Anclado en la tradición espiritual dominica del Rosario, el santo papa Pío V (1504-1572) jugó un papel importante en su promoción, gracias a la institución, tras la victoria de Lepanto, de la festividad del 7 de octubre de Nuestra Señora de las Victorias, que se convertirá en Nuestra Señora del Rosario.
Además, la bula Consueverunt romani pontifices, fechada el 17 de septiembre de 1559, promovía la devoción del Rosario, atribuyéndola a santo Domingo y mostrando su eficacia de intercesión y santificación.
Muchos otros Papas han instado a los fieles a practicar el Rosario. León XIII, apodado "el papa del Rosario", hizo mucho por promover esta devoción: fue él quien dio al mes de octubre, en 1887, el nombre de "mes del Rosario" y dedicó once encíclicas al Rosario.
En 2002, el papa Juan Pablo II sumó a las tres series de misterios una cuarta: los misterios luminosos, correspondientes a la vida pública de Cristo, entre su bautismo y la institución de la Eucaristía.
Finalmente, según los acontecimientos políticos, económicos y eclesiales, los papas nunca han dejado de alentar el rezo del Rosario, por los frutos que puede aportar tanto a nivel individual como colectivo: León XIII, denunciando los escollos de la revolución industrial; Pío XI, en el momento de la llegada del nacionalsocialismo; san Juan XXIII, por el Concilio Ecuménico en preparación; san Pablo VI, que recomienda el rezo del Rosario en familia, así como san Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco. Este último organizó un maratón de oración en mayo de 2021 para pedir por el fin de la pandemia del coronavirus
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