Del sitio Un minuto con María:
Los íberos de los que aquí se habla no son los españoles, sino los georgianos que se establecieron en el monasterio de Iviron, en Monte Athos.
El icono de Nuestra Señora de los Íberos data por lo menos del siglo IX. Fue escondido por una viuda piadosa de la ciudad de Nicea, en tiempos de la persecución iconoclasta que tuvo lugar durante el reinado del emperador Teófilo (829-842). Uno de los iconoclastas, después de haber descubierto el icono sagrado, lo perforó con su lanza. El icono comenzó a sangrar (desde entonces, siempre representamos este icono con una pequeña marca negra en la mejilla de la Virgen).
La viuda obtuvo de los soldados que la imagen sagrada no fuese destruida hasta el día siguiente. Durante la noche, colocó el icono en el mar y flotó sobre las olas hasta el Monte Athos. Los monjes, después de haber visto una columna de fuego que se elevaba desde el mar hasta el cielo, bajaron a la playa y encontraron el icono flotando sobre las aguas. Lo colocaron inmediatamente en la iglesia, pero el icono, todas las mañanas, volvía a aparecer en la puerta del monasterio. La Madre de Dios reveló al hermano íbero que lo había recogido, que Ella tenía la intención de proteger el monasterio. Desde entonces, su icono permanece a la entrada del monasterio y los íberos le dieron el nombre de "Portaitissa" que significa "la portera".
Una copia de este icono fue llevada a Moscú el 13 de octubre de 1648. El icono, también milagroso (muchos milagros sucedieron desde que llegó al Monasterio de Novodevichi en Moscú), es uno de los iconos rusos más venerados. La Iglesia rusa ha fijado la celebración de su traslado el 13 de octubre. El icono se presenta para la veneración de los fieles en el monasterio durante los días de fiesta.
27 de octubre de 2018
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