Traducido del sitio Aleteia:
Lugar de peregrinación desde el siglo XVIII, la capilla Notre-Dame des Vernettes (Saboya), en el corazón de las montañas, esconde una sorprendente decoración barroca. Tanto en invierno como en verano, la capilla Notre-Dame des Vernettes, clasificada como monumento histórico, se alza en medio de un paisaje grandioso, el de las montañas de Saboya. Aunque se encuentra perdido en plena naturaleza salvaje, este santuario mariano atrae cada año a varios cientos de fieles. Desde 1773, cada 16 de julio, la capilla, situada a los pies del Aiguille Grive, acoge una peregrinación durante la cual se lleva en procesión una estatua de la Virgen de la Piedad. Construida cerca de una fuente considerada milagrosa, se encuentra a 1816 metros de altitud, cerca del pueblo de Peisey-Nancroix.
Construida entre 1722 y 1727, la iglesia, de planta trifoliada, está centrada en torno a una cúpula coronada por un lanternón circular. De aspecto sencillo, esconde en su interior una espectacular decoración, inspirada en el arte italiano y realizada por Lucas Valentin y los hermanos Dominici. En el interior, la luz que penetra por la abertura central ilumina una profusa decoración rococó. Policromías, dorados, colores vivos... todos los elementos del mobiliario, desde el suelo hasta el techo, están ricamente decorados.
Tres retablos adornan la iglesia: el altar mayor, dedicado a la Virgen, alberga en su centro una piedad rodeada de numerosos querubines, flores e instrumentos de la Pasión. Los colores son extremadamente vivos: ¡azul, verde, amarillo! Los retablos laterales están dedicados a San Juan y San Nicolás. Este último es sin duda el más conmovedor: en él se ve a San Nicolás con tres niños pequeños en su salazón. Cuenta la historia que un día, tres niños que habían salido a recoger espigas al campo se perdieron. Llamaron a la puerta de una casa y les recibió un carnicero que los mató y los cortó en trozos pequeños para meterlos en un gran cubo lleno de sal con el fin de hacer... ¡salchichón! San Nicolás, que pasaba por allí, llamó a la puerta del carnicero y pidió comer salchichón. Atrapando así al criminal, extendió tres dedos y resucitó a los niños.
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