En Portugal, en la región de Leiria, más concretamente en el río Cabo, un pescador vio una vez una extraña luz que se movía, invitándole a seguirla. Curioso, el pescador siguió la luz hasta llegar al Cabo Espichel, donde encontró la imagen de María con el Niño Jesús en brazos.
Como el pescador era un ferviente devoto de Nuestra Señora, la noticia se difundió con gran alegría y la gente fue a comprobarlo. Y así empezaron a llamar a la Virgen Nuestra Señora del Cabo.
El rey Dom Joao V, también devoto de María, solía mirar en dirección a la capilla donde estaba instalada la imagen cuando caía enfermo. El manto de la imagen de Nuestra Señora del Cabo fue bordado por la reina María I.
Con la difusión de la devoción, comenzaron las peregrinaciones y la más destacada en Portugal es la de Caparica.
Nuestra Señora del Cabo,
Nuestra Señora del Cabo de Buena Esperanza, ruega por nosotros.
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