Del sitio Puntadas Marianas:
En el departamento de Meuse-et-Moselle, en Lorraine, Francia, que formaba parte del antiguo ducado de Bar antes de la Revolución, se erige el pequeño pueblo de Toul, que es único en su tipo. Es uno de los pocos pueblos fortificados que quedan en Francia, y se le contó entre las ciudades más antiguas de Europa mucho antes de que se supiera de la existencia de América.
Cerrada al mundo por una doble barrera de muralla y foso, la misma existencia del antiguo lugar está casi olvidada; y a pesar de ello fue un famoso lugar en su tiempo. Se dice que varios cientos de santos canonizados esperan la resurrección bajo el pavimento de piedra de su catedral, y el gran Hildebrand, quien después gobernó la Iglesia como Gregorio VII, fue una vez Obispo de Toul.
Durante la guerra Franco-Prusiana el ejército invasor estuvo detenido seis semanas fuera de sus murallas, por los bravos hombres que lucharon y defendieron sus hogares, hasta que no quedó comida en la ciudad, y la hambruna los obligó a someterse.
Los prusianos estaban tan enojados con la determinada resistencia que obligaron a sus enemigos a pagar un alto tributo. Esto no se llevó a cabo hasta el final de un año, y durante todo ese tiempo la gran campana de la catedral fue tañida durante la Bendición como por un funeral, y el versículo 14, "Libera, oh Señor, Libera a Tu pueblo, y no estés enojado con nosotros por siempre", fue cantado en lugar de la letanía de la Santísima Virgen, que era lo que se acostumbraba cantar antes del O Salutaris.
Ciertamente los locales habían olvidado sus deberes hacia Dios, y se había perdido la bendición que una vez descansara sobre el pueblo. Muchos, muchos años habían pasado desde que Dios Todopoderoso llamó a cualquiera de sus habitantes a servirle como sacerdote o religioso, y los más piadosos entre ellos creyeron firmemente que esto era un castigo por los pecados de la gente, que además trabajaba el domingo como cualquier otro día y no solían acudir a Misa.
En una de las muchas capillas laterales de la catedral había un altar que fue objeto de gran devoción en Toul. Es llamado el altar de Nuestra Señora del Pie de Plata. La estatua de la Santísima Madre que se venera en ese altar no es lo que se podría considerar hermosa en una primera instancia, si bien antes de la revolución la catedral de Toul era muy rica.
Sucedió entonces en el año 1284 que ciertos hombres malvados decidieron entrar en la catedral en la noche y llevarse tanto oro y piedras preciosas como pudieran, comenzando con los pertenecientes al altar de Nuestra Señora en una de las capillas laterales cercanas a la puerta. Persuadieron al hombre que cuidaba las llaves de la catedral para que los ayudara, y fácilmente se las ingeniaron para entrar a hurtadillas, temiendo ser escuchados porque en aquellos días muchos sacristanes y otros dormían o vigilaban en los claustros que rodeaban a la gran iglesia.
Pero los ladrones habían escogido su momento para después del festival de la Asunción, porque sabían que todos estarían cansados e irían a descansar sin guardar los preciosos ornamentos que adornaban el altar. Los rufianes se reunieron silenciosamente en la capilla, y el más importante de ellos estiró su mano para alcanzar un costoso jarrón, cuando sus camaradas le oyeron gritar de terror, sus ojos y boca bien abiertos, señalando con la mano estirada la figura de Nuestra Señora. Y entonces vieron que Ella había sacado su pie fuera de la túnica en un acto de descender hacia el sacrílego despojador de su santuario.
Aterrorizados, estaban por huir de la catedral cuando los negligentes cuidadores se levantaron por el ruido y llegaron corriendo. Los ladrones contaron la historia y mostraron el pie extendido de la Santísima Virgen, esculpida en piedra, y así todos vieron cómo Ella había defendido su propiedad del sacrilegio y a la catedral de la desecración.
En agradecimiento por este favor los ciudadanos de Toul cubrieron el pie extendido de la estatua con una capa de plata, y se le conoció desde entonces como Nuestra Señora del Pie de Plata. Fue durante mucho tiempo objeto de gran devoción, y la gente piadosa con frecuencia realizaba peregrinaciones hasta el santuario cuando deseaban obtener algún favor especial de Nuestra Señora en sus necesidades
La fiesta de la Virgen del pie de la Plata no aparece en la edición del Misal de Toul en 1750. Pero se registró en 1914. En la reforma del calendario diocesano de 1955, el siguiente tema se incluyó: "Se permite que la misa votiva, todos los días se les permite misas votivas, y también el día de la fiesta."
En 1284, a una mujer que llegó a la catedral a rezar a la Virgen por su marido y su hija que había perdido, se le advirtió, en una forma que parecía sobrenatural, del riesgo que corría la ciudad de ser tomada por sus enemigos.
En reconocimiento de esta revelación, el pie de la estatua de la Virgen estaba adornado con un zapato de plata, de ahí el nombre que se le dió. La estatua antigua, venerada, fue destruida durante la Revolución. Ha sido sustituida por el texto siguiente, a la que los habitantes de Toul continúan orando con confianza.
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