8 de febrero de 2018

Nuestra Señora del Castillo

Desde hace siglos se venera en un santuario emplazado en lo alto del cerro donde se alzaba la fortaleza de la villa de Yecla, Murcia, siendo este hecho el que acabó rebautizando a la advocación como Virgen del Castillo. La aparición de un templo dedicado a Santa María en aquel estratégico lugar arranca de muy antiguo, documentándose la existencia de una primitiva iglesia mozárabe que llegó a ejercer de parroquia hasta 1540 y donde se venía venerando un legendario lienzo con la imagen de la Virgen.
Pero durante el reinado de Felipe IV, un hecho histórico cambiaría por completo la trascendencia religiosa del viejo santuario. Los franceses habían invadido parte de Cataluña y, a la llamada del monarca, 61 yeclanos dirigidos por el capitán Martín Soriano Zaplana marchan a Vinaroz el 17 de julio de 1642. Tras medio año de estancia en el frente regresan a sus hogares sin ninguna baja, lo que unido a su hondo sentimiento religioso, les impulsa a subir a la ermita para dar gracias ante el cuadro de la Virgen. Aquel acto constituyó todo un acontecimiento para los yeclanos, que vieron en la imagen de Nuestra Señora del Castillo un símbolo de protección. Ya en 1691 se funda la Cofradía de la Purísima, asociación que sería la encargada de adquirir una talla de Santa María para ser venerada en el santuario. La imagen llegó a Yecla en 1695 de manos de un franciscano anónimo, siendo entronizada en el templo como patrona y protectora de la ciudad.
El poder de convocatoria de esta Virgen ha ido acrecentándose con el paso de los siglos, constituyendo su santuario en la actualidad todo un referente para peregrinos de las provincias de Murcia, Albacete y Alicante. Como se ha dicho, éste se eleva majestuoso en la cúspide del cerro dominando toda la ciudad, junto a los restos de la fortaleza árabe. El edificio actual se levantó sobre el primitivo a principios del siglo XIX, sufriendo continuas reformas y estando actualmente su fachada flanquedada por dos torres gemelas neoclásicas coronadas por sendas imágenes pétreas del Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María, que junto con la curiosa cúpula escalonada ofrecen una silueta muy peculiar del conjunto religioso. Adosados al templo se encuentran la llamada "Casa del Ermitaño" y el museo mariano dedicado a la Virgen del Castillo. La imagen de la Purísima Concepción que actualmente se venera en el altar mayor del santuario no es la original, pues se perdió durante la Guerra Civil Española. Sería el escultor Miguel Torregrosa quien en 1941 realizara la nueva talla, siendo coronada canónicamente en 1954.

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