La Madonna della Strada o Nuestra Señora del Camino, es la Patrona de la Compañía de Jesús y la primera ante la cual San Ignacio de Loyola y los otros fundadores de la Compañía oraban en Roma. Su día conmemorativo ayuda a recordar a los jesuitas que son peregrinos, inspirándose en uno sus fundadores que eligió ser llamado "el Peregrino".
En el año 425, la familia Astalli erigió un santuario a la Virgen María en el distrito siete de la antigua ciudad de Roma. La Virgen de este santuario es a veces llamada la "Madonna degli Astalli", o la "Virgen de la Astalli familia". A este icono se le llamará Madonna della Strada.
La imagen original de esa "Virgen del Camino" es un anónimo producto de la escuela romana realizada entre los siglos XV y XVI. Antes que la Compañía de Jesús obtuviera la aprobación de la Santa Sede, Ignacio de Loyola y sus compañeros fueron admirados por su celo apostólico y buenas obras. La localización de los primeros jesuitas era una pequeña iglesia dedicada a Nuestra Señora del Camino (Madonna della Strada), donde Ignacio y varios de sus compañeros a menudo predicaban y celebraban misa.
Uno de los jesuitas iniciales fue un sacerdote diocesano llamado Pietro Codacio, que en 1539 se convirtió en el primer italiano a entrar en la Compañía de Jesús. Después de establecer la Compañía de Jesús en 1540, Pablo III dio la primera Iglesia a San Ignacio y sus compañeros en febrero de 1541.
El 22 de abril de aquel año, San Ignacio de Loyola y sus cinco compañeros (Salmerón, Laínez, Broet, Jay y Codure), los primeros jesuitas, hicieron los votos solemnes ante esta imagen de la Santísima Virgen, a quien desde ese día la conocen como Madre de la Compañía de Jesús.
Fue el propio Padre Codacio quien se convirtió en el pastor de Santa Maria della Strada el año siguiente y, a petición de éste la iglesia fue formalmente puesto bajo el cuidado de la Sociedad en 1542.
Entre 1569 y 1575 debió de estar expuesta en la cercana iglesia de San Marcos. En 1696 la capilla fue adornada con mármoles, frescos y tablas que representan escenas de la vida de la Virgen y se añadió una inscripción latina que recuerda a san Ignacio y a san Francisco de Borja celebrando la eucaristía ante la Virgen.
A esta imagen san Ignacio y sus primeros compañeros profesaron gran devoción: san Francisco Javier, apóstol de Oriente; el beato Pedro Fabro, primer compañero de Ignacio, hombre bueno y misionero en Europa; san Pedro Canisio, autor del catecismo y fundador de colegios en Alemania; san Estanislao de Kostka, novicio enviado por Canisio a Roma, que fue recibido por san Francisco de Borja, y san Felipe Neri. Todos buscaban en María el consuelo y la intercesión de la Señora.
Nuestra Señora del Camino atrajo la devoción de los primeros jesuitas, así como muchos de los fieles. En 1568, el Cardenal Alessandro Farnese comenzó la construcción de la Iglesia Gesú de Roma, la Iglesia madre de los Jesuitas, en lugar de la iglesia donde se exhibía el icono, "Madonna della Strada". Concebida por vez primera en 1551 por san Ignacio de Loyola, el Gesú fue también el hogar del General Superior de la Compañía de Jesús hasta la supresión de la orden en 1773. Cuando la Iglesia de Santa Maria della Strada fue derrumbada para dar paso a la monumental iglesia madre de la sociedad, la Iglesia del Gesú, la imagen de la Madonna della Strada consagrada en la antigua iglesia se conservó en una capilla del santuario. La tradición era que para conmemorar los santuarios y las iglesias que ya existían en las tierras usadas para nuevas iglesias, se construían capillas dedicados a esos iconos desplazados, dentro de la nuevas y más grandes iglesias. Por lo tanto, en la Iglesia de Gesú se hizo una capilla a la "Madonna della Strada".
La imagen de la Virgen de la Strada es un fresco de excelente factura de la segunda mitad del S. XIII y primera mitad del S. XIV. Se trata de una representación iconográfica anónima de la Virgen, aunque los elementos compositivos la sitúan en la escuela romana medieval; de todos modos no se descarta la posibilidad de que pertenezca al círculo de Cavallini, teniendo en cuenta que Madre e Hijo hay que atribuirlos a distintos artistas. Ella aparece representada de medio busto, ataviada con un manto dorado revestido a modo de seda que la envuelve, siendo visibles las líneas doradas del Espíritu Santo. Con la mano izquierda sostiene al Niño, al tiempo que la mano derecha se encuentra abierta hacia los fieles. La mirada es frontal y el rostro sereno. La cabeza se halla coronada y circundada por el nimbo. En conjunto, podemos afirmar que estamos ante una imagen de María como Madre y mediadora de todas las gracias. El Niño aparece nimbado en forma de cruz. Su postura recuerda al Pantocrátor. Su mirada es igualmente frontal y, como su Madre, también presenta un rostro sereno. En su mano izquierda sostiene el Libro de la Vida, mientras que la derecha aparece en actitud de bendecir. A la izquierda de la Virgen quedan restos de la estrella dorada, siguiendo el canon de la época, junto con las tres estrellas colocadas, en las dos espaldas y una sobre la cabeza, que indicaban la fe en la virginidad de María.
La Imagen de la Virgen del Camino fue coronada canónicamente en 1638, y es muy venerada por los fieles que la visitan.
Dicho acto fue repetido en 1885. Ella es para la Compañía de Jesús la memoria de sus comienzos.
A causa de esta veneración el Papa León XIII, en 1890, concedió a los jesuitas la fiesta litúrgica de la Virgen del Camino o della Strada, con misa propia para el 24 de mayo. Como la Compañía de Jesús se propagó por todo el mundo, la imagen y el nombre de Madonna della Strada se propagó también. Muchas capillas jesuitas han sido nombrados Madonna della Strada, ayudando a fortalecer aún más los lazos de la Sociedad a la devoción a la Virgen del Camino.
Y el 25 de septiembre de 1978 (AR XVII, 205) la Santa Sede otorga a toda la Compañía su misa y oficio litúrgico para el mismo día como memoria libre.
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