neolíticas. 

En la Edad Media, el santuario de la Virgen Negra se convirtió en un punto importante de la ruta de peregrinación a Santiago de Compostela. Numerosos santos, reyes y reinas acudieron aquí en busca de la bendición de la Reina del Cielo, entre ellos, en particular, San Bernardo de Claraval

Este espectacular sitio se encuentra en la ladera rocosa de un escarpado desfiladero fluvial. En 1166, se encontraron aquí los restos del beato Amadour, enterrado junto a un oratorio rupestre dedicado a María. De ahí el nombre de Roc-Amadour. 

Una leyenda dice que el hombre era sirviente de la Santísima Madre y una especie de niñera y tutor de Jesús. Se conocieron durante la huida de la Sagrada Familia a Egipto. Amadour poseía un campo de trigo que milagrosamente creció lo suficiente como para ocultar a los fugitivos de los secuaces de Herodes. Antes de que María partiera de este mundo, le recomendó a Amadour que, tras su asunción, se fuera a vivir como ermitaño a Francia. Él hizo lo que le dijeron y se llevó consigo esta estatua, que Lucas el Evangelista había tallado. Al llegar a la garganta del río Rocamadour, colocó la sagrada imagen en una cueva dedicada a una trinidad de diosas precristianas. Así, puso fin a los sacrificios humanos que se practicaban allí y cristianizó el lugar. Sin embargo, al igual que en Le Puy, aún se conserva una piedra druídica bajo el altar.

Otra leyenda afirma que este Amadour, además de ser todo lo anterior, no era otro que Zaqueo, el discípulo de Jesús mencionado en la Biblia. Esta historia le atribuye una esposa, Verónica, la mujer que, según una tradición muy común, limpió el rostro de Jesús durante su pasión. 

Durante las Guerras de Religión, los huesos de Amadour fueron literalmente pulverizados y esparcidos. Ahora solo queda su tumba vacía.

La Virgen Negra de Rocamadour quizá no sea una estatua bonita, pero es una de las más poderosas, famosas y antiguas. Nuestra Madre nos reta a menudo a no juzgar con ojos mundanos ni a rechazar algo como no santo porque no satisface nuestras expectativas mundanas. Nuestra Señora de los Pobres nos recuerda: "Bienaventurados los pobres de espíritu".

Al conocerla en persona, se percibe su elegancia y belleza. A los ojos de los devotos, se asemeja a la reina de este icono moderno que cuelga en la cripta.

En el siglo XII se recopiló una colección de 126 milagros atribuidos a Nuestra Señora de Rocamadour, y desde entonces se han narrado muchos más. Ha curado a enfermos y dementes, castigado a criminales, amenazado y convertido a quienes no la respetaban, ganado batallas para sus seguidores, devuelto la vida a bebés muertos al menos el tiempo suficiente para ser bautizados, liberado cautivos, protegido a marineros, ayudado a mujeres a concebir y dar a luz, y realizado prácticamente cualquier otro milagro imaginable.

He aquí una de esas historias del siglo XII:

Tres peregrinos de Gosa atravesaban las solitarias tierras baldías cerca de Saint-Guilhem cuando fueron descarriados por ladrones por caminos remotos e intransitables, sobre escarpadas montañas y valles. Los ladrones maltrataron a estos inocentes e intentaron robarles las propiedades de estos pobres de Cristo. Pero la Abogada de toda la humanidad, la poderosa Señora de Rocamadour, la estrella excepcional que ilumina el mundo con su resplandor, acudió en ayuda de sus siervos que la invocaban. Como era debido, se apoderó de los siervos de la iniquidad, estos obradores de maldad, y les quitó la vista, que es el bien más preciado del ser humano. También les paralizó las manos y los dejó inmóviles como estatuas, por compasión, dejándoles solo con el uso de la lengua para que pudieran pedir clemencia y expresar una sincera penitencia. Y así, con gritos suplicantes, los ladrones se postraron ante los peregrinos y les pidieron que aplacaran con sus oraciones y méritos a la Señora, quien es gentil pero se había sentido ofendida por sus fechorías. Los peregrinos se conmovieron por la difícil situación de los hombres afligidos y sus corazones se conmovieron. Se postraron en tierra para orar, elevaron sus voces al cielo y pidieron a la Señora de la Misericordia que se apiadara de los desdichados. Entonces, la única Madre de la Compasión, la esperanza del pueblo para los desamparados que degolló al dragón, la restauradora de la salud, restauró el sentido de los ladrones y les devolvió la salud anterior.

