6 de mayo de 2023

Devoción de los Cinco Primeros Sábados a Nuestra Señora (Quinto sábado)


 Del sitio The Communal First Saturday:

La Devoción de los Primeros Sábados, también conocida como los "Cinco Primeros Sábados" es una petición especial de Nuestro Señor y Nuestra Señora para hacer reparación por todos los pecados cometidos contra el Corazón Inmaculado de María. La Virgen prometió la salvación personal si cumplíamos los cinco Primeros Sábados consecutivos. Sin embargo, debemos seguir cumpliéndolos cada mes para consolar los Corazones de Jesús y María y reparar los pecados de los demás. La práctica continua de los Primeros Sábados ayudará a conseguir un período de paz y la salvación de muchas almas, como prometió Nuestra Señora (Fátima, 13 de julio de 1917).

El 10 de diciembre de 1925, el Niño Jesús y María le hablaron a Sor Lucía.

El Niño Jesús habló primero diciendo: "Ten compasión del Corazón de tu Santísima Madre que está cubierto de las espinas que los hombres ingratos continuamente le clavan, sin que haya alguien que haga un acto de reparación para arrancárselas".

¿Qué quiere decir el Niño Jesús con "compasión"? Compasión es otra palabra para "misericordia". De hecho, la práctica de la misericordia empieza por tener misericordia del Sagrado Corazón de Jesús, que contempló todos nuestros actos durante su Pasión y necesita ser consolado también. 

Entonces, Nuestra Señora dijo: “Hija mía, mira mi Corazón, que está rodeado con las espinas que los hombres ingratos me clavan continuamente con blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, procura consolarme; y di prometo ayudar a la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para la salvación, a todos aquellos que en el primer sábado de cinco meses consecutivos vayan a Confesión y reciban la Sagrada Comunión, reciten cinco misterios del Rosario y me acompañen por un cuarto de hora mientras meditan en los misterios del Rosario, con la intención de hacer reparación a mí".

Ahora sabemos que para hacer reparación por estos pecados, se nos pide que recibamos la Sagrada Comunión de Reparación, pero no hay que olvidar que la Virgen también pidió que se hicieran otras prácticas para cumplir su petición. Las cuatro prácticas que deben cumplirse en el Primer Sábado, con la intención de hacer reparación al Corazón Inmaculado de María, como pidió la Virgen en 1925, son los siguientes:

  •     Confesión*
  •     Recibir la Sagrada Comunión*.
  •     Rezar el Rosario*
  •     Hacerle compañía durante 15 minutos mientras se meditan los misterios del Rosario*.

* Cada una de estas prácticas debe hacerse con la intención de hacer reparación al Inmaculado Corazón de María.

Entonces, ¿cómo podemos tener compasión del Corazón de Nuestra Madre?

¡Con los Primeros Sábados!

¿Cuáles son las dos promesas de la Virgen?

Primera promesa: Al cumplirse las peticiones que incluyen la Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María y la devoción de los Primeros Sábados, la Virgen promete un período de paz y la salvación de muchas almas (13 de julio de 1917). (Para que esto ocurra es necesaria mucha reparación a través de la devoción de los Primeros Sábados).

Segunda promesa: A quienes cumplan cinco Primeros Sábados consecutivos, la Virgen les promete la salvación personal (10 de diciembre de 1925).

Del sitio Foro Mariano:

MEDITACIÓN PARA EL QUINTO SÁBADO
JUAN PABLO II
Miércoles 1 de octubre de 1997
MARÍA MEDIADORA

1. Entre los títulos atribuidos a María en el culto de la Iglesia, el capítulo VIII de la Lumen gentium recuerda el de "Mediadora".
Aunque algunos padres conciliares no compartían plenamente esa elección (cf. Acta Synodalia III, 8, 163-164), este apelativo fue incluido en la constitución dogmática sobre la Iglesia, confirmando el valor de la verdad que expresa. Ahora bien, se tuvo cuidado de no vincularlo a ninguna teología de la mediación, sino sólo de enumerarlo entre los demás títulos que se le reconocían a María.
Por lo demás, el texto conciliar ya refiere el contenido del título de "Mediadora" cuando afirma que María "continúa procurándonos con su múltiple intercesión los dones de la salvación eterna" (Lumen gentium, 62).
Como recuerdo en la encíclica Redemptoris Mater, "la mediación de María está íntimamente unida a su maternidad y posee un carácter específicamente materno que la distingue del de las demás criaturas" (n. 38).
Desde este punto de vista, es única en su género y singularmente eficaz.

