Sucedió en las verdes montañas de Wufeng Qi (Taiwán), que atraen a tantos senderistas por su panorama maravilloso que con el rumor acompasado y sereno de su cascada, dan una cierta sensación de paz y tranquilidad.
Fue el 9 de noviembre de 1980 que cinco monjes fueron a buscar esa paz en la cima de la montaña (950 m.), pero al regresar se perdieron.Comenzó a oscurecer y solo poseían una vela y pocas cerillas que, por milagro, lograron mantener siempre encendida esa noche.
Al llegar a los 500 m. del lugar en el que ahora se encuentra la iglesia, vieron a una mujer vestida de blanco que les indicó el camino sin decir absolutamente nada.
Lo interesante es, que estos hombres habituados a invocar cientos de divinidades budistas-taoistas, no reconocieron en esa mujer a una de sus divinidades, e inmediatamente la identificaron como la «Señora» de los católicos.
Tres de ellos se convirtieron y la Iglesia reconoce la aparición como un hecho sobrenatural.
En el lugar se construyó un santuario de forma circular dedicada a la Virgen María, su estilo inspirado en el altar del cielo de Pekín; el templo al que el hijo del cielo, el emperador, se trasladaba dos veces al año para ofrecer sacrificios y propiciar una buena cosecha para el pueblo.
A la derecha de la iglesia, se construyó una gruta donde colocaron una estatua de la Virgen, la Medalla Milagrosa, que trajeron desde Italia.
Detrás de la iglesia se ven las montañas y una cascada, desde la parte delantera se puede ver a lo lejos el océano y alrededor un vasto verde de bambú, palmeras y helechos rodean todo el santuario. ¡Un verdadero paraíso terrenal!
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