Las características particulares que concurren en las dos imágenes de la Virgen que han recibido culto como patrona de Alcantarilla -la destruida en la Guerra Civil y la actual- bajo la advocación de La Salud, constituyen un interesante motivo para un análisis histórico-artístico. En ambos casos, se trata de una representación de María Niña que corresponde a la Presentación de la Virgen en el Templo, lo que confiere a nuestra patrona una destacable singularidad iconográfica en el ámbito de la región de Murcia.
Aunque la imagen actual de Ntra. Sra. la Virgen de la Salud data del siglo XX, la tradición y la historia de la Virgen, se remonta a la Edad Media, pero la ausencia de documentos que versen sobre la aparición, leyenda y cambio de advocación de la primitiva imagen nos impide precisar con certeza sus orígenes y características formales.
Cuenta la tradición que, junto a la ribera del río, entre el Puente de las Pilas y la Rueda, antiguo emplazamiento de la población de Alcantarilla, apareció la imagen de una Virgen Niña de pequeña talla; por ello la llamaron Virgen de la Presentación o Nuestra Señora la Pequeña. Esta tradición popular mantenida por los alcantarilleros puede fundamentarse si tenemos en cuenta que, a finales del siglo XIII, existía un “monesterio de freyles de penitencia” ubicado cerca de la acequia, que coincidiría con el comienzo en Europa de la expansión de esta iconografía de la presentación de María en el Templo, a través de las órdenes monásticas.
Otros autores apuntan que sus orígenes se remontan a época visigoda, como una imagen venerada y escondida, con anterioridad a la conquista del reino de Murcia por Alfonso X el Sabio, una hipótesis que hasta la fecha es imposible de determinar, al menos desde el punto de vista documental e iconográfico.
A principios del siglo XVII, la intercesión de la Virgen en la erradicación de las epidemias que azotaron la comarca motivó su cambio de nombre, pasando a denominarse, en los siglos sucesivos, Nuestra Señora de la Salud. La primera referencia escrita a su carácter milagroso es el informe de Fray Juan de Pereda, Los mudéjares murcianos en vísperas de la expulsión, año 1612 : una imagen devotíssima de Nuestra Señora que hiço un milagro en uno dellos de salud. Asimismo, a principios del siglo XVIII, en el manuscrito de don José Villalva y Córcoles, presbítero de la catedral, en su obra El Pénsil del Ave María, hace referencia a nuestra patrona en los siguientes términos: La prodigiosa imagen de Ntra. Sra. de la Salud que venera la villa de Alcantarilla: "Es muy milagrosa esta Santa imagen. Su altura es de una vara poco más o menos. Su rostro muy agraciado, pues parece derrama amores, y los reparte a quién con debida atención mira. Venerábase antes esta imagen en dicha iglesia por muchos años de antigüedad, cuya colocación, siendo tan antigua se ignora el año, como también el de si fue aparecida".
Por fotografías antiguas conocemos la imagen de la Virgen Niña que antecedió a la actual y que fue destruida en la persecución religiosa de la guerra civil española. Se trataba de una pequeña imagen de vestir, con las características estéticas y artísticas de finales del siglo XVII y las primeras décadas del siglo XVIII. Según testimonios orales, era de dimensiones mayores que la de nuestros tiempos.
Una imagen de vestir que respondía a la tipología por excelencia de la imaginería religiosa barroca, siguiendo las pautas del Concilio de Trento, que buscaba atraer la devoción de los fieles a través del realismo y la expresividad, concentrada en la cabeza (con ojos de cristal, pelo natural y pestañas) y las manos. Así dotándola de túnica y manto, corona imperial, alhajas, media luna a los pies, etc.
La imagen antigua de la Virgen de la Salud podría ser un ejemplo de la corriente que, a partir del siglo XVII, se desarrolló en toda la península en la mayoría de las imágenes de la Virgen veneradas desde antiguo, y que se fueron adoptando a los gustos estéticos del Barroco, caso de las vírgenes de la Fuensanta, la Arrixaca (que no recuperará su estado primitivo hasta finales del siglo XIX), la Consolación de Molina de Segura, y la de la Huertas en Lorca, entre otras. En líneas generales, podríamos decir que las imágenes de vestir de esta época encierran un cargado carácter devocional popular y son claves para entender la mentalidad religiosa del barroco murciano. Siguiendo las modas y gustos del momento, las antiguas tallas medievales, se reforman o se enmascaran bajo mantos y postizos o bien se sustituyen por otra de nueva factura.
Hasta el siglo XVIII, la Patrona se veneraba en la primitiva ermita de Ntra. Sra. de la Salud, actualmente desaparecida, ubicaba en los alrededores del Paraje del “Agua Salá” lugar donde se instalaron los frailes de la orden de San Francisco de Paula cuando llegaron a Alcantarilla a principios del siglo XVIII. Las autoridades civiles y religiosas del momento cedieron a los frailes la ermita para su cuidado y lugar de oración. Cuando los religiosos se trasladaron al nuevo convento – actualmente la fábrica de palas -, conocido como el Convento de San Francisco de Paula, llevaron con ellos la imagen de la Virgen Niña, dando continuidad a la devoción y efectos protectores de Ntra. Sra. de la Salud, sobre la localidad.