Una característica especial de Rocamadour es la inusual campana en el techo de la capilla de la Virgen Negra. Se dice que suena en el momento en que Nuestra Señora salva a alguien cuya vida estaba en peligro, especialmente si se trata de un marinero. Muchas historias cuentan cómo hombres en el mar imploraron a la Virgen Negra de Rocamadour que los salvara de una tormenta. Prometieron peregrinar a su santuario si Ella les perdonaba la vida. Meses después, cuando llegaron para cumplir su promesa y contaron su historia, los sacerdotes decían algo así como: "¡Ah, así que fue por ti por quien sonó la campana, avisándonos de que alguien en apuros en el mar estaba siendo salvado! Esperábamos tu llegada". Una placa de piedra en la pared enumera quince años, entre 1385 y 1617, en los que la campana milagrosa sonó sin intervención humana.

2 de octubre de 2025

Nuestra Señora de la Cava (II)

Del sitio Aleteia

La estatua, de solo 18 centímetros de altura, está tallada en alabastro. Representa a María ofreciendo pan al Niño Jesús.

Es posible que hayas oído hablar del vino Marsala, pero quizá no conozcas la fascinante leyenda de la Madonna della Cava, la querida patrona de la ciudad, que no debe confundirse con la otra Madonna della Cava de Pietraperzia. Esta devoción se remonta a 1518, cuando una serie de sueños milagrosos condujeron al descubrimiento de una pequeña estatua en una cueva olvidada hace mucho tiempo. Hoy en día, esta estatua es el núcleo de la fe cristiana de Marsala.

La historia comienza con el padre Leonardo Savina, un fraile agustino que, a pesar de ser sordomudo, afirmaba oír la voz de la Virgen María instándole a "buscarla". Guiado por sus sueños, reunió a los habitantes del pueblo para buscar en la cueva que había visto en sus visiones. La excavación se prolongó durante años, lo que desanimó a muchos y despertó el escepticismo. Solo un puñado de personas decididas, entre ellas Savina y otros dos amigos suyos discapacitados, persistieron.

La tradición siciliana afirma que el 19 de enero de 1518, su perseverancia fue finalmente recompensada. Se desenterró una estatua de la Virgen María con el niño Jesús en brazos, escondida bajo una roca caída. En ese momento, los tres hombres se curaron milagrosamente: Savina recuperó la audición y el habla, un ciego recuperó la vista y un lisiado recuperó la movilidad.

La estatua, de solo 18 centímetros de altura, está tallada en alabastro. Representa a María ofreciendo pan al Niño Jesús. Alojada en un deslumbrante ostensorio de plata adornado con joyas, la estatua se convirtió rápidamente en un foco de devoción y milagros.

A partir de entonces se sucedieron innumerables testimonios de curaciones y protecciones. Los habitantes de Marsala acudían a su Madonna della Cava durante los terremotos, las tormentas y las guerras, y la ciudad atribuye a su intercesión el haberles librado de desastres importantes. Un relato especialmente conmovedor de 1943 narra la destrucción de la iglesia que albergaba la estatua durante un bombardeo aliado. Entre los escombros, la estatua fue encontrada casi intacta, con solo daños menores.

En los siglos transcurridos desde su descubrimiento, la Madonna della Cava ha seguido siendo una figura muy querida en la vida religiosa y cultural de Marsala. Cada 19 de enero, la ciudad celebra su festividad con procesiones, misas y alegres festejos. La estatua es llevada por las calles y se detiene en el Ayuntamiento para que el alcalde, en nombre de la comunidad, realice un solemne acto de consagración.

La devoción se extiende más allá de la ciudad. Las capillas rurales y los santuarios votivos dedicados a la Virgen salpican el campo de Marsala, lo que demuestra el gran impacto de esta leyenda perdurable.

De hecho, la propia Marsala es un tesoro de historia y cultura. Conocida en todo el mundo por su vino fortificado, la ciudad también cuenta con un rico legado marítimo y maravillas arqueológicas. La conexión con la Madonna della Cava añade una dimensión espiritual a este lugar, lo que convierte a Marsala en un posible destino turístico para aquellos que buscan inspiración y consuelo. Tanto si te atrae el encanto de los milagros de la Virgen como el encanto de esta ciudad siciliana, Marsala ofrece a los visitantes una interesante mezcla de fe, historia y hospitalidad.

 Daniel Esparza

1 de octubre de 2025

Nuestra Señora al pie del Monte Calvario

 


Traducido del sitio Aleteia:

La imagen de la Santísima Madre de pie en el Monte Calvario sirve tanto como invitación como recordatorio. En 2033 se cumplirán 2000 años de la crucifixión y resurrección.

Mientras la Iglesia universal se prepara para el Gran Jubileo de 2033, que marcará los 2000 años desde la crucifixión y resurrección de Cristo, la Arquidiócesis de Denver ha presentado un nuevo y poderoso icono para guiar a los fieles en la oración y la reflexión.

El martes, el arzobispo Samuel J. Aquila, junto con la artista sacra local y columnista católica de Denver Elizabeth Zelasko, presentó el nuevo icono, María al pie de la cruz, en una ceremonia sencilla pero emotiva en el Centro Pastoral Arquidiocesano.

