Extraído de Un Minuto con María:
Veo la iglesia abierta. (…)
No tengo nada que ofrecer ni nada que pedir.
Solo vengo, Madre, a mirarte.
Mirarte, llorar de felicidad, sabiendo esto: Que soy tu hijo y que estás aquí. (…)
Estar contigo, María, en este lugar en donde estás (…)
Porque aquí estás para siempre,
Simplemente porque eres María,
Simplemente porque existes,
Madre de Jesucristo, ¡te doy gracias!
"La Virgen al mediodía”
Poemas de Guerra 1914-1916
París, 1922
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