2. El mismo Concilio quiso responder a las dificultades manifestadas por algunos padres conciliares sobre el término "Mediadora", afirmando que María "es nuestra madre en el orden de la gracia" (Lumen gentium, 61). Recordemos que la mediación de María es cualificada fundamentalmente por su maternidad divina. Además, el reconocimiento de su función de mediadora está implícito en la expresión "Madre nuestra", que propone la doctrina de la mediación mariana, poniendo el énfasis en la maternidad. Por último, el título «Madre en el orden de la gracia» aclara que la Virgen coopera con Cristo en el renacimiento espiritual de la humanidad.

3. La mediación materna de María no hace sombra a la única y perfecta mediación de Cristo. En efecto, el Concilio, después de haberse referido a María "mediadora", precisa a renglón seguido: "Lo cual sin embargo, se entiende de tal manera que no quite ni añada nada a la dignidad y a la eficacia de Cristo, único Mediador" (ib., 62).
Y cita, a este respecto, el conocido texto de la primera carta a Timoteo: "Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también, que se entregó a sí mismo como rescate por todos" (1 Tm 2, 5-6).
El Concilio afirma, además, que "la misión maternal de María para con los hombres de ninguna manera disminuye o hace sombra a la única mediación de Cristo, sino que manifiesta su eficacia" (Lumen gentium, 60).
Así pues, lejos de ser un obstáculo al ejercicio de la única mediación de Cristo, María pone de relieve su fecundidad y su eficacia. "En efecto, todo el influjo de la santísima Virgen en la salvación de los hombres no tiene su origen en ninguna necesidad objetiva, sino en que Dios lo quiso así. Brota de la sobreabundancia de los méritos de Cristo, se apoya en su mediación, depende totalmente de ella y de ella saca toda su eficacia" (ib.).

4. De Cristo deriva el valor de la mediación de María y, por consiguiente, el influjo saludable de la santísima Virgen "favorece, y de ninguna manera impide, la unión inmediata de los creyentes con Cristo" (ib.).

La intrínseca orientación hacia Cristo de la acción de la "Mediadora" impulsa al Concilio a recomendar a los fieles que acudan a María "para que, apoyados en su protección maternal, se unan más íntimamente al Mediador y Salvador" (ib., 62).
Al proclamar a Cristo único Mediador (cf. 1 Tm 2, 5-6), el texto de la carta de san Pablo a Timoteo excluye cualquier otra mediación paralela, pero no una mediación subordinada. En efecto, antes de subrayar la única y exclusiva mediación de Cristo, el autor recomienda "que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de
gracias por todos los hombres"
(1 Tm 2, 1). ¿No son, acaso, las oraciones una forma de mediación? Más aún, según san Pablo, la única mediación de Cristo está destinada a promover otras mediaciones dependientes y ministeriales. Proclamando la unicidad de la de Cristo, el Apóstol tiende a excluir sólo cualquier mediación
autónoma o en competencia, pero no otras formas compatibles con el valor infinito de la obra del Salvador.

5. Es posible participar en la mediación de Cristo en varios ámbitos de la obra de la salvación. La Lumen gentium, después de afirmar que "ninguna criatura puede ser puesta nunca en el mismo orden con el Verbo encarnado y Redentor", explica que las criaturas pueden ejercer algunas formas de mediación en dependencia de Cristo. En efecto, asegura: "así como en el sacerdocio de Cristo participan de diversa manera tanto los ministros como el pueblo creyente, y así como la única bondad de Dios se difunde realmente en las criaturas de distintas maneras, así también la única mediación del Redentor no excluye sino que suscita en las criaturas una colaboración diversa que participa de la única fuente" (n. 62).
En esta voluntad de suscitar participaciones en la única mediación de Cristo se manifiesta el amor gratuito de Dios que quiere compartir lo que posee.

6. ¿Qué es, en verdad, la mediación materna de María sino un don del Padre a la humanidad? Por eso, el Concilio concluye: "La Iglesia no duda en atribuir a María esta misión subordinada, la experimenta sin cesar y la recomienda al corazón de sus fieles" (ib.).
María realiza su acción materna en continua dependencia de la mediación de Cristo y de él recibe todo lo que su corazón quiere dar a los hombres.
La Iglesia, en su peregrinación terrena, experimenta "continuamente" la eficacia de la acción de la "Madre en el orden de la gracia".

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