En la Capilla Portinari se encuentra un fresco realmente único: en la pared sur, de hecho, se representa una Madonna con cuernos. Más que una blasfemia, el fresco de Vincenzo Foppa, titulado El milagro de la falsa Madonna, ilustra una leyenda vinculada a la figura de San Pedro de Verona, nacido Pietro Rosini; figura a la que está dedicada la capilla encargada por el banquero florentino Pigello Portinari (1421-1468).
Según la tradición, mientras celebraba misa en Sant'Eustorgio, San Pedro de Verona se dio cuenta de que el demonio había penetrado en un icono de María colocado sobre el altar. Inmediatamente expulsó al demonio, junto con un mago hereje retratado a la derecha, que sostenía entre sus dedos una hostia consagrada. Sin embargo, una vez realizado el exorcismo, según la leyenda, la Virgen quedó con los cuernos de Lucifer en el cuadro.
En realidad, Foppa quería documentar la aversión que existía entonces por el culto a la Virgen. Pero no es la única curiosidad de esta capilla: en la figura de perfil detrás de la santa está el patrón, Pigello Portinari. También aparece en otro fresco, El milagro de la nube, y en una pintura sobre tabla, atribuida a Giovanni da Vaprio, donde se le representa delante de San Pedro Mártir, en la ocasión en que el dominico se le apareció al banquero en sueños, ordenándole construir la capilla
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