Todos los católicos conocemos lo que es el Rosario, ese pequeño collar de 59 piedras que muchos cargamos en el bolsillo, en el cuello u otros que de forma equivocada han colgado en el espejo retrovisor del carro y lo llevan nada más como un adorno. Desafortunadamente, lo tenemos pero no apreciamos su gran valor espiritual, porque desconocemos las gracias que podemos recibir con tan solo recitar con nuestros labios y el corazón esas cincuenta aves marías cada día y meditar de forma pausada los misterios del nacimiento, vida, pasión, muerte y resurrección del Señor.
El Santo Rosario es un arma poderosa contra las asechanzas del mal; es tan poderoso que desarma al demonio y cambia los corazones tibios en corazones ardientes, y enamorados de Jesús nuestro Señor. Cuando lo rezamos con devoción nos vamos configurando con el Señor. Según los testimonios de Sor Lucía, vidente en Fátima, cuando lo rezamos con amor, el cielo se abre y se derraman muchas gracias sobre la persona que lo reza. Por tal razón, es importante el orarlo con amor, desgranar esas aves marías con alegría y entusiasmo, sabiendo que apaleamos y destruimos toda acechanza del demonio.
El demonio es astuto, y sabe lo que le hace daño y le molesta, por ello siembra en nosotros la desidia y la pereza; hace que nos desinteresemos y no lo recemos, o que lo hagamos de manera rutinaria y con una devoción fingida, o sin piedad. En una ocasión, Sor Lucia pregunto a la Virgen, ¿qué pasa si durante el rezo hay una o más personas que no rezan con devoción, no se derraman esas gracias sobre ellas? Y la Madre le contesto: “Las personas que están rezando sin devoción es como si se pusieran un paraguas rechazando las gracias, mientras que aquellos que rezan con devoción las reciben con plenitud”. El Santo Rosario se debe rezar pausadamente, recemos con amor, recordemos que los Misterios son la descripción grafica de la vida de nuestro Señor Jesucristo.
Muchas personas afirman que esta oración les parece monótona; en lo particular considero que cuando se entiende el porqué se ora de esa forma y se hace con amor no es monótona, sino todo lo contrario, enriquece el alma y el espíritu. Yo comparo esta oración con las actitudes de los enamorados, ellos, no se cansan de decir las mismas palabras, nunca se cansan de decirse cuanto se quieren y entre mas se lo dicen su amor crece más; pues, lo mismo sucede cuando recitamos pausadamente el Ave María muchas veces, con nuestros labios solo ofrecemos una rosa mas a nuestra Madre y ella la lleva a los pies de su hijo y Él nos devuelve su bendición que se transforma en gracia en nuestras vidas.
San Josemaría Escriba decía que: "El Santo Rosario es un arma poderosa. Empléala con confianza y te maravillarás del resultado" (Camino, 558). Esta confianza al rezar se manifiesta en creer en la poderosa intercesión de la Virgen María ante cualquier problema o dificulta por el cual pasemos. Si vemos la historia como la batalla de Lepanto entre otros, el Rosario era un arma demoledora, ahora al ver el desorden moral en el que vivimos, la Madre la ha convertido en un arma nuclear, así lo afirmaba ella a los videntes en Fátima, ella le ha dado nueva eficacia, hasta tal punto que no hay problema ni cuestión, por más difícil que sea, temporal, o sobre todo, espiritual, en la vida personal de cada uno de nosotros, de nuestras familias, de las familias del mundo, o de las comunidades religiosas, o inclusive de la vida de los pueblos y de las naciones, que no puedan ser resueltas por el Rosario. No hay problema, ni cuestión por difícil que sea, que no pueda resolverse por medio de la oración del Santo Rosario. Oremos el Santo Rosario, dejemos de usarlo como un adorno y comencemos a desgastar esas cuentas y a cosechar las gracias y bendiciones reservadas para nosotros. ¿Qué te parece si hacemos una cadena de rosarios y le damos una paliza al demonio?
vicario parroquia en Nuestra Señora de los Ángeles
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