El 11 de octubre de 1954 Poza Rica se enteró, obviamente, a través de las páginas de La Opinión de la aparición de una imagen de la Virgen de Guadalupe en un ciruelo ubicado en el patio de un trabajador petrolero que era inventor, no era católico y había sido damnificado por una fuga de gas en ese sector y también por las inundaciones que se registraron esa temporada de lluvias.
La nota cuya cabeza fue "Tumultuosa curiosidad ha despertado la aparición de una virgen", fue firmada por el reportero José Herrera quien relata que el obrero Federico Valeriano Márquez Quiroz se presentó en la redacción del diario para invitar a los periodistas a que fueran testigos del suceso.
El propio reportero y otros periodistas, incluso el entonces director del diario, Edmundo Cárdenas, llegaron a “La colonia más dañada por las dos últimas inundaciones”. La aventura, según cuenta Herrera, incluyó un recorrido por un lodazal a orillas del Arroyo del Maíz. La casa del petrolero era de tarro y techo de cartón, entraron a la vivienda y salieron a la parte de atrás donde estaba un ciruelo rodeado por muchas personas que admiraban la imagen.
En el árbol, dijo el cronista “en realidad al tronco… se comprende que desde hace mucho tiempo se le desgajó una gruesa rama y al ir cicatrizando la naturaleza ha dibujado en la áspera corteza el contorno de la virgen de Guadalupe en un tamaño como de diez centímetros. Lo cierto es que representa claramente el contorno fiel de la imagen guadalupana portando su manto, la luna y tenuemente lo que deberían ser los ángeles, no se le nota la faz ni el cuerpo ni ninguna otra característica. Razón por la que ha habido división de criterios.”
El 12 de octubre de 1954 la Opinión informó en su cabeza principal que Más de diez mil personas han desfilado ya ante la imagen. En esa misma edición se informa que los fieles hicieron aportaciones monetarias pero que una noche llegó la policía a robarse las monedas y a patear las veladoras que los fieles habían colocado en torno al ciruelo. El hombre fue detenido y llevado a la comandancia de la policía donde fue interrogado y después liberado.
La crónica relata que al ciruelo también llegó un pastor cristiano que le dijo a los fieles que aquello eran una mentira, pero los guadalupanos le lanzaron lodo, que, tras varias semanas de inundaciones, abundaba en el lugar y al escéptico religioso no le quedó más que huir.
También se informa ese mismo día que Valeriano era inventor pues diseñó y construyó un aparato que se utilizaba en su centro de trabajo además se detalla que el trabajador ya se consideraba católico e interpretaba como una señal del cielo la aparición de la imagen.
Y cómo no sentirse parte de una distinta comunidad religiosa si se había salvado de una fuga de gas que se registró en la colonia, de las inundaciones – dos en menos de un mes- así como de ser encarcelado por la policía que solo se robó las limosnas. Solo esperaba que alguien en su nueva religión le enseñara a rezar porque Valeriano siempre había sido testigo de Jehová.
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