5 de enero de 2019

Nuestra Señora de la Abundancia o Prosperidad

Del sitio Puntadas Marianas:

Los orígenes del santuario se remonta al final de la primera mitad del siglo XVII. Dicho edificio fue construido alrededor de 1650 por la voluntad de los ciudadanos de Cursi que querían dedicar el Templo de la Santísima Virgen María, después de algunos acontecimientos extraordinarios que consideraron milagrosos, los cuales se produjeron en abril de 1640. En ese momento, graves enfermedades que diezmaron la población, como lo demuestran los numerosos partes médicos surgidos a lo largo de ese período.

En Cursi, como en otros pueblos, la situación era muy grave, sumado a que no estaba lloviendo durante más de nueve meses. La población de Cursi sufría las consecuencias de la sequía prolongada. Las mujeres se reunían diariamente en la iglesia parroquial a orar y pedirle a la oración a la Santísima Virgen para que diera fin a los padecimientos del pueblo.

Una mañana de abril de 1640 un ciudadano de Cursi llamado Biagio Natali, al no haber encontrado a su ganado en el establo, se puso a buscarlo por fuera de la ciudad. Vagando por las zonas del campo, llegó cerca de un antiguo camino que conducía a Muro Leccese, un pequeño centro no muy lejos de Cursi. El joven llegó hasta un campo de Melito donde se encontraba desde hace mucho tiempo una pequeña capilla dedicada a Nuestra Señora. No muy lejos de la orilla del camino, encontró en una pared interior la imagen pintada de la Virgen con el Niño. De repente, Biagio fue atraído por una luz brillante. Se quedó mirando azorado esa luz misteriosa en la que, poco después , se materializó la figura de una mujer con un bebé en sus brazos. Una dulce voz rompió el silencio: "No temas, Yo soy la Reina del Cielo. Ve, regresa a tu pueblo y calma a sus vecinos Sus peticiones fueron enviadas a Mí. Te aseguro que desde este momento los sufrimientos han terminado y como una muestra de mi protección, tendrás una cosecha abundante".

Dicho esto, la hermosa Señora desapareció. El joven quedó solo en el lugar, sintiendo una profunda alegría interior. Olvidando a su ganado, corrió hacia el pueblo para contar sobre el incidente que vivió. El párroco de la época, Don Giovanni Domenico Cocciolo, le creyó porque en la noche anterior había visto en un sueño de que la Virgen le había dicho el mismo mensaje que Biagio le contó. Pronto la noticia se difundió entre los habitantes de Cursi, quienes salieron en procesión con el sacerdote a la cabeza hasta el sitio de la aparición.

Una vez en el lugar, todos rezaron a la Virgen frente a la imagen y, en el camino de vuelta, un aguacero repentino cayó sobre los campos ya áridos de Cursi: una lluvia bendita , recibida con gozo y que se prolongó durante más de tres días. Así, se puso fin al sufrimiento de la gente, no sólo de Cursi sino de todos los pueblos vecinos.

Los cultivos en poco tiempo fueron abundantes. Los graneros estaban llenos y los árboles sobrecargados con frutas. Todos atribuyeron el fenómeno a la intervención de la Virgen María. Fue entonces que el pueblo de Cursi decidió, sin dudarlo, erigir un templo en su honor más grande que sustituye la pequeña capilla de Melito. Todos los ciudadanos participaron con entusiasmo para reunir los fondos necesarios para crear el proyecto. En 1650 el edificio fue casi terminado y el fresco de la Virgen y el Niño se colocó en el centro del altar. Historia y tradición se unen para documentar exhaustivamente los orígenes de este santuario mariano que, durante siglos da la bienvenida a miles de peregrinos que acuden con fe a la Virgen para obtener abundantes gracias.

Hubo una segunda aparición de María, la cual se produjo en 1706. Un joven llamado Angelo Macchia regresaba del campo, cuando pasó cerca del Santuario y una repentina tormenta estalló con toda su violencia. El joven se refugió en el interior del templo y se encomendó a la Virgen María para que lo cuidara; ante su asombro, la Madre se apareció ante él y, sonriendo, lo tomó de la mano y lo condujo hacia el exterior. Una vez que el joven se encontró afuera del templo cuando con un rayo golpeó el santuario hasta incendiarlo y destruirlo. El joven se salvó gracias a la intervención milagrosa de la Virgen María, pudo regresar a su pueblo y con gran emoción dijo a los habitantes del pueblo lo que había sucedido.

Así que lo que pasó fue interpretado por las personas que, una vez más agradecido a la Virgen, reconstruyeron el santuario más hermoso y majestuoso que nunca. Tiempo después, aquel joven que se llamaba Angelo Macchia, se convirtió en un sacerdote.

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