"…Basilica, que appellantur sancta Maria trans Tyberis. Ibi est imago sanctae Mariae que per se facta est” (Catalogo di Salisburgo)
"…La Basílica, que se llama Santa María al otro lado del Tíber. Hay una imagen de Santa María que hizo ella misma"
La imagen que se cree "acheropita", es decir, no pintada por manos humanas, sino "hecha a través de él" (que per se facta est) a la que se refiere el autor del Catálogo de Salzburgo del siglo VII es muy probablemente la antigua Virgen de la Clemencia fechada entre los siglos VI y VII (una de las más antiguas que se conservan en Occidente) y conservada en la capilla Altemps de Santa María in Trastevere. Se cree, entre otras cosas, que fue la presencia de este icono lo que motivó la dedicación de la basílica a la Madre de Dios.
Realizado en encáustica, una antigua y refinada técnica pictórica en la que el color se mezcla con cera fundida, este gran icono pintado sobre tres tablas de pino representa a la Virgen María vestida y adornada con joyas como una basilissa bizantina, una emperatriz, sentada en un trono con el Niño en su regazo. A sus pies, en la parte inferior derecha, está el Papa rezando.
María, por haber concebido al hijo de Dios, ha asumido la realeza en el cielo. Este es el misterio representado en el icono y subrayado por la presencia de los ángeles colocados detrás de ella y por la inscripción en el borde del icono que, aunque incompleta, dice: "Ya que Dios mismo fue hecho de tu vientre... los príncipes de los ángeles se alegran y se maravillan de ti que llevas al Nacido en tu vientre...".
Es en Occidente, en Roma, sede eclesiástica alejada de las luchas iconoclastas que provocaron la destrucción de numerosas imágenes, donde se han conservado los iconos más antiguos, expresión artística de la Iglesia indivisa. En este grupo de iconos antiguos pintados entre los siglos VI y VIII se encuentra también el Icono de la Clemencia que, aunque muy deteriorado, muestra una interesante y recíproca influencia entre los estilos bizantino y romano y que remite idealmente a la Unidad de Oriente y Occidente.
La tabla expresa en lenguaje artístico y contenido religioso los valores de la Iglesia de Roma, donde María es también una figura de la Iglesia, la Madre de Dios y la Iglesia de Roma representada por el papa que se postra a sus pies -quizás Juan III (561-574) o Benedicto I (574-579) su sucesor.
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