22 de diciembre de 2022

Nuestra Señora de la Ternura o del Dulce Beso

 Del sitio A12:

La imagen de Nuestra Señora de la Ternura o Nuestra Señora del Dulce Beso es un icono de la escuela cretense del siglo XVII. La Virgen de la Ternura era un tipo de icono que gozaba de especial popularidad en los Balcanes, en las regiones griega e italo-bizantina.

Las expresiones acariciadoras de los dos rostros saltan a la vista. Nos llama especialmente la atención la disposición de las manos: la mano del Niño Jesús se apoya confiadamente en la mano derecha de su Madre, mientras que ella, con su mano izquierda, lo sostiene y al mismo tiempo parece acariciarlo. El rojo es delicado y muy ligero en comparación con los otros iconos: la escuela cretense aceptó elementos derivados de la pintura de retrato occidental.

Las vestimentas -forma, colores, pliegues- son las tradicionales: el "mafórion" de la Virgen es de color cereza oscuro sobre la vestimenta azulada con mangas bordadas. Jesús está vestido como un adulto y tiene los pies descalzos. Su pequeña mano derecha, apoyada en la rodilla, sujeta el pergamino de la Escritura y los rasgos de su rostro muestran que es un niño de verdad.

La aureola que rodea la cabeza de la Madre de Dios delimita una parte del fondo dorado oscuro, y se suele trabajar sobre el fondo, preparado con yeso antes de pintarlo (siempre necesario para ser un verdadero icono). En ella se incisaron pequeños agujeros redondos adheridos al diseño, que tras el dorado de fondo mantienen un efecto visible.

Este icono de la Virgen de la Ternura mide 49×64 cm y pertenece al Pontificio Colegio Griego de Roma.

Los iconos participan en la belleza de la oración. Son como ventanas que se abren a las realidades del Reino de Dios y las hacen presentes en nuestra oración en la tierra. Son una llamada a nuestra propia transfiguración.

Aunque el icono es una imagen, no es una pura ilustración o decoración. Es un signo de la encarnación, una presencia que ofrece a la vista el mensaje espiritual que la Palabra dirige al oído.

El fundamento de los iconos es, según San Juan Damasceno (siglo VIII), la venida de Cristo a la tierra. La salvación está ligada a la encarnación del Verbo Divino y, en consecuencia, a la materia: "Dios, que no tiene cuerpo ni figura, no podía ser representado en ningún momento por ninguna imagen. Pero ahora que Dios se ha dejado ver en la carne y vivir entre los hombres, puedo hacerme una imagen de lo que he visto de Dios. No adoro la materia, sino al Creador de la materia, que se hizo materia por mí, que quiso habitar la materia y que, a través de la materia, me dio la salvación".

Por la fe que transmite, por su belleza y profundidad, el icono puede abrir un espacio de paz, reavivar una esperanza. Nos invita a acoger el misterio de la salvación en nuestra humanidad y en toda la creación.

Que Nuestra Señora, la Madre de la Ternura, el único ser que "abraza a Aquel a quien todo el universo no puede contener", como decía San Efrén, despierte en nuestros corazones sentimientos de bondad y ternura hacia todos. ¡Amén!

Sor María Donadeo

 "Iconos de la Madre de Dios"

Ed. Paulinas, 1997, pp. 144-147).


ORACIÓN

¡Oh, Virgen gloriosa y bendita, Madre de la Ternura!
Renueva en nuestros corazones
el deseo constante de seguir a tu Divino Hijo.

Por tu intercesión
nos permiten sentir la presencia de Dios en nuestras vidas.
Haznos observadores
atentos a todos los escenarios que nos encontramos,
en todas las cosas, en todas las personas.

Danos la gracia de sentir la presencia de Dios
en la sencillez, incesantemente, en la omnipresencia
y líbranos de la presencia del enemigo y de sus tentaciones.

Que Dios reine en nuestros corazones
y que su Divina Presencia sea
constantemente en nuestras vidas.
 
Amén.

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