La imagen de la Santísima Madre de pie en el Monte Calvario sirve tanto como invitación como recordatorio: caminar con María, confiar como Ella confió y abrazar el discipulado con la misma profundidad de amor.

"Durante los próximos nueve años, en nuestro camino hacia 2033, se nos recordará año tras año lo que significa para nosotros entregarnos como discípulos, tal y como se entregó María", dijo el arzobispo Aquila a André Escaleira, Jr., según se lee en Denver Catholic.

La inauguración precede a la publicación de la Nota Pastoral del arzobispo, De pie con María al pie de la cruz, que presenta formalmente una novena de nueve años que culmina con el jubileo.

Esta iniciativa, ya iniciada por su equipo de liderazgo el año pasado, anima a los fieles a recurrir a María como modelo de confianza y entrega. 

La imagen de la Santísima Madre de pie en el Monte Calvario sirve tanto de invitación como de recordatorio: caminar con María, confiar como Ella confió y abrazar el discipulado con la misma profundidad de amor.

Zelasko, la creadora del icono, le contó a Escaleira el proceso de oración que guió su trabajo. "Es una oportunidad realmente hermosa para rezar por nuestra comunidad aquí, una comunidad de la que formo parte de manera tan específica, al pie de la Cruz", dijo a Denver Catholic. "Por favor, sepan que se rezaron oraciones especiales por cada uno de ustedes individualmente mientras trabajaba en esta imagen".

Los asistentes se emocionaron visiblemente con la presencia del icono. Denver Catholic explica cómo Kateri Joda Williams, directora del Ministerio Católico Afroamericano, expresó su admiración: "¡El icono es magnífico! Estoy impresionada por su belleza. Es mucho más hermoso de lo que podría haber imaginado. ¡Estoy agradecida por un regalo tan precioso! ¡Qué bendición!".

Forest Barnette, coordinador de proyectos de la Oficina de Escuelas Católicas, reflexionó sobre el significado del icono en el mundo actual. "Parece que todo el mundo está chocando contra un muro en este momento. Este icono nos recuerda que, al igual que el momento de la muerte de Cristo parecía un momento de absoluta desesperación y pérdida, pero estaba sustentado por la esperanza, María al pie de la cruz y su Hijo Jesús están ahí, guiándonos hacia nuestra salvación", le dijo a Escaleira.

La carta pastoral del arzobispo Aquila explica el icono de la siguiente manera:

    Rico en simbolismo, el icono invita a los fieles a unirse a María en la oración. Ella aparece representada con las manos abiertas y vacías, sosteniendo el paño con el que se envolvió a Jesús al nacer. Esto recuerda el dolor de una Madre cuyos brazos una vez acunaron a su Hijo recién nacido, pero que ahora permanecen vacíos al pie de su cruz. El gesto también refleja su entrega a la voluntad de Dios, reflejando su fiat en la Anunciación.

    Dos ángeles están de pie junto a María, consolándola en su dolor, al igual que los ángeles estuvieron presentes a lo largo de su vida y del ministerio de Jesús (Lucas 1:26, Mateo 4:11, Lucas 22:43). Las estrellas de su manto son un guiño a Nuestra Señora de Guadalupe y al Apocalipsis 12:1: 'Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol... y sobre su cabeza una corona de doce estrellas'. Tradicionalmente, se colocan tres estrellas en los iconos marianos —en la cabeza y los hombros— que simbolizan su virginidad perpetua antes, durante y después del nacimiento de Cristo.

    En la esquina superior derecha, las letras griegas 'MP ΘV' significan Meter Theou, que significa 'Madre de Dios', un título confirmado por la Iglesia en el Concilio de Éfeso en el año 431 d. C. Debajo de la cruz, los huesos de Adán se representan en forma de 'XC', la abreviatura griega de Cristo. La tradición antigua sostiene que Cristo fue crucificado sobre el lugar de enterramiento de Adán, el primer hombre, estableciendo un vínculo directo entre la caída de la humanidad y su redención. Los huesos son simbólicos: uno es una costilla, que apunta a la creación de Eva y a María como la Nueva Eva; el otro es un hueso del antebrazo, que recuerda el alcance de Adán hacia el fruto prohibido, en contraste con la aceptación voluntaria de María del plan de Dios.

    Al fondo, las murallas de Jerusalén nos recuerdan que Jesús fue crucificado fuera de la ciudad (Hebreos 13:12). Arriba, un eclipse oscurece el cielo, en referencia a Lucas 23:44-45: 'Se hizo oscuridad sobre toda la tierra [...] y la luz del sol se oscureció'. El cielo oscurecido por el eclipse se funde sutilmente con el velo oscuro de María, reforzando su dolor y la gravedad del momento.

  Cada detalle del icono invita al espectador a la oración, llevándonos a reflexionar sobre la profundidad del sufrimiento de María, su fe y su papel en la historia de la salvación.

 07 - marzo - 25