Del sitio Píldoras de Fe:
Oh Virgen María, Madre de la Iglesia,
a ti te encomendamos la Iglesia
entera.
Tú, que eres la ayudante de los obispos,
proteges y asistes a
los obispos en su misión apostólica,
y a los muchos sacerdotes,
religiosos y laicos
que colaboran con ellos en sus arduas tareas.
Tú, que has sido entregada como Madre del discípulo más amado,
por tu
Divino Hijo en el momento de su muerte salvadora,
recuerda al pueblo
cristiano que se te confía.
Acuérdate de todos tus hijos;
apoya sus
oraciones dirigidas a Dios;
fortalece su fe;
haz firme su esperanza;
aumenta su amor.
Acuérdate de los que están en tribulación,
en
necesidad,
en peligro,
sobre todo de los que sufren persecución y
han
sido arrojados a la cárcel por la Fe.
Para estos, oh Virgen,
obtén
fortaleza y acelera el anhelado día de su justa liberación.
Mira con
ojos benignos a nuestros hermanos separados y dígnate unirnos,
tú que
has hecho nacer a Cristo como puente de unión entre Dios y los hombres.
Oh Templo de la Luz, sin sombra y sin mancha,
intercede con tu único
Hijo,
el Mediador de nuestra reconciliación con el Padre,
para que Él
tenga misericordia de nuestras faltas y
elimine todas las disensiones entre nosotros,
concediendo a nuestras almas la alegría de amar.
A tu Inmaculado Corazón, oh María,
nosotros finalmente encomendamos a
toda la raza humana.
Lleva a todos al conocimiento del único y
verdadero Salvador, Jesucristo;
quita los flagelos provocados por el
pecado;
da a todo el mundo la paz en la verdad, en la justicia, en la
libertad y en el amor.
Haz que toda la Iglesia, pueda elevar al Dios de las misericordias,
un majestuoso himno de alabanza y de acción de gracias;
un himno de
alegría y de exultación,
por las maravillas que el Señor ha hecho por
ti,
oh clemente, oh amorosa, oh dulce Virgen María.
Amén.
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