Fue el 13 de setiembre de 1907 cuando el papa san Pío X proclamó a la Madonna di Bonaria como patrona principal de Cerdeña. Este santuario recibió la visita del papa san Pablo VI el 24 de abril de 1970, fue visitado también por san Juan Pablo II el 20 de octubre de 1985, por Benedicto XVI el 7 de septiembre de 2008 y por Francisco el 20 de septiembre de 2013.
El Santuario de Bonaria está situado en la cima del montículo del mismo nombre que domina la ciudad de Cagliari. Cuidan de él todavía hoy los religiosos mercedarios, congregación fundada en Barcelona por san Pedro Nolasco en el año 1218. Su historia queda muy vinculada a la historia religiosa de Cataluña, y más en concreto de Barcelona. El templo es el primer y principal ejemplo de la arquitectura gótico-catalana en Cerdeña.
La isla pasó al dominio de la Corona catalano-aragonesa por decisión del papa Bonifacio VIII. En 1323 las tropas de Jaime II desembarcaron en un punto cercano a Cagliari, conocido como el Monte del Buen Aire, y conquistaron la isla. Como signo de agradecimiento a Dios construyeron en aquel lugar una iglesia que el rey donó a la Orden de la Merced. El beato fray Carlo Catalano, un noble de Cagliari que había venido a Barcelona para hacer diversas gestiones, ingresó aquí en la Orden Mercedaria y fundó el convento de la Merced, junto al templo. Él profetizó que un hecho prodigioso se produciría después de su muerte.
Según la tradición, tal profecía se cumplió el 25 de marzo de 1370, cuando una nave que llegaba de España fue sorprendida por una gran tempestad. Los marineros decidieron tirar al mar toda la carga, que incluía una pesada caja. La caja llegó al cabo de un tiempo a Cagliari, precisamente bajo el montículo de Bonaria. Los frailes mercedarios del convento, al abrirla, hallaron una preciosa imagen en madera de la Virgen. La devoción a la milagrosa imagen se extendió rápidamente por toda Cerdeña, en especial entre los marineros.
De Cerdeña pasó esta devoción a Sevilla, donde una imagen con ese título se venera en el palacio de San Telmo y también hay otra en la iglesia parroquial de San Bernardo. Llegada a América, se dice que esta advocación dio nombre a la capital de Argentina, Buenos Aires, de cuya sede ha sido arzobispo el papa Francisco hasta su reciente elección como obispo de Roma.
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