Los primeros datos de la imagen actual de la Virgen de la Salud nos remiten al año 1939, lo cual indica que los alcantarilleros tardaron muy poco tiempo en recuperar su culto. En estos momentos, fue fundamental el papel desempeñado por Antonio Domingo, el Manco, muy devoto de la Virgen, que por iniciativa y promesa personal le encargó la imagen al reconocido escultor murciano Nicolás Martínez Ramón. Para adquirirla, según testimonios orales, realizó una colecta, casa por casa y por suscripción popular, de dos reales o cinco pesetas, consiguió que los alcantarilleros participasen activamente en la recuperación de la imagen de la Virgen de la Salud, a la que, desde hacía siglos, se venía considerando patrona de Alcantarilla.
Se trata de una pequeña imagen de vestir de 78 cm. de altura, 27cm. de ancho y 22 cm. de profundidad. La cabeza y las manos están talladas en madera de pino policromado. Lamentablemente, no se han conservado pruebas documentales del encargo de la obra. Según apunta Anastasio Martínez Valcárcel (hijo del escultor), los libros de asiento desaparecieron cuando se cerró el taller de los Aguadores de Murcia en 1969. Como dato anecdótico, el escultor Anastasio recuerda: "en el taller de mi padre ubicado en la calle Judas (hoy Gran Vía) en Murcia, siempre se comentaba la frecuencia con que Antonio, el Manco, lo visitaba aportándole fotografías de la antigua y desaparecida imagen de la Virgen de la Salud, con el interés en recuperar fielmente su iconografía de Virgen Niña". De la numerosa producción artística de Nicolás Martínez, en su mayoría obras monumentales (como la del Sagrado Corazón de Jesús de Monteagudo de 16 m. de altura, entre otros), la de nuestra patrona está considerada como una de las escasas obras que realizó en la tipología de imagen de vestir, y la única con la iconografía de Virgen Niña en su extensa obra de carácter religioso, tras la Guerra Civil.
La imagen actual se veneró también en la ermita del Convento de San Francisco de Paula, hasta que en el año 1967 fue trasladada a la Iglesia de San Pedro Apóstol, entronizándose en su capilla propia en 2009, obra de Anastasio Martínez Valcárcel.
Como hemos expuesto, a lo largo de los siglos, Alcantarilla ha profesado devoción a la Virgen de la Salud, invocándola como patrona. Igualmente, el Ayuntamiento, en sesión plenaria extraordinaria de 24 de abril de 1955, le nombró “Alcaldesa Honoraria” y patrocinado por la alcaldía, en 1973, se adquirieron los terrenos y se construyó una ermita bajo la advocación de la Salud, en las proximidades del emplazamiento primitivo del eremitorio de la Virgen, en donde se asentaba la población de Alcantarilla, y cercana al lugar en que, según la tradición, apareció la imagen de la Virgen Niña, junto al cauce del río Segura.
Las primeras representaciones de la Presentación de María en el Templo se plasmaron mediante mosaicos, murales e iconos durante la época bizantina, y pronto se difundieron por todo el imperio. En Occidente, a partir del siglo XIII comenzó a reproducirse en miniaturas para la ilustración de los Libros de Horas, hasta el siglo XVI. Serían los pintores italianos del Trecento y Quattrocento los que estereotiparon la iconografía de la Virgen de la Presentación, coincidiendo en representar a una niña en el momento de subir las escalinatas de acceso al Tempo de Jerusalén, con las manos abiertas esperando el saludo del sumo sacerdote, o también recogidas sobre el pecho en oración, la melena suelta y la cabeza inclinada y levemente vuelta, como buscando la mirada de Joaquín y Ana, sus padres, que la acababan de dejar a los pies de la escalinata. En otras obras también se le representa sin volver la vista atrás, como las de Giotto, Giovanni da Milano y Pietro Nelly. Este momento de la vida de la Virgen María fue muy repetido durante el Barroco siguiendo el mismo esquema compositivo, pero generalmente en obras pictóricas, siendo muy poco frecuente su representación en escultura. De ahí, la singularidad de las dos imágenes que se han venerado en Alcantarilla, como Virgen de la Salud, repitiendo iconográficamente a la Niña María, erguida, con la cabeza levemente inclinada hacia la derecha y las manos abiertas.
Como apuntábamos al inicio, se dan unas características particulares, que evidencian la importancia de la Virgen de la Salud. Por una parte, la veneración que durante siglos le ha profesado Alcantarilla, en cuyo honor celebra las “Fiestas de Mayo”, y por otra el hecho de ser una de las pocas (quizá la única) imagen de la Virgen Niña en nuestra Región.
Todo ello, le confiere un considerable valor cultural, histórico y, por supuesto, devocional, que la liga secularmente a Alcantarilla y a su Ayuntamiento como Alcaldesa Honoraria.
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