Con el récord de la imagen religiosa bajo techo más grande del país y de Latinoamérica, la escultura de la virgen de la Inmaculada Concepción en Chignahuapan, con sus poco más de 12 metros de altura, se convierte en uno de los atractivos turísticos y religiosos más importantes de este Pueblo Mágico. Está a unas calles del Centro Histórico, sobre una de las avenidas principales.
No hay cifra oficial del número de asistentes, pero se estima que antes de la pandemia recibía hasta 15 mil visitantes al mes, lo que también la convierte en uno de los centros religiosos y turísticos más importantes de la región y uno de los pilares económicos de Chignahuapan, famoso por la fabricación de esferas.
El recinto religioso es, desde 1999, reconocido por el Vaticano como basílica menor dedicada a la advocación de la Virgen de la Inmaculada Concepción, nombramiento otorgado por el entonces Papa Juan Pablo II.
El nombramiento se acompañó de la coronación pontificia de la imagen, a la que se le atribuyen sanaciones de enfermedades tales como operaciones que resultaron exitosas y mujeres que lograron embarazo tras pedir la intercesión de la virgen, entre otros.
Los planes originales eran que la imagen alcanzará los 30 metros, luego se aceptó que fuera de 12, de este modo la construcción de la iglesia se planeó en 16 metros de altura por 65 de largo, desde el ábside hasta la puerta. Tiene 28 metros de ancho y está dividida en tres naves, con dos puertas laterales, una principal y un reloj.
La escultura fue creación del artista José Luis Silva, se inauguró el 22 de marzo de 1972, siendo párroco Illescas Pichardo; fue bendecida por el entonces obispo de Tulancingo (Hidalgo) Esaúl Robles Jiménez y actualmente, es reconocida como un ícono religioso y turístico de este Pueblo Mágico.
Hay registros que la destacan como la imagen religiosa más grande del país y de Latinoamérica, bajo techo; está tallada en cedro y las anécdotas cuentan que no se pensaba contemplar la inclusión del Niño Jesús en los brazos de la virgen, tampoco la corona y de ahí su carácter único en la feligresía católica latinoamericana.
Por último, es de destacar que sólo dos iglesias están dedicadas a esta advocación mariana, ambas con el grado de basílica, aunque la ubicada en Mazatlán (Sinaloa) también es catedral.
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