La Virgen de los Milagros de Almaguer es una aparición antigua que se venera en la ciudad y que protagonizó un milagro en el año 2000 que recorrió el mundo.
Almaguer es un lejano pueblo caucano alejado hoy en día de todo lo que es progreso. Quizá lo habitan 22.000 personas. Tiene siglos de existencia. Fue fundado por cédula real el 19 de agosto de 1551.
En sus tiempos de gloria se sacaban cada año más de 30.000 pesos de oro. Las minas de oro y las circunvecinas tenían dos mil indios y negros laborando en ellas que venían por cuadrillas de otros pueblos.
Era el lugar de tránsito de todos los bienes y personas que se dirigían hacia el Ecuador y viceversa, cuando los viajeros querían evitar el paso por el Patía. En el siglo XIX las minas del Cauca producían más de la mitad del oro que se sacaba del Nuevo Reino de Granada.
El 18 de octubre de 1619 una señora muy sencilla y devota de la Virgen, encontró una tablilla rústica y vieja de no más de 3 milímetros de grosor en la iglesia de Almaguer, donde una imagen llamativa se resaltó, allí se apareció la Virgen de Los Milagros. Desde entonces los devotos almguereños celebran los favores de su patrona.
Otro de los sucesos atribuidos a La Milagrosa, fue la salida intacta de su imagen de la embestida guerrilla de marzo de 2000 contra el pequeño pueblo de Almaguer, donde los alzados en armas incursionaron en la Iglesia católica, dinamitaron el altar, la iglesia entera, la casa parroquial y después de sucesivas cargas explosivas, destruyeron decenas de viviendas del casco urbano.
En la quinta y más cruel embestida de la guerrilla contra el pequeño pueblo de Almaguer, enclavado en los Andes colombianos, provincia del Cauca, al suroeste del país, los comunistas violentaron las puertas de la Iglesia católica, dinamitaron el altar, la iglesia entera y la casa parroquial. Luego, sucesivas cargas explosivas destruyeron decenas de viviendas del casco urbano.
Terminado el ataque, los afligidos e indefensos habitantes corrieron hacia las ruinas de la iglesia, verificando con dolor que el antiguo altar de madera, traído por los españoles hace cuatro siglos, estaba completamente destruido junto con el Sagrario y la Eucaristía en él custodiada; sacrilegio que valió posteriormente a los guerrilleros la enérgica excomunión del Arzobispo de Popayán, monseñor Iván Antonio Marín López.
Sin embargo, para indecible asombro de los presentes, la más ilustre y antigua habitante de Almaguer, la piadosa imagen de la Virgen de los Milagros, patrona del pueblo, permanecía intacta entre los escombros. Muchos lloraron de emoción ante una escena que recuerda lo ocurrido en el Calvario. En el auge del poder de las tinieblas, Nuestro Señor Jesucristo consintió que contra Él hiciesen todo, muriendo en la Cruz para redimir al género humano, pero no permitió que su Madre Santísima, que permanecía de pie junto a Él, con las santas mujeres, siquiera fuese tocada.
La prodigiosa protección sobrenatural de la patrona de Almaguer es vista por sus habitantes como un “milagro”, aunque aguardando, claro está, el veredicto de la Iglesia. “Fue algo sublime, algo divino que nos hace renacer la fe para surgir de nuevo”, exclamó el alcalde Fabio Gómez Renjifo, al tiempo que condenaba el atentado “casi satánico” de los guerrilleros.
La fe de los almaguereños, templada en la adversidad y confirmada por ese episodio sobrenatural, los hizo sobreponerse al ataque, ocurrido el 31 de marzo de 2000. Emprendieron con renovado ánimo la reconstrucción del pueblo y se preparan a conmemorar en los próximos días los 450 años de la fundación del pueblo, hecha por cédula real el 19 de agosto de 1551.
En cierto sentido, el vía crucis de la para muchos ignota Almaguer, es una imagen de lo que ocurre con Colombia, dilacerada y semi destruida por crueles narco-guerrilleros comunistas, los cuales, como denunció el Arzobispo de Bogotá, Cardenal Pedro Rubiano Sáenz, “cayeron en la infamia y el cinismo”, participando en un proceso de “paz” basado “en la incoherencia y en la mentira”. El “milagro” de Almaguer debe constituir para Colombia entera un motivo de ánimo, de confianza y de esperanza en el auxilio de la Providencia para la derrota de las guerrillas y el renacer de la nación. La Virgen no abandona a los que de veras creen y confían en Ella.
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