1 de diciembre de 2023

Nuestra Señora de la Dulce Espera

Del sitio Uno:

La Virgen de la Dulce Espera es una advocación mariana que representa el momento en el que María se encuentra embarazada, y se la asocia con el Adviento o espera de la Natividad de Cristo y la esperanza de un nuevo comienzo. Es también conocida como la Virgen de la Esperanza.

Esta advocación de la Virgen María embarazada, considerada por la Iglesia Católica, como la "Patrona de las madres que esperan un hijo", es una de las más veneradas.

Muchas mujeres y parejas del mundo se encomiendan a la Virgen para conseguir no sólo el milagro del embarazo, sino que este se desarrolle con normalidad y que la salud de la madre, así como la del futuro bebé, siempre estén presentes. También las que tienen dificultades para quedar embarazadas y las parejas que han abierto su corazón a la noble y desinteresada tarea de la adopción de niños necesitados de cariño, atención y hogar.

A María se le pide la protección y el consejo, la sabiduría y la capacidad de orar y tener fe para enfrentar este gran desafío en la vida de ser padres.

La Devoción a Nuestra Señora de la Dulce Espera tiene siglos de existencia. Hay referencias del siglo V. Se la reconoce como una de las primeras imágenes de culto que se generó para la devoción cristiana.

En la Argentina esta devoción entra a través del matrimonio Strega. Estando ellos de viaje por España, específicamente en Compostela, se refugian durante una tormenta de lluvia y viento en la Catedral de Santiago de Compostela. Bajan a la cripta y se encuentran con la imagen de piedra de María embarazada. Y comienzan a rezar, con mucho amor y fe, por la hija de ellos que no podía quedar embarazada. Tiempo después la hija pudo tener dos hijos. Sus padres entonces se comprometieron a traer la imagen y su réplica fue entronizada, con la debida aprobación eclesiástica, en la iglesia de la Inmaculada Concepción de Devoto (Buenos Aires), el 15 de mayo del año 1980.

El día 15 se celebra el día de la Virgen de la Dulce Espera y al final de la misa se bendicen y se entregan zapatitos de lana, (escarpines), a mujeres embarazadas que cursan el octavo o noveno mes de gestación. Al mismo tiempo, madres que recibieron esos zapatitos vuelven un mes después, con sus bebés, para agradecer a la Virgen el éxito de sus partos.

El papa San Juan Pablo II, en su Carta a las Mujeres, dice: "Te doy gracias, mujer-madre, que te conviertes en seno del ser humano con la alegría y los dolores de parto de una experiencia única, la cual te hace sonrisa de Dios para el Niño que viene a la luz y te hace guía de sus primeros pasos, apoyo de su crecimiento, punto de referencia en el posterior camino de la vida".

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