Pontoise es una ciudad antigua construida alrededor de un puente sobre el Oise; y su santuario data de antes del siglo XIII, como lo demuestra una carta de donación del año 1231. Nuestra Señora de Pontoise está a unas siete leguas de París. Esta imagen, que se encuentra en la parte delantera de la iglesia del suburbio de esta ciudad, en el lado de Rouen, es famosa por los muchos milagros que allí ocurren.
La estatua de Nuestra Señora de Pontoise es de mármol, y mide más de 6 pies de altura. La Virgen lleva un velo corto y un vestido con mangas largas y ajustadas. La cara de la Virgen está enmarcada por su cabello. El Divino Niño pone dus manos sobre un orbe que Su madre sostiene en su mano.
La estatua, según la tradición, fue tallada por un joven piadoso en la cantera de Blangis, cerca de Abbeville, y llevada a Pontoise. En 1226 el arzobispo de Rouen dedicó una capilla, y en 1249 se hizo una iglesia parroquial, y la estatua se colocó en el exterior, sobre la entrada principal. La iglesia fue visitada por el rey Luis IX, aunque no figuró mucho en la historia hasta después de 1431, cuando fue destruida por los ingleses.
Desde entonces, el santuario ha tenido una historia violenta. Los ingleses, que en aquel momento todavía eran militartemente católicos, decidieron reconstruir el santuario que habían destruido. Estaba parcialmente terminado cuando los franceses reconquistaron el territorio. Terminaron la reconstrucción en 1484.
Durante los años 1580 y 1650, cuando la peste estaba destruyendo el país, la gente acudió en masa a Nuestra Señora de Pontoise y se evitó el peligro. De nuevo en 1849 se evitó una epidemia de cólera por su intercesión, de modo que el santuario tenía el nombre de ser poderoso contra las plagas.
En tiempos de la Reforma un devoto protestante intentó robar la estatua y, en su defecto, le arrancó la cabeza al Niño y lo arrojó al río. Un pescador había extendido sus redes justo debajo del puente y la cabeza cortada fue salvada y devuelta a la estatua